Juan Rulfo explica en Oviedo las razones de su silencio literario y su entusiasmo por la antropolog¨ªa
Participa en el jurado que concede hoy el premio Pr¨ªncipe de Asturias de Letras
El escritor mexicano Juan Rulfo, uno de los principales narradores en lengua espa?ola, dedica todo su tiempo a la edici¨®n de libros d¨¦ antropolog¨ªa social y a estudiar la compleja mentalidad de los ind¨ªgenas, en detrimento de su actividad literaria, pr¨¢cticamente paralizada desde la publicaci¨®n de Pedro P¨¢ramo, en 1955, su gran novela, llevada al cine por Carlos Velo y adaptada por Carlos Fuentes. El pasado domingo lleg¨® al aeropuerto de Asturias, donde fue abrazado por Camilo Jos¨¦ Cela, para formar parte del jurado que otorgar¨¢ hoy el premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras, 1982.
Rulfo justifica la tardanza en aparecer nuevas obras literarias suyas en que le falta tiempo para escribir; afirma, convencido, que no volver¨¢ a la novela, aunque s¨ª piensa publicar pr¨®ximamente algunos cuentos; trata de hablar poco de Octavio Paz; cree que Camilo Jos¨¦ Cela podr¨ªa obtener el premio Nobel y confiesa que la novela espa?ola, de un autor contempor¨¢neo, que m¨¢s le impresion¨®, fue Tiempo de silencio, de Luis Mart¨ªn Santos, en la que admira su concepci¨®n del mundo y su recreaci¨®n imaginativa de la realidad. Sus palabras m¨¢s duras han sido dirigidas contra las dictaduras del Cono Sur latinoamericano y contra "los gobiernos criminales" de Guatemala y El Salvador.Alianza Editorial publicar¨¢ pr¨®ximamente en Espa?a un libro suyo titulado El gallo de oro, sobre las peleas de gallos. "Yo me negaba a su publicaci¨®n", afirm¨®, "porque no la considero una obra literaria. Es un gui¨®n cinematogr¨¢fico realizado por encargo y escrito casi sobre las piernas en dos semanas".
Su decisi¨®n de no escribir m¨¢s novelas est¨¢ tomada. "Se necesita", dice, "mucho tiempo y tener una historia intensa bien concebida. Me interesa mucho m¨¢s el cuento. Por otra parte, Latinoam¨¦rica tiene una tradici¨®n cuentista, aunque no sea comprendida en Estados Unidos ni Europa".
De la literatura espa?ola actual, al escritor mexicano, le interesan, sobre todo, Rafael S¨¢nchez Ferlosio, Juan Mars¨¦, Juan Goytisolo, Gonzalo Torrente Ballester y Camilo Jos¨¦ Cela. "En Cela", agreg¨®, "destaco su lenguaje tan directo y tan sincero. Al contrario que yo, no es rebuscado. Su obra, con una excepci¨®n, sigui¨® siempre la misma l¨ªnea, y de ella me han gustado, especialmente, La colmena y La familia de Pascual Duarte. ?Que si se merece el premio Nobel?. Yo creo que s¨ª".
En su criterio, la literatura latinoamericana se encuentra estancada desde Garc¨ªa M¨¢rquez, por quien no oculta su admiraci¨®n y del que se siente mucho m¨¢s pr¨®ximo, desde el punto de vista del compromiso pol¨ªtico del escritor, que de Mario Vargas Llosa. "Garc¨ªa M¨¢rquez", afirm¨®, "tiene una fant¨¢stica facilidad y habilidad para escribir primorosamente sobre cualquier cosa. En cuanto a su compromiso pol¨ªtico, yo estoy convencido de que responde al seguimiento de una l¨ªnea recta y al escribir a este respecto dice lo que siente. No lo hace de cara a la galer¨ªa".
La antropolog¨ªa como pasi¨®n
Como excepci¨®n en medio del estancamiento que registra la literatura latinoamericana, Rulfo cita, de forma elogiosa, a varios escritores brasile?os, entre quienes destaca a Joao Guimaraes, autor de Gran sert¨®n veredas, considerada por Rulfo como la novela m¨¢s importante de este siglo producida en Latinoam¨¦rica.Gran parte de la entrevista con Rulfo discurre en torno a su actividad como editor de libros de antropolog¨ªa social, en la que trabaja desde hace veinte a?os con aut¨¦ntico apasionamiento. "Es un terreno ¨¢rido", comenta, "que aleja la mente de la literatura". Pese a su inter¨¦s por conocer las tradiciones y la mentalidad de los ind¨ªgenas, que constituyen el 5% de la poblaci¨®n mexicana, descarta cualquier tentaci¨®n de escribir sobre estos temas. "En primer lugar, no soy antrop¨®logo y para comprender todo este mundo es necesario tener unos estudi¨®s espec¨ªficos de los que yo carezco. Por otra parte, los mitos de los ind¨ªgenas son reales para ellos y yo, para escribir, necesito recrear la realidad, imaginarla. Lo que s¨ª har¨¦, en cuanto tenga tiempo, es ponerme a trabajar sobre varios cuentos de temas variados en los que abordar¨¦ ciertas formas de car¨¢cter experimental".
Resulta, de todas formas, sorprendente, que un escritor capaz de entusiasmar a la cr¨ªtica con El llano en llamas, colecci¨®n de cuentos que le hizo famoso como narrador y con su novela Pedro P¨¢ramo, publicada dos a?os despu¨¦s, haya permanecido desde 1955 sin producir una nueva obra literaria. Su respuesta ante la extra?eza de un par¨¦ntesis tan largo, que se romper¨¢, en alguna medida, pr¨®ximamente con la publicaci¨®n de un libro de cuentos de ochenta p¨¢ginas, es siempre la misma ("no tengo tiempo para escribir") y su discurso lento, monosil¨¢bico a veces, fruto del cansancio del largo viaje, pero siempre amable y visiblemente deseoso de satisfacer al entrevistador.
En 1964 comenz¨® a trabajar para el Instituto Nacional Indigenista. Juan Rulfo habla de los mitos, las leyendes y las costumbres prehisp¨¢nicas de los ind¨ªgenas, que nunca llegaron a ser totalmente cristianizados. "Mezclan", afirma, "cosas profanas con las religiosas y conservan una cultura de muchos siglos transmitida oralmente. Es un mundo sorprendente. El inframundo para ellos es todo un concepto de vida futura y pasada. Creen que todo tiene vida y que es cosa sagrada, como es sagrado el sacrificio de los propios alimentos".
Rulfo termina hablando del sincretismo religioso de los ind¨ªgenas, Rulfo hace alusi¨®n a c¨®mo interpretan, por ejemplo, la caza de un venado. "El animal", dice, "representa la vida, pero el hombre tiene que matarlo para comer. Se trata de un sacrificio con la finalidad de que el hombre pueda vivir de ese alimento. As¨ª, el venado da la vida para salvar al hombre, de la misma manera que lo hizo Cristo al sacrificarse para que los hombres vivan".
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