No podemos conformarnos
La seguridad es desde sus primeros tiempos un valor primordial del ferrocarril. Cuando la primera locomotora de vapor hizo posible la aplicaci¨®n de la energ¨ªa procedente de la combusti¨®n del carb¨®n al transporte, todo parec¨ªa alcanzable en potencia y velocidad. Pero, en cualquier caso, el avance hab¨ªa de hacerse garantizando la seguridad en la circulaci¨®n.Como tecnolog¨ªa de punta, fue objeto de recelos y controversias y esto sin duda aviv¨® la sensibilidad hacia los temas de seguridad de los pioneros del ferrocarril, de los que somos herederos los ferroviarios actuales.
En su evoluci¨®n, las t¨¦cnicas de seguridad han mantenido una constante: sustituci¨®n paulatina del hombre por mecanismos e instalaciones y creciente automatizaci¨®n. As¨ª se comprende la aportaci¨®n inestimable de la tecnolog¨ªa ferroviaria a todos los ¨¢mbitos, sobre todo en materia de se?alizaci¨®n (sem¨¢foros, enclavamientos, etc¨¦tera).
Pero, en cualquier estado de este avance, el hombre ha seguido teniendo una funci¨®n b¨¢sica. Regido por una reglamentaci¨®n estricta y exigente, su profesionalidad y conciencia de seguridad han estado y est¨¢n siempre presentes.
El accidente, con todo, se produce. Parece un mal ligado a casi todas las actividades del hombre y, muy especialmente, a las que est¨¢n en la l¨ªnea del mayor progreso tecnol¨®gico. La mayor complejidad trae aparejados mayores riesgos que el hombre se muestra dispuesto a afrontar, puesto que simult¨¢neamente y de forma incesante mejoran tambi¨¦n los medios para controlarlos en una exigencia de seguridad total.
Y llegados a este punto, la pregunta se hace inevitable: ?Es nuestro ferrocarril seguro? ?En qu¨¦ medida? Contestemos inmediatamente: el ferrocarril es el medio de transporte terrestre m¨¢s seguro.
Esto se puede afirmar porque existen medios para evaluar la seguridad en t¨¦rminos objetivos. No podremos conocer exactamente la seguridad intr¨ªnseca de un sistema, pero s¨ª su comportamiento en resultados estad¨ªsticos.
La Uni¨®n Internacional de Ferrocarriles ha establecido unos ¨ªndices que relacionan el n¨²mero de accidentes y v¨ªctimas con los millones de kil¨®metros-tren recorridos. Con ellos es posible la comparaci¨®n cuantitativa entre las distintas redes con otros medios de transporte y el conocimiento de la evoluci¨®n de la accidentabilidad en la propia red.
Nuestra red se encuentra en un lugar intermedio entre los diversos ferrocarriles europeos y con ¨ªndices m¨¢s favorables que otras administraciones m¨¢s tecnificadas. Es el dato objetivo. (V¨¦ase cuadro de ¨ªndice de accidentabilidad.)
La evoluci¨®n propia de nuestra red a lo largo de los ¨²ltimos a?os puede analizarse mediante el cuadro de ¨ªndice de gravedad que adjuntamos.
En relaci¨®n con otros medios, puede tambi¨¦n asegurarse que nuestro ferrocarril es seguro, y valga como muestra el dato de v¨ªctimas mortales de 1981. Frente a los 4.383 muertos s¨®lo en carretera, 53 en nuestra red, de los que cuarenta, han sido por causas no imputables al ferrocarril. Es otro dato objetivo.
Puede decirse tambi¨¦n que los accidentes de ferrocarril son siempre noticia destacada. Tal vez esta circunstancia genera en la opini¨®n p¨²blica una sensaci¨®n desproporcionada respecto a su frecuencia.
?l futuro debe ser de mayor seguridad. No podemos conformarnos con la actual situaci¨®n. Se ha hecho un esfuerzo importante en los ¨²ltimos a?os y, muy especialmente, en el tratamiento de pasos a nivel, de los que 2.057 se han suprimido desde 1972, con una inversi¨®n de 21.533 millones de pesetas, habi¨¦ndose m¨¢s que duplicado las instalaciones autom¨¢ticas de se?alizaci¨®n, bloqueo de trenes y control de tr¨¢fico.
Hay que continuar por el camino de la automatizaci¨®n con mayores inversiones que al mismo tiempo permitan la mejora de otros factores como la velocidad, el confort o la regularidad. Tambi¨¦n es necesario seguir atendiendo con prioridad los aspectos humanos y, sobre todo, los referentes a formaci¨®n permanente, control f¨ªsico y ps¨ªquico y mejora de las condiciones de trabajo.
El Plan General de Ferrocarriles contempla ampliamente estos aspectos y marca como objetivo conseguir en 1991 el nivel que los ferrocarriles europeos m¨¢s evolucionados tienen actualmente. Es un objetivo modesto, pero exige un esfuerzo importante.
Nuevos objetivos
Algunas de las actuaciones ya en marcha tienen relevancia especial y conviene se?alarlo: el sistema de anuncio de se?ales y frenado autom¨¢tico (ASFA), en fase de instalaci¨®n, produce la detenci¨®n autom¨¢tica de todo tren en marcha que, por cualquier causa, no respete las se?ales. En la actualidad, un 70% de los trenes circulan con este dispositivo.,
En per¨ªodo de instalaci¨®n se encuentra asimismo el sistema de comunicaci¨®n tren-tierra, que permitir¨¢ el contacto radiof¨®nico permanente, selectivo y bidireccional, de los puestos de mando ,con los maquinistas de los trenes en marcha. Son solamente dos ejemplos, pero significativos por su costo total ( 10.000 millones de pesetas) y por tener como fin, casi exclusivo, la mejora de la seguridad.
La sociedad se muestra cada vez m¨¢s exigente en todos los aspectos de la calidad de vida y muy especialmente en este tan esencial de la seguridad. El ferrocarril es un medio especialmente id¨®neo para dar respuesta a esta exigencia y lo est¨¢ haciendo dentro de sus posibilidades. Pero es necesario que se sepa que ¨¦sta no es tarea exclusiva de los hombres del ferrocarril.
Todos tenemos que ser conscientes de lo que queremos y de lo que cuesta obtenerlo. Es bueno nuestro actual nivel de seguridad, pero se mantiene en pie la exigencia de mejorarlo, ya que es un tema en el que nunca se dice la ¨²ltima palabra.
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