Elecciones andaluzas: ni limosnas, ni mentiras
Desde hace varias semanas, y en vista a las elecciones para el Parlamento andaluz, ya han pasado por aqu¨ª los cazavotos con su retah¨ªla de cuentos y promesas: por aqu¨ª anda a cada instante Fraga, llenando de papeles las plazas y calles de nuestras ciudades y pueblos. Por aqu¨ª anda tambi¨¦n el Gobierno, con su lluvia de ministros, cantando promesas y sembrando ilusiones que luego no se cumplir¨¢n. Y por aqu¨ª, c¨®mo no, los l¨ªderes de despacho de la llamada oposici¨®n, que no han tenido el valor de luchar como el pueblo andaluz se merece, y que ahora, sin embargo, hablan de hacer la reforma agraria, cuando todos los jornaleros sabemos que el Estatuto no tiene competencias exclusivas sobre la tierra.Adi¨®s al empleo comunitario
Este era el panorama cuando, de pronto, se dej¨® caer el ministro de Trabajo con que se ha terminado el empleo comunitario... ?Qu¨¦ es lo que pretende el Gobierno Con tan repentina medida? Bien. sencillo es.
1. Ganar votos de las capas medias de la sociedad andaluza, entre quienes el empleo comunitario goza de un gran desprestigio gracias a la propaganda calumniosa de ciertos gobernadores civiles.
2. Ganar el apoyo y la confianza de la patronal terrateniente andaluza (que duda muy mucho entre AP y UCD) ofreci¨¦ndole un dinero ratuito que llega hasta el esc¨¢ndalo de subvencionar el 50% de los jornales de los obreros que sean contratados para ciertas tareas estando en paro.
Es as¨ª, con esta absoluta impunidad, como se pretende cambiar hambres por votos. Se juega con el pan diario de miles de familias jornaleras andaluzas, con la frivolidad y la irresponsabilidad propias de quienes est¨¢n en el poder s¨®lo para mantenerse en el poder. De quienes consideran el poder como propiedad privada para el despilfarro y el lustre personal y/o para seguir manteniendo ego¨ªstas privilegios de clase. En fin, es el compro, vendo, cambio o el insulto hecho pol¨ªtica... Es la desverg¨¹enza propia de quienes hacen pol¨ªtica sin que aparezca la ¨¦tica ni la moral por ninguna parte.
El Gobierno ha dicho que va a quitar el empleo comunitario.
Pues muy bien, que lo quiten, que nosotros, los jornaleros andaluces, lo que queremos es un puesto de trabajo, y un puesto de trabajo en la tierra o alrededor de la tierra... pero ?tengan cuidado, se?ores del poder, que los jornaleros andaluces no vamos a renunciar a un jornal diario y que estamos dispuestos a pelear tanto cuanto haga falta para que ese jornal y ese trabajo digno no falten en ninguna de nuestras casas.
Jugar con los votos, pero no con las necesidades
Pueden ustedes jugar cuanto quieran a los votos, pero no jueguen con nuestras necesidades. Propongan, se?ores del Gobierno, cuantas medidas m¨¢gicas se les ocurran o se les antojen, pero no echen m¨¢s hambre a nuestras hambres, ni nos ahoguen con m¨¢s humillaciones, ni utilicen tanta alharaca cuando no es verdad que est¨¢n dispuestos a crear puestos de trabajo en el campo andaluz.
Queremos y necesitamos un trabajo en el medio rural que nos devuelva la dignidad robada y retenga la ilusi¨®n que se nos est¨¢ escapando de entre las manos. Un trabajo que en este aqu¨ª y en este ahora andaluz es posible:
a) Manteniendo los puestos de trabajo existentes en el medio agrario, que est¨¢n desapareciendo (150.000 cada a?o).
b) Creando nuevos puestos de trabajo mediante el aprovechamiento de unos recursos naturales que andan dormidos o simplemente dilapidados en nuestra Andaluc¨ªa.
c) Usando con criterios m¨¢s sociales una riqueza que es abundante pero que est¨¢ mal repartida.
Es trabajo. Es el derecho al trabajo. Es el derecho a no ser tratados a golpes de caridad p¨²blica, tenga ¨¦sta uno u otro apellido, lo que los jornaleros andaluces exigimos y no vamos a parar de exigir mientras nos quede en el cuerpo una gota tan sola de aliento.
Oigan a este pueblo y a estos hombres y mujeres de una vez. La riqueza en medio de tanto pobre es un crimen y un insulto insostenible. La econom¨ªa tiene que estar al servicio de los hombres y de los pueblos, y con una atenci¨®n m¨¢s especial de los hombres y de los pueblos m¨¢s oprimidos, y no al rev¨¦s, es decir, para la fabricaci¨®n de esclavos y menesterosos. La tarta econ¨®mica no puede ser para deguste de unos pocos.
Transformaci¨®n de las estructuras
En otras palabras, gu¨¢rdense, se?ores del poder, sus f¨®rmulas m¨¢gicas y milagreras, que lo que hace falta en Andaluc¨ªa es una transformaci¨®n profunda de sus estructuras agrarias, que generan riqueza para una minor¨ªa terrateniente, y miseria, paro y desesperanza para la gran inmensidad jornalera y peque?o-campesina.
Y h¨¢ganlo r¨¢pidamente y de una vez, no sea que tengan que seguir muriendo a nuestros muertes por robar gallinas. Y sobre todo, y aunque haya elecciones, no nos cuenten m¨¢s mentiras, que el pueblo andaluz ya no cree. en los peces de colores.
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