La gesti¨®n de Mitterrand ser¨¢ juzgada por sus resultados econ¨®micos
La avalancha de reformas que desencaden¨® el poder socialista a lo largo de este ¨²ltimo a?o se aprueba o se discute, pero no asusta mayormente. El porcentaje m¨¢s abultado de esa revoluci¨®n es pan cotidiano en todos los grandes pa¨ªses industrializados. Al suprimir la pena de muerte y legislar sobre la descentralizaci¨®n, por ejemplo, la izquierda no ha hecho m¨¢s que subsanar lamentables retrasos de la sociedad gala. Pero el ce?o se frunce en cuanto se pronuncia una palabra: econom¨ªa. Los m¨¢s beligerantes se mantienen a la expectativa, pero los protagonistas de lo que constituye el tejido econ¨®mico-financiero-industrial-comercial del pa¨ªs, o se consideran en estado de guerra contra la pol¨ªtica econ¨®mico-social del Gobierno, o est¨¢n inquietos, o desconf¨ªan.La nacionalizaci¨®n del 30% de la cifra de negocios de la industria (esto supone tambi¨¦n el 40% de las inversion.es de la naci¨®n) y del 93% de la banca fue el golpe de efecto que acu?¨® econ¨®micamente la llegada de los socialistas al poder. Un a?o despu¨¦s, Francia es el pa¨ªs m¨¢s nacionalizado del mundo industrializado y, en espera de los resultados de la estrategia mitterrandista, la incertidumbre y la desconfianza predominan.
Para realizar este trabajo, durante varias semanas EL PAIS intent¨® contactar con representantes de la alta finanza francesa. La tarea no fue simple. El gran potentado mundial de los neum¨¢ticos Michel¨ªn, Fran?ois Michelin, representante de la Francia capitalista conservadora, desde su sede central de Clermont Ferrand hizo saber que, como de costumbre, no hac¨ªa declaraciones, y ahora menos a¨²n. El director general del Club Mediterr¨¢neo, Gilbert Trigano, n¨²mero uno en este pa¨ªs de las vacaciones organizadas, sensible al r¨¦gimen socialista, hizo saber que estaba dispuesto a hacer publicidad de su club. Nada m¨¢s.
Uno de los m¨¢s importantes empresarios de este pa¨ªs rog¨® que se ocultara su nombre para poder franquearse: "Lo que ocurre es simple. Los patronos no tendremos m¨¢s remedio que convivir con este poder, pero racaneando siempre, sin jugar a fondo su carta. ?Por qu¨¦? Porque si la pol¨ªtica econ¨®mica y social de Mitterrand triunfa, tenemos socialismo para veinte a?os. Y los socialistas van a por nosotros".
Una convivencia dif¨ªcil
Esta guerra larvada, sorda, a veces estalla: d¨ªas pasados, el ministro de Econom¨ªa, Jacques Delors, celebr¨® una reuni¨®n con varios empresarios en su Ministerio. En medio de las discusiones, el director de la empresa Legrand (aparatos el¨¦ctricos) abandon¨® la sala tras justificarse ante el ministro: "Me voy porque no me interesa nada de lo que se est¨¢ diciendo y porque su pol¨ªtica tampoco me interesa". Seg¨²n alg¨²n testigo, Delors no se encogi¨®: "Puede usted marcharse, pero le aseguro que se acordar¨¢". Otro patrono que no quiere identificarse resume: "A los empresarios lo que nos ocurre es que, a pesar de no estar de acuerdo con el Gobierno, necesitamos a este ¨²ltimo. No hay que olvidar que ahora son los amos de los bancos y del cr¨¦dito. Por eso, me perdonar¨¢, pero prefiero no hablar".
Maurice Merle, secretario general del organismo del CNPF (patronal. francesa), que agrupa las 12.000 empresas de Lyon, con sus declaraciones no hace m¨¢s que ilustrar el discurso econ¨®mico que se saben de memoria los patronos galos: "No se puede hacer una pol¨ªtica social sin tener en cuenta los hechos econ¨®micos. El Gobierno comete el error de pretender suprimir el paro relanzando el consumo, pero ¨¦ste conduce al aumento de inflaci¨®n. El paro se resuelve con la productividad, y esta ¨²ltima se consigue con la modernizaci¨®n del aparato productivo. ?Qu¨¦ ha ocurrido con esta pol¨ªtica en un a?o? En un primer tiempo, en efecto, con el aumento de salarios bajos se reactiv¨® levemente la econom¨ªa, pero esto lo aprovech¨® la importaci¨®n, y de aqu¨ª el progreso del d¨¦ficit comercial. Con el Gobierno anterior, Francia ofrec¨ªa la balanza comercial m¨¢s sana de Europa. Segunda consecuencia de la pol¨ªtica socialista: el d¨¦ficit del presupuesto, calculado en 95.000 millones, pero que llegar¨¢ a 120.000 millones y que ser¨¢ de m¨¢s de 200.000 millones el a?o pr¨®ximo. Y, por fin, como consecuencia de esa estrategia, la desconfianza de los capitales extranjeros ha aumentado, y a la primera devaluaci¨®n del franco le seguir¨¢ otra, posiblemente antes de finales de a?o".
Ante la pregunta sobre el futuro, este empresario contesta: "Tenemos una mayor¨ªa de diputados en la Asamblea que son ide¨®logos totalmente ignorantes en materia econ¨®mica. Por ell6, el resultado de la experiencia socialista para Francia ser¨¢ una cat¨¢strofe econ¨®mica y financiera. Las nacionalizaciones in¨²tiles y costosas para el pa¨ªs (45.000 millones de francos, unos 765.000 millones de pesetas, a pagar a sus accionistas) se convertir¨¢n en burocracias y no en motores de la actividad. La econom¨ªa no se crea con decretos. Y todas las medidas sociales, como las 35 horas de trabajo semanal, ser¨¢n imposibles o ruinosas si no se realizan en los dem¨¢s pa¨ªses europeos". ,
"Radicalizaci¨®n marxista"
?C¨®mo ve usted a Mitterrand en la presidencia y su pol¨ªtica de libertades? "Mitterrand nos ha decepcionado, ha perdido imagen. Lo ¨²nico que le importa es estar en el El¨ªseo, llegar al final de su septenio, y para esto tendr¨¢ que plegarse a los comunistas y a los socialistas m¨¢s sectarios. Esto nos llevar¨¢ a la radicalizaci¨®n marxista. Por eso nos inquieta la pol¨ªtica de libertades. La supresi¨®n de la pena de muerte es una debilidad. El terrorismo tambi¨¦n es consecuencia de lo mismo. La magistratura, que ya se manifestaba d¨¦bil con el poder anterior, ahora lo es m¨¢s a¨²n. Y por a?adidura, tenemos un Ej¨¦rcito quemado, que ya no es una fuerza, como en Espa?a por ejemplo".
El secretario general de la C¨¢mara de Comercio de Lyon afirma que "en Francia, las empresas son legitimistas, y no le har¨¢n la contra sistem¨¢ticamente a la pol¨ªtica del Gobierno". Pero "los patronos est¨¢n muy inquietos a la vista de ciertas orientaciones de la estrategia econ¨®mica oficial. Nos sentimos incomprendidos, y por ello estamos un poco a la defensiva y no se invierte. Otro punto capital lo representan los nuevos derechos de los trabajadores en las empresas, que pueden conducir a una politizaci¨®n peligrosa del trabajo. A pesar de todo, por poco que hiciera el Gobierno, estimo que el clima actual de desconfianza podr¨ªa modificarse favorablemente para todos. Yo conf¨ªo, por ejemplo, en ministros como el de Econom¨ªa, Delors, y el de Industria, Jean Pierre Chevenement".
?Qu¨¦ va a ocurrir con el sector nacionalizado que la izquierda justifica como el motor de la actividad econ¨®mica? Esta es la gran inc¨®gnita al inicio del segundo a?o de la econom¨ªa del poder socialista. Durante los ¨²ltimos doce meses se han legislado esas nacionalizaciones. "Y s¨®lo la experiencia dir¨¢ la ¨²ltima palabra sobre su oportunidad", estima la inmensa mayor¨ªa de los especialistas, empezando por los que son sensibles al mitterrandismo.
Cambio de naturaleza
Jean Serise, economista relevante en Francia, que fue colaborador del expresidente Val¨¦ry Giscard d'Estaing, valorado en los diversos medios ideol¨®gicos, autor reciente de un libro, Defensa de la raz¨®n pol¨ªtica, muy apreciado por toda la cr¨ªtica, opina: "No nos equivoquemos. La econom¨ªa francesa acaba de cambiar de naturaleza. Somos la ¨²nica naci¨®n occidental en la que el sistema bancario se ha nacionalizado casi completamente, y en la que la tercera parte de la cifra de negocios industriales procede del sector p¨²blico. Ya no nos parecemos a los otros grandes pa¨ªses libres. Nuestro futuro m¨¢s probable se situar¨¢ a medio camino entre Alemania del Oeste y Checoslovaquia. Eso no es brillante.
Para evitarlo (y esto es posible) habr¨¢ que luchar contra la burocratizaci¨®n enmascarada, contra la degradaci¨®n de la productividad, y favorecer una aut¨¦ntica competencia. Habr¨¢ que imaginar soluciones originales, sin modelo en otros lugares. Esto ser¨¢ dif¨ªcil. Los socialistas tendr¨¢n una gran responsabilidad: poco a poco se re¨²nen las condiciones para convertimos en una sociedad gris, burocr¨¢tica, inm¨®vil, ni revolucionaria ni reformista. La estatalizaci¨®n conduce a eso. Y la sociedad no es socialista, como nos lo dicen los mismos socialistas".
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