Los pagares del Tesoro
EL ESTADO, a trav¨¦s del Banco de Espa?a, acaba de realizar la primera subasta de deuda p¨²blica a corto plazo (pagar¨¦s del Tesoro) abierta al p¨²blico en general. Despu¨¦s de una serie de forcejeos entre las autoridades monetarias y los representantes de las entidades privadas de cr¨¦dito, el primer lote de pagar¨¦s del Tesoro ha sido adjudicado con un plazo de amortizaci¨®n de seis meses y un rendimiento medio por t¨ªtulo del 13,43%. El valor m¨ªnimo de suscripci¨®n, es decir, la cantidad m¨ªnima exigida para poder acudir directamente a la subasta, es de cinco millones de pesetas. No obstante, el valor de cada t¨ªtulo ha sido fijado en un mill¨®n de pesetas, por lo que los ahorradores que no est¨¦n en condiciones de alcanzar el tope de los cinco millones podr¨¢n adquirir los pagar¨¦s de un mill¨®n en los bancos, cajas de ahorro, sociedades mediadoras y agentes de: cambio y Bolsa.'El Tesoro se ha, apuntado un ¨¦xito al haber logrado emitir los pagar¨¦s el d¨ªa fijado y con un tipo de inter¨¦s inferior al invocado anteriormente como referencia para que la banca privada asegurase la suscripci¨®n total de la emisi¨®n. Sin embargo, es preciso se?alar que la cantidad afectada por el Tesoro -5.000 millones de pesetas- es modesta si se la compara con los 80.000 millones ofrecidos por el p¨²blico, que habr¨ªa estado dispuesto a suscribir mayores importes en el caso de que los rendimientos, en forma de intereses, hubieran sido m¨¢s altos. Debido a razones coyunturales, los bancos disponen en estos momentos de una liquidez superabundante y es l¨®gico que el Tesoro haya querido aprovecharse de esta situaci¨®n para pagar un inter¨¦s bajo por el dinero. Ahora bien, el pr¨®ximo pago del impuesto sobre la renta y un eventual tir¨®n de la demanda de cr¨¦dito l¨®gicamente contribuir¨ªan a elevar, mientras subsista el d¨¦ficit del sector p¨²blico en las dimensiones actuales, el precio del dinero a pagar por el Tesoro.
Siguiendo la pauta de otros pa¨ªses, este tipo de deuda a corto plazo se ofrece en Espa?a a ahorradores de cierta entidad. Su necesidad arranca del d¨¦ficit de las administraciones p¨²blicas, pero su caracter¨ªstica de t¨ªtulo abierto y no reservado a las entidades de cr¨¦dito es una consecuencia del proceso de liberalizaci¨®n del sistema financiero espa?ol.. Desde el mismo momento de su aparici¨®n, los ahorradores, as¨ª como las empresas que disponen transitoriamente de liquidez y desean aprovechar la oferta de los pagar¨¦s del Tesoro, cuentan con un nuevo punto de referencia que les ofrece una rentabilidad razonable y la seguridad de la amortizaci¨®n en un plazo breve. De esta manera se refuerza la competitividad del sistema financiero y se genera un mayor incentivo al ahorro, cada vez m¨¢s escaso durante los ¨²ltimos a?os.
En cualquier caso, la emisi¨®n contiene una cierta dosis de competencia artificial, dado que los bancos y las cajas de ahorros no gozan de una libertad absoluta para disponer del dinero que obtienen en el mercado. En efecto, bancos privados y cajas de ahorro se ven obligados a prestar una parte de sus recursos al sector p¨²blico o a destinarlos, a un precio inferior al del mercado, a la financiaci¨®n de actividades prefijadas por la autoridad econ¨®mica. Quiz¨¢ sea este el motivo -el de compensar as¨ª directamente a los bancos- de que el valor m¨ªnimo para suscribir t¨ªtulos -cinco millones de pesetas- se mantenga en cotas alejadas a?os- luz de las posibilidades del ahorrador medio, a quien, por otro lado, tendr¨ªan supuestamente que llegarle beneficios colectivos en forma de prestaciones de la Seguridad Social o de los gastos p¨²blicos que derivan de los Presupuestos del Estado. Esto no sucede en muchos casos, y as¨ª resulta que mientras las prestaciones sociales no se distribuyen con homogeneidad, el peque?o ahorrador sufre adem¨¢s de manera inmediata y directa esa discriminaci¨®n del list¨®n del mill¨®n o de los cinco millones de pesetas fijado para la adquisici¨®n de los pagar¨¦s del Tesoro.
Dicha discriminaci¨®n tiene que ser forzosamente irritante para quienes no se benefician en la pr¨¢ctica del d¨¦ficit de un sector p¨²blico en el que se acumulan gastos improductivos nacidos de arbitrariedades pol¨ªticas, derroches gubernamentales, clientelismo electoral, ineficiencias administrativas y abusos necesitados de una aut¨¦ntica ley de incompatibilidades. Y es de esperar por eso que en un futuro no lejano el ahorrador medio espa?ol pueda concurrir tambi¨¦n a los pagar¨¦s del Tesoro sin intermediarios de ning¨²n g¨¦nero y en condiciones de competitividad real.
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