Una guerra no declarada
El conflicto de las Malvinas ha desplegado ante los ojos at¨®nitosde la opini¨®n p¨²blica mundial un tipo de enfrentamiento que parece romper todos los esquemas preestablecidos. Tanto por las partes implicadas, como por el lugar y las modalidades de la lucha, este conflicto ha causado no poca sorpresa. Desde el punto de vista del derecho internacional, la lucha que se est¨¢ desarrollando tambi¨¦n tiene aspectos que han sorprendido a muchos y plantea cuestiones que han causado perplejidad incluso a los expertos. No voy a referirme a la cuesti¨®n de fondo, tan solo quisiera ocuparme de algunos aspectos jur¨ªdicos concretos referentes a las hostilidades tal como se han desarrollado hasta ahora, concretamente quisiera tratar de la ausencia de declaraci¨®n de guerra y de la denominada "zona de exclusi¨®n mar¨ªtima" o "zona de guerra".Como han se?alado algunos comentaristas, no ha habido en este conflicto una declaraci¨®n formal de guerra por ninguno de los Estados en litigio. Esto, lejos de ser una novedad en un conflicto armado contempor¨¢neo, constituye la pr¨¢ctica usual. "Tanto da que se haya declarado o no la guerra, esto es una guerra", dijo un ayudante de la presidencia de Ir¨¢n en septiembre de 1980, despu¨¦s de la invasi¨®n por Irak del territorio reivindicado. Mientras el conflicto armado irano-iraqu¨ª todav¨ªa contin¨²a, ambos pa¨ªses mantienen sus representaciones diplom¨¢ticas en las respectivas capitales.
Las razones de este abandono de las declaraciones de guerra son diversas. Han influido, sin duda, motivos de car¨¢cter estrat¨¦gico-militar, que subrayan la importancia del factor sorpresa y de la rapidez de movimientos en los primeros momentos del conflicto, pero tambi¨¦n ha jugado un papel decisivo la evoluci¨®n del orden jur¨ªdico internacional. La guerra, de ser algo perfectamente legal como su ced¨ªa en el pasado, ha sido prohibida y declarada fuera de la ley en el orden jur¨ªdico internacional contempor¨¢neo. La Carta de las Naciones Unidas consagra esta prohibici¨®n e impone, con muy escasas excepciones entre las que destaca el derecho de leg¨ªtima defensa, la obligaci¨®n de abstenerse "de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza". Quienes est¨¢n dis puestos a violar el principio fundamental de no recurrir a la fuerza, con mayor motivo incumplen el ritual de la declaraci¨®n de guerra, que carece de sentido en el nuevo contexto internacional.
La zona de exclusi¨®n
Una de las novedades m¨¢s llamativas del actual conflicto de las Malvinas est¨¢ en la denominada zona de exclusi¨®n mar¨ªtima" de 200 millas na¨²ticas (320 kil¨®metros) en torno al archipi¨¦lago austral, posteriormente extendida hasta el l¨ªmite de las 12 millas territoriales de Argentina. La terminolog¨ªa empleada al respecto por pol¨ªticos y comentaristas de todoel mundo es variopinta, habi¨¦ndose utilizado como equivalentes las expresiones "zona de guerra", "bloqueo" y otras semejantes. El ministro brit¨¢nico de Defensa, John Nott, declar¨® el 7 de abril en la C¨¢mara de los Comunes que cualquier buque argentino, inclu¨ªdos los mercantes que se hallaran en la zona "ser¨ªa considerado como enemigo y podr¨ªa ser objeto de ataque por las fuerzas brit¨¢nicas".
Al d¨ªa siguiente, un portavoz del Gobierno argentino declaraba que su pa¨ªs hab¨ªa establecido un mando naval especial para la defensa de una zona de 200 millas adyacente a la costa continental argentina, y de 200 millas en torno a las islas reivindicadas.
Estas delimitaciones de zonas mar¨ªtimas obedecen sin duda a la voluntad de mantener localizado el conflicto. Estas medidas, en cuanto representan una limitaci¨®n a la libertad de navegaci¨®n en la alta mar, se acercan a figuras bien conocidas como son el bloqueo, o a medidas no tan delimitadas como son las "zonas de guerra" o zonas proh¨ªbidas" declaradas por ambas partes beligerantes durante la primera y segunda guerra mundiales. Lo que caracteriza al bloqueo es la prohibici¨®n de toda comunicaci¨®n entre la alta mar y el litoral enemigo, bajo la sanci¨®n de detener y capturar los buques que lo contravegan. El bloqueo esta principalmente dirigido a los buques neutrales y persigue una finalidad de aislamiento econ¨®mico del enemigo. Las "zonas de guerra" o "zonas prohibidas" hac¨ªan referencia, no a una imitaci¨®n del teatro de las hostilidades como parece ser la actual "zona de exclusi¨®n mar¨ªtima, sino a la facultad que los beligerantes se atribuyeron durante las dos guerras mundiales, de excluir a los buques neutrales de la navegaci¨®n en amplias zonas de la alta mar por las que de otro modo podr¨ªan haber navegado libremente. Las zonas delimitadas en el presente conflicto de las Malvinas est¨¢n especialmente dirigidas a las fuerzas navales del adversario y persiguen la finalidad de que el teatro de las hostilidades se mantega dentro de determinados l¨ªmites. En el pasado los esfuerzos de limitaci¨®n del teatro de las hostilidades se han revelado muy poco eficaces. En 1939 los ministros de Asuntos Exteriores de los paises americarios definieron en la Declaraci¨®n de Panam¨¢ una denominada "zona de seguridad del hemisferio occidental", que comprend¨ªa la zona de aguas adyacentes al continente americano de 300 millas de anchura. Los, submarinos alemanes y japoneses violaron repetidamente dicha zona y el incidente del acorazado Graf Spee puso de manifiesto que los brit¨¢nicos no aceptaron limitaciones establecidas unilateralmente. Las circunstancias actuales en el conflicto de las Malvinas son muy distintas. Parece clara la voluntad de las partes en conflicto de no sobrepasar determinados l¨ªmites, aunque los riesgos de la escalada siempre est¨¢n al acecho. El objetivo, por el momento, parece ser mejorar las respectivas posiciones ante una eventual negociaci¨®n. Interesa localizar el conflicto precisamente porque la batalla se libra en varios frentes y el frente diplom¨¢tico, extremos, quiz¨¢s sea el decisivo.
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