Enrevesada versi¨®n

John Millus ten¨ªa un dif¨ªcil problema al adaptar al cine el famoso personaje que Howard invent¨® en los a?os treinta y, la editorial Marvel divulg¨® en comic a partir de los setenta. A lo largo de a?os, novelas y tebeos, Conan ha ido adquiriendo una serie de elementos postizos que complicaron de tal manera su personalidad que una recreaci¨®n fiel y distanciada del personaje que respete ahora tanto la l¨®gica primitiva como los contradictorios elementos que han ido superponiendose es m¨¢s compleja de lo que puede tolerar un proyecto cinematogr¨¢fico empe?ado en ilustrar lo obvio. La soluci¨®n encontrada por Milius para afrontar su adaptaci¨®n del h¨¦roe literario se encamina por lugares a¨²n m¨¢s imprevisibles: nada menos que por los de hacer una nueva versi¨®n del m¨ªtico personaje incluyendo adjetivos de su propia po¨¦tica, de aquella visi¨®n generalizadora que hizo pensar en ¨¦l como presunto sucesor de John Huston, cuando al comenzar su carrera de director nos sorprend¨ªa con t¨ªtulos tan valiosos como Dillinger o El viento y el le¨®n. No ha acertado, sin embargo, al elegir el punto de vista desde el que ofrecer la trayectoria de Conan. Lo que Milius quiere hacer complejo solo queda en confuso. Sorprende en un hombre de talento como ¨¦l que se haya dejado vencer por una pretenciosidad similar a la de algunos fragmentos de Apocalipse Now de la que, como se sabe, fue guionista, creyendo incluso que una descripci¨®n parcial de, por ejemplo, las batallas, implica una profundizaci¨®n de su negativo voto a la violencia, cuando en realidad las reduce a incomprensibles.La serenidad narrativa s¨®lo gobierna intermitentemente. Al principio, s¨ª, en la espl¨¦ndida secuencia que abre la pelicula narrando la infancia de Conan, en la que interviene -y muy bien- la actriz espa?ola Nadiuska. Son momentos que pueden recordar El juez de la horca, la extraordinaria pel¨ªcula de Huston, cuyo gui¨®n tambien escribi¨® John Milius. Son esperanzas que quedan, no obstante, defraudadas, cuando la pel¨ªcula se empe?a en transformar la vida del legendario h¨¦roe prehist¨®rico con evidentes aires de vikingo en el portavoz de una lucubraci¨®n filos¨®fica.

Conan no busca s¨®lo a su enemigo. Hay algo personal y ambiguo en su recorrido. En el viaje que debe emprender para localizar al asesino malvado, Conan se encuentra enmara?ado en aventuras m¨¢gicas que le conducen, l¨®gicamente, a la victoria final pero que no son capaces de eludir un cierto fracaso. Su descubrimiento de los oscuros mundos del poder a los que al final accede, le ilustran sobre la l¨®gica de la superstici¨®n y la raz¨®n de la fuerza. Y es ah¨ª donde Milius hace confuso su planteamiento. Sin el control de Ford Coppola o Huston, no ha podido disimular el temple conservador que ya dejara sospechosamente abierto en su pelicula anterior, El gran mi¨¦rcoles, donde la nostalgia serv¨ªa de veh¨ªculo a la defensa de valores morales caducos.

La confusi¨®n nace de sus planteamientos pero habr¨¢ que a?adir a ellos las limitaciones de una producci¨®n de tan alto coste.