Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Prieto,

subdirector de EL PA?S, fue el pasado 5 de mayo, a seis a?os y un d¨ªa de la inauguraci¨®n de este peri¨®dico, el motivo central de un homenaje y una conmemoraci¨®n: en ¨¦l, periodista de la primera hora de este diario, autor ahora de unas cr¨®nicas extraordinarias sobre la vida cotidiana en Campamento, el lugar de Madrid donde se celebra el juicio del 23-F, se concentran algunos de los datos que forman el retrato-robot del profesional de esta casa. Por eso, en lugar de conmemorar una fecha, se rindi¨® un homenaje a una persona sobre cuya capacidad profesional y personalidad intelectual existe, dentro y fuera del ¨¢mbito period¨ªstico, una unanimidad -esta vez s¨ª- francamente extra?a en este universo. En la fiesta, MP -aqu¨ª se le llama as¨ª, Emep¨¦- resumi¨® en dos palabras la base en la que sostiene la esperanza en la libertad que mantienen ¨¦l y los que trabajan con ¨¦l: esa base es el constante desaf¨ªo al miedo que acomete, a pesar de los acosos a que est¨¢ sometida, la sociedad espa?ola. MP, que escribe teniendo al lado los libros de Rousseau confundidos con los de Joseph Conrad y Manuel Aza?a, termin¨® sin literatura, convoc¨¢ndose a s¨ª mismo al trabajo cotidiano en Campamento, "donde espero quitarme el sue?o ma?ana por la ma?ana tom¨¢ndome tres caf¨¦s mientras sostengo la mirada de El Elefante".