La orientaci¨®n educativa, el ambiente y el poder
En toda sociedad, cuando se divulga el adecuado sentido de la orientaci¨®n educativa, se produce una demanda insistente, incluso ansiosa, para que se establezcan las actividades orientadoras en los centros escolares. Sin embargo, cuando por diferentes motivos (manipulaci¨®n, realizaci¨®n t¨¦cnica mediocre, desvinculaci¨®n del contexto escolar, supervaloraci¨®n o propuesta mesi¨¢nica de reconstrucci¨®n educativa) la orientaci¨®n escolar se religa a los intereses de grupos o sectores sociales, las familias y los sujetos manifiestan una actitud de recelo, cuando no de rechazo, al sentirse defraudados en sus aspiraciones personales.Sin pretender seguir ahora la rigurosidad de las definiciones cient¨ªficas, la orientaci¨®n educativa pretende ayudar a la persona para que alcance lo m¨¢s r¨¢pida y s¨®lidamente posible una madurez de autonom¨ªa frente al mundo que le rodea. En gran medida, la orientaci¨®n educativa es un intento para introducir medios ele apoyo y pro moci¨®n humanista en el laberinto social que configura el ambiente; es estimular las capacidades de desarrollo personal frente a las in tencionalidades homogeneizado ras de los grupos de presi¨®n. S¨®lo desde esta perspectiva los individuos solicitan la asistencia de la orientaci¨®n educativa.
Pero, en la decisi¨®n, el ambiente se presenta impreciso e incoherente. Desde una ¨®ptica pedag¨®gica, ambiente es el conjunto de est¨ªmulos culturales con los que entra en contacto una persona durante su existencia. Toda din¨¢mica social configura el ambiente propio de una comunidad. El conjunto ambiental se caracteriza por una gran dispersi¨®n y difusi¨®n de est¨ªmulos que configuran un contexto confuso.
Sin embargo, la contradicci¨®n del ambiente es una confusi¨®n parad¨®jica desde la propia libertad; a mayor libertad, mayores posibilidades de elecci¨®n, en donde la toma de decisiones depende del nivel y calidad de informaci¨®n y del desarrollo personal de la capacidad anal¨ªtica y cr¨ªtica. Por otra parte, hay que tener en cuenta dos notas: primera, que el est¨ªmulo ambiental siempre es un condicionante en la decisi¨®n; segunda, que cada est¨ªmulo ejerce una influencia distinta, de forma que, en alg¨²n sentido, cada uno posee "su" ambiente, siempre que posea una capacidad m¨ªnima de decisi¨®n con un abanico de posibilidades de elecci¨®n.
Pero el ambiente puede ser tremendamente maleable y dependiente de las situaciones sociales de los grupos de presi¨®n. Desde un punto de vista sociol¨®gico, el poder se manifiesta como un reconocido derecho de mando y autoridad que predomina, directa o indirectamente, en un grupo social. La situaci¨®n din¨¢mica, que facilita la lucha por el poder entre los distintos subgrupos culturales, puede actuar sobre el entramado ambiental como un objetivo sugerente, ya que se puede pretender la configuraci¨®n de un ambiente presionante.
La tentaci¨®n surge cuando, utilizando los medios del poder, se pretende la eliminaci¨®n o desprestigio de otros subambientes contrarios a los sugeridos desde el propio poder. Todo grupo mayoritario aspira al reconocimiento de la autoridad moral de sus principios. Chinoy se?ala que la democracia puede degenerar en "tumultocracia", especialmente si poder y tumulto se confunden y se realiza una acci¨®n impositiva sobre las minor¨ªas. Sin analizar el car¨¢cter democratizador de la cita, Ortega y Gasset escrib¨ªa que "como la democracia es una pura forma jur¨ªdica, incapaz de proporcionarnos orientaci¨®n alguna para todas aquellas funciones vitales que no son derecho p¨²blico, es decir, para casi toda nuestra vida, al hacer de ella principio integral de la existencia se engendran las mayores extravagancias". Es decir, unos puntos concretos, propios de individualizaci¨®n, pueden minimizarse en funci¨®n de los grandes principios o las normas. El principal problema del poder reside en el respeto a las manifestaciones minoritarias, en su m¨¢s clara d¨ªversidad, como es la de cada persona concreta; cada uno reclama una orientaci¨®n y despliegue personal dentro del ambiente en el que se encuentra como hecho diferenciador y espec¨ªfico.
Una cita del informe de la Asociaci¨®n Francesa para Defensa de la Juventud Escolar podr¨ªa sintetizar lo expuesto. "?A d¨®nde queremos llegar con estas observaciones? Simplemente esto: que los educadores, para quienes la orientaci¨®n escolar no posee otro fin que ayudar a la eclosi¨®n de las aptitudes del alumno, tienen radicalmente raz¨®n". Si ya en s¨ª misma es dif¨ªcil tarea encontrar la autonom¨ªa personal, el fen¨®meno se complica cuando diversos grupos de poder pretenden instrumentalizar la orientaci¨®n educativa, porque todo empe?o por monopolizarla o dominarla se reduce a la pretensi¨®n de manipular un medio emp¨¢tico de aproximaci¨®n, sugiriendo la aceptaci¨®n moral del ambiente de dicho grupo de presi¨®n.
La orientaci¨®n educativa es una necesidad para alcanzar la libertad en un ambiente contradictorio y presionante, derecho que toda la sociedad debe potenciar y facilitar. Para ello es preciso estimular, como desarrollo personal, en primer lugar, la capacida de an¨¢lisis o, como dice McLuhan, "desarrollar el razonamiento y la facultad de discriminaci¨®n en la experie¨ªicia social normal". En segundo Iiigar, hay que estimular la capacidad de cr¨ªtica: "En el caso de que no sepamos desarrollar la capacidad de discemamiento, la iniciativa propia y el esp¨ªritu cr¨ªtico se corre el peligro de que en el futuro IILS grandes responsabilidades y el poder de decisi¨®n recaigan solame¨ªite en manos de los tecn¨®crata" (Strohm: Manual de educaci¨®n ecol¨®gica). Por ¨²ltimo, es preciso, como se?alaba Jaspers, en el Ambiente espiritual de nuestro tiempo, ofrecer una clara y amplia informaci¨®n de las opciones del anibiente: "La capacidad del hombre est¨¢ tanto m¨¢s animada de decisi¨®n cuanto m¨¢s claro y pleno sea el mundo con el que su propia realidad llega a identificarse", porquie la personal toma de decisiones depende del nivel y calidad de las informaciones recibidas.
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