Serrat
Me parece justo que Serrat, los jueces y don Mariano Nicol¨¢s hayan impedido a la teletonta el que siga anunciando una compresa o tamp¨®n o tampax o evax o lo que fuera mediante canci¨®n del famoso cantautor, pero yo creo que Joan Manuel Serrat, como los cantautores en general, viene siendo desde hace a?os la compresa sentimental de la progre, el evax musical de la moderna, el tap¨®n mel¨®dico que ha impedido que un alma de mujer liberada se fuese a chorros. Lo dec¨ªa Rilke, que afirmaba viajar "de existencia en existencia", cuando lo que viajaba era de castillo en palacio y de palacio en castillo:-La m¨²sica nos revela un pasado nuestro que no conoc¨ªamos.
Tambi¨¦n puede servir, la m¨²sica, para reprimir un presente. La progre que hace unos a?os se lo montaba de buhardill¨®n galdosiano o altillo literario, con posters del Che, filosof¨ªa de Ho-Chi-Minb y discos de Serrat, estaba, a veces, organizanado su represi¨®n como una liberaci¨®n, metiendo ambiente, creando "momentos ¨²nicos", como dec¨ªa la redicha de Fran?oise Sagan, o sea, haciendo romanticismo/bohemia/sentimentalismo, con mucho Murguer ignorado y un poco de H?lderlin entrele¨ªdo. Necesitaban hacer sublime su liberaci¨®n sexual, cuando la liberaci¨®n sexual es, sencillamente, higi¨¦nica. Todos llevamos, hombres y mujeres, un sobrante de sentimentalidad y literatura a la alcoba: es la compresa musical, la coartada cultural, porque una deseducaci¨®n paleocristiana de siglos sigue manifest¨¢ndose en nosotros como culpabilidad. S¨®lo que la culpabilidad, ahora, no se alivia mediante una nueva ¨¦tica, sino mediante la est¨¦tica. Los cantautores y los Veinte poemas de amor de Neruda nos han quitado mucha culpabilidad a las parejas de varias generaciones, no ya mediante nov¨ªsimas ¨¦ticas, como digo, sino mediante plurales est¨¦ticas.
Parece que hacer el amor con Bach de fondo es como m¨¢s espiritual, como m¨¢s intelectual. Como m¨¢s.
Yo tengo una grande y larga admiraci¨®n por Serrat. Lo que m¨¢s le agradezco es que haya cambiado la mitolog¨ªa sexual de las espa?olas. Hasta Serrat, el modelo er¨®tico de la espa?ola era el futbolista o el cadete. Con Serrat se europeiza la l¨ªbido femenina nacional y comienza a llevarse el chico ast¨¦nico, l¨ªrico, el doncel de la resistencia intelectual, pol¨ªtica y musical. Lo poco o mucho que hayamos ligado desde entonces, a Serrat se lo debemos. Aparte de esto, el catal¨¢n es un trovador fino, de un provenzalismo de la calle Aribau, puesto al d¨ªa, pero debe asumir, como todos los dem¨¢s, espa?oles y extranjeros de consumo nacional, su condici¨®n de compresa para la sentimentalidad derra mada de las espa?olas de tres generaciones de perfectas casadas de Fray Luis con la pierna quebrada por una brigada antidisturbios. Como anunciar cosas, todos los que tenemos una cara que suena un poco estamos anunciando algo involuntariamente a diario, porque la publicidad es el ecosistema de nuestro tiempo.
Hay quienes adem¨¢s cobran por anunciar, y esto no me parece mal, aunque uno prefiera passar, personalmente, y aqu¨ª s¨ª que empieza a contar la ¨¦tica. Me parece irreversible, imperdonable el da?o que se le ha hecho al cantautor catal¨¢n degradando una canci¨®n suya, que ya por mucho tiempo sonar¨¢ a mujer "doce veces impura", como dijo alg¨²n patriarcalista de la antig¨¹edad.
A m¨ª esta connotaci¨®n femenina y secreta no me molesta nada, pero comprendo que es deteriorante para una creaci¨®n personal que no se propon¨ªa eso.
Lo que no me impide seguir generalizando: la m¨²sica, que es el dialecto natural de los j¨®venes, funciona mucho, estos a?os, como compresa espiritual para empapar la sentimentalidad liberada de la primera generaci¨®n juvenil que toma posesi¨®n de su propio cuerpo. Las hay que ponen un disco como sus madres se pon¨ªan una cataplasma cuando les entraba la alferec¨ªa porque no hab¨ªa venido el alf¨¦rez, o sea, el novio largamente esperado: "Militar, por supuesto".
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