Hacia la modernizaci¨®n de Andaluc¨ªa
Por primera vez en nuestra historia, Andaluc¨ªa va a contar con instituciones pol¨ªticas propias, surgidas de la voluntad popular. Andaluc¨ªa va a autogobernarse a partir del pr¨®ximo d¨ªa 23, y ello supone un reto apasionante, una ocasi¨®n que sena insensato no utilizar resuelta y profundamente. Los andaluces vamos a disponer de la oportunidad de enderezar nuestra insatisfactoria realidad actual y de trazar un futuro que puede y debe ser pr¨®spero y brillante.La revoluci¨®n burguesa y liberal, siempre inconclusa en Espa?a, parti¨® precisamente de Andaluc¨ªa. Pero si la incorporaci¨®n de Espa?a al mundo Contempor¨¢neo ha sido siempre tard¨ªa e incompleta, si la democracia y la revoluci¨®n industrial han aparecido en nuestra historia de manera fugaz y parcial, en Andaluc¨ªa ese d¨¦ficit se agudiza terriblemente.
No hay, sin embargo, que entregarse a la fatalidad o al determinismo. No hay tampoco que pensar que el atraso, el paro y el subdesarrollo vayan a ser superados mediante soluciones revolucionarias, liberadoras o colectivistas, impropias de nuestro tiempo, y que invariablemente han fracasado.
En el mundo actual se ha puesto ya en marcha una nueva revoluc i¨®n industrial. Es la revoluci¨®n de la tecnolog¨ªa y la cibern¨¦tica, que se asienta sobre nuevos valores y patrones y que utiliza la inteligencia como materia prima. Es a esa revoluci¨®n a la que Andaluc¨ªa debe sumarse, pues cuenta para ello con abundancia de los recursos que tal 'revoluci¨®n demanda: un pueblo dotado de ingenio e imaginaci¨®n, que ha acreditado a lo largo de muchos siglos una formidable capacidad creadora; unas formas de relaci¨®n y de convivencia realmente atractivas, siempre abiertas y receptivas; una calidad de vida, un clima y una tierra que constituyen un capital de enormes posibilidades.
El mercado en el que se mueve esa nueva revoluci¨®n industrial es fluido y competitivo. Es un mercado que rechaza como cuerpos extra?os la pereza, la pasividad y la demagogia. En el que no hay que esperar gracias o favores y en el que no tienen f¨¢cil acomodo el quej¨ªo, el desgarro y el fatalismo.
Los recursos de Andaluc¨ªa
Ante ese mundo que ya se entrev¨¦, a pesar de las crisis y carencias del presente, creo con firme convicci¨®n que Andaluc¨ªa dispone de excelentes recursos que ofrecer. Se trata de un mundo en el que las fronteras han de tener un valor remoto y exiguo y ante el cual nuestras se?as de identidad, los rasgos y h¨¢bitos culturales que configuran la personalidad de Andaluc¨ªa no s¨®lo no tienen porqu¨¦ ser sacrificados, sino que deben constituir parte cualificada del activo que nuestra tierra puede ofrecer y cultivar.
Andaluc¨ªa dispone de recursos territoriales y demogr¨¢ficos sin duda suficientes para constituir una comunidad aut¨®noma. Ha dado pruebas Iambi¨¦n de su propia conciencia colectiva como pueblo. El autogobierno puede constituir un instrumento valios¨ªsimo para promover iniciativas, para tomar decisiones, para enfrentarnos a la crisis, para emprender la modernizaci¨®n: una modernizaci¨®n de las estructuras econ¨®micas y sociales, de los comportamientos colectivos, de la imagen misma de Andaluc¨ªa.
Todo ello depende en buena medida de factores externos, que habr¨¢ que esperar que evolucionen positivamente. Pero existen unos factores de cuyo comportamiento s¨®lo nosotros somos responsables, y que se cifran en la utilizaci¨®n razoriable e inteligente del autogobierno, que debe servir los intereses de nuestro pueblo entero ante un futuro, a pesar de todo, atrayente y esperanzador.
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