El negocio de las 'tragaperras', v¨ªctima del fraude y del 'boom'
-?Est¨¢n aqu¨ª reunidos los fabricantes de tragaperras?".-"S¨ª, los ex fabricantes".
El chiste, de un empresario, no contradice el ambiente que palpa el periodista al entrar en la asamblea: de colectivo en peligro de paro y que trata de superar el trance con amenazas de cierres, despidos, suspensiones de pagos en bloque. Aunque los acuerdos posteriores se limitaron a esperar los resultados de las gestiones, mientras se elabora un informe sobre el empleo y los riesgos bancarios y econ¨®micos del sector, varias empresas grandes ya anunciaron ayer que podr¨ªan cerrar en tres d¨ªas, entre ellas la mayor, Cirsa. Los fabricantes dicen ser dos centenares, con 5.000 empleos directos, 15.000 en la industria auxiliar, otros 4.000 entre comercializ adores o distribuidores, y 40.000 m¨¢s entre los 9.000 operadores que les compran las m¨¢quinas y se encargan de colocarlas en establecimientos y repararlas. Calculan que las ventas de las f¨¢bricas ascendieron el a?o pasado a 75.000 millones de pesetas, y que ahora tienen un riesgo bancario de 40.000.
Son centenar y medio los asistentes a la asamblea de urgencia, convocada el s¨¢bado anterior, con el Bolet¨ªn Oficial del Estado caliente en las manos, para responder a la "pu?alada a traici¨®n" que dicen les ha asestado el Ministerio del Interior. Hay desde ejecutivos homologados en EE UU o Jap¨®n a hombres de aspecto endurecido por el trabajo, mezclados con varios que exhiben anillo de nuevo rico.
En poco m¨¢s de un a?o han poblado con sus m¨¢quinas bares, cafeter¨ªas, supermercados, tabernas de pueblos rec¨®nditos y hasta rincones concurridos en calles de gran ciudad. Dicen que hay casi medio mill¨®n en toda Espa?a, y que recaudan cada una desde varios miles de pesetas al a?o hasta 100.000 o m¨¢s. De ser cierto -ni una ni otra parte han facilitado datos precisos-, el fen¨®meno supera en dimensi¨®n econ¨®mica al bingo, que despu¨¦s de multiplicarse por cinco desde 1977 (en 1981 se jugaron casi 300.000 millones) super¨® a la secular loter¨ªa. Con la diferencia de que el bingo depara al Estado unos 60.000 millones de pesetas al a?o y la recaudaci¨®n fiscal por tragaperras apenas rond¨® en 1981 los 10.000 millones. Los fabricantes y montadores se han lanzado y preparaban otras 100.000 m¨¢quinas para los pr¨®ximos meses.
Es la vor¨¢gine, incomparable con la rutinaria presencia del futbol¨ªn de d¨¦cadas anteriores, que fue dejando paso a los petacos y pin-ball, casi exterminados en pocos a?os por los pimpones de v¨ªdeo, enseguida anulados por los v¨ªdeo-juegos, apenas hermanos menores de los tragaperras, cuya fiebre tratan las autoridades gubernativas de cortar.
La presencia del periodista no tarda en ser detectada por los controles de la asamblea y llega a o¨ªdos del presidente, quien le invita a marcharse.
Uno que no quiere arriesgarse a dar su nombre -"aqu¨ª se mueve mucho dinero, ?sabes?"- se ofrece a revelar todo:
"Los de la asamblea no tienen grandes problemas. Antes de los decretos se han llevado el mogoll¨®n. Pueden reconvertir sus f¨¢bricas conseguir contrapartidas en la negociaci¨®n. Se unen y ya est¨¢; ya han escrito telegramas a ministros. Los operadores, unos 9.000, estamos desperdigados por toda Espa?a; hemos comprado las m¨¢quinas a 200.000 o 300.000 pesetas, pagando al contado o en tres meses, y ahora estamos colgados, sin saber qu¨¦ hacer. Ellos pueden agruparse y crear salones o relacionarse con casinos; encontrar apoyo en la Administraci¨®n".
Las probabilidades de perder
Las m¨¢quinas tragaperras m¨¢s corrientes en bares y otros establecimientos p¨²blicos deben estar dise?adas para que devuelvan a los jugadores al menos el 65% del dinero que introduzcan, de acuerdo con el anexo del Reglamento de M¨¢quinas Recreativas y de Azar, promulgado el 18 de agosto pasado.T¨¦cnicamente se las llama m¨¢quinas "recreativas con premio" o de "tipo B", para distinguirlas de las de tipo A, o simplemente recreativas, y las de tipo C, o de azar, limitadas desde el principio a casinos, barcos y otros distintos lugares debidamente autorizados para el juego. Est¨¢ prohibido el acceso a este tipo de establecimientos para los menores de edad y el valor de la partida no debe sobrepasar las veinticinco pesetas.
El mecanismo de las m¨¢quinas tragaperras B que regula el porcentaje de premios otorgados es muy f¨¢cil de retocar, para que conceda m¨¢s o menos del 65% estipulado.
Los fabricantes y operadores dicen que son m¨¢s rentables, porque producen una mayor animaci¨®n en el jugador, las m¨¢quinas con mayores premios. Pero, en la realidad, es frecuente encontrar m¨¢quinas tragaperras que reparten s¨®lo el 50%, el 40% o menos, seg¨²n fuentes del Ministerio de Interior; los bares se llevan la mitad de las ganancias y, si no consideran ¨¦stas suficientes, prestan sus establecimientos a otro operador. Los premios de las tragaperras han llegado hasta 2.000 pesetas, cuando su Reglamento dice: que no deben sobrepasar las quinientas pesetas.
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