Calvo Sotelo dispuesto a resistir en el Gobierno y en el partido, cualquiera que sean los resultados electorales andaluces
El presidente Calvo Sotelo pretende realizar "los menos cambios posibles" en el Gobierno y en Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico tras las elecciones andaluzas del pr¨®ximo domingo, sea cual fuere el resultado de estas elecciones, indicaron medios de la Moncloa. De la misma manera, estos medios excluyeron cualquier posible "giro a la derecha por parte del Gobierno" antes de las elecciones generales.
De acuerdo con fuentes pr¨®ximas a la Presidencia del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo pretende llegar a las elecciones generales en base a tres principios: celebrarlas en 1983, concurrir en solitario y bajo la bandera de UCD y presentarse, personalmente, como candidato n¨²mero uno por Madrid. "Nada pasar¨¢ tras el 23 de mayo", dijo una fuente pr¨®xima a la Moncloa, saliendo as¨ª al paso de quienes aventuran un cataclismo en el Gobierno o en el partido gobernante tras las elecciones auton¨®micas andaluzas.A medio plazo, Calvo Sotelo se debate entre dos alternativas: una que mira a la derecha; otra, al centro-centro. Nunca antes el Gabinete y UCD hab¨ªan aparecido tan divididos en distintas tendencias ni se hab¨ªan barajado tantas alternativas de futuro. Pero en esta ocasi¨®n, contrariamente a lo que ocurri¨® en el verano de 1980, en la reuni¨®n de la casa de la pradera, nadie parece discutir frontalmente el liderazgo del jefe de filas de partido y Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, pese a la soterrada socavaci¨®n que llevan a cabo los suaristas.
La necesidad de mantener a Calvo Sotelo, al menos como primus inter pares, parece ser el ¨²nico punto en el que casi todos est¨¢n de acuerdo. Por lo dem¨¢s, la estrategia es variable, y las soluciones a la crisis interna en el partido gobernante, tambi¨¦n.
En el campo de los socialdem¨®cratas que restan dentro de UCD se predica el apoyo a Calvo Sotelo, la celebraci¨®n de elecciones en 1983 y la decantaci¨®n hacia un partido de centro-centro.
Para Juan Antonio Garc¨ªa Diez, Santiago Rodr¨ªguez Miranda y Luis G¨¢mir -no incluido exactamente en el mismo grupo que los dos anteriores-, cualquier acercamiento a la derecha ser¨ªa una aut¨¦ntica cat¨¢strofe, que les dejar¨ªa descolocados y con un muy escaso futuro pol¨ªtico, aparte de forzar una alianza de ¨²ltima hora con lo que resulte de la decisi¨®n de Adolfo Su¨¢rez. Para el futuro, este grupo contempla como "posible, aunque no deseable" una coalici¨®n con el PSOE.
De los tres antes citados, acaso el m¨¢s pr¨®ximo al ex presidente del Gobierno sea el ministro de Transportes, Luis G¨¢mir, quien almuerza de cuando en cuando con el duque de Su¨¢rez y comparte la opini¨®n de que ¨¦ste piensa quedarse en UCD. G¨¢mir es el principal impulsor del grupo de los 30, que quiere constituir un puente entre Su¨¢rez y Calvo-Sotelo.
Tanto G¨¢mir como Rodr¨ªguez Miranda, o el diputado granadino Arturo Moya, se muestran partidarios de un cartel electoral que presente caras nuevas junto a la de Calvo Sotelo. "No m¨¢s carteles unipersonales", dice Rodr¨ªguez Miranda. "Es la hora de la segunda generaci¨®n", proclama Moya, quien viene sosteniendo esta idea, sin ¨¦xito, desde hace a?os. En los mentideros pol¨ªticos se asegur¨® que el Gabinete de imagen de determinado ministro ha esbozado ya un proyecto de cartel electoral en el que, junto a Calvo Sotelo, y en un planor de sensible igualdad, se ven los rostros de, al menos, dos ministros de esa nueva generaci¨®n, adem¨¢s de la imagen del liberal Antonio Garrigues, incluido, m¨¢s o menos, en la misma generaci¨®n de los dos ministros. Ello indicar¨ªa que los intentos que desde la Moncloa se hacen por incluir la baza Garrigues en la baraja centrista podr¨ªan estar encontrando nuevos apoyos... condicionados en los socialdem¨®cratas residuales de UCD, que quedaron en el partido tras la escisi¨®n de Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez.
El concepto de "generaciones y rostros nuevos" pasa por un cort¨¦s intento de defenestraci¨®n de las "generaciones y rostros viejos". Hace una semana, en un encuentro con un grupo de periodistas, el ministro de Trabajo, Rodr¨ªguez Miranda, afirmaba que "no se puede andar siempre bajando de un coche oficial".
La alusi¨®n era meridiana, y el vicepresidente pol¨ªtico del Gobierno, Rodolfo Mart¨ªn Villa, tard¨® poco en telefonear al ministro de Trabajo para ped¨ªrle explicaciones; lo mismo hicieron otros personajes de la UCD oficial, como el secretario general del partido, I?igo Cavero, empe?ado en una sorda lucha por mantener la cohesi¨®n en la organizaci¨®n.
Desciende el poder de Mart¨ªn Villa
Desde su silencio y su estancia en una evidente sombra pol¨ªtica, Rodolfo Mart¨ªn Villa podr¨ªa estar asistiendo a un descenso continuado de su poder. Algo semejante ocurrir¨ªa con el ministro de Justicia, ex ministro de la Presidencia, P¨ªo Cabanillas, otrora influyente consejero de las c¨²pulas en la Moncloa. Hoy, Cabanillas, el alma de lo que se llam¨® el sanedr¨ªn, despacha con bastante menor frecuencia con el presidente, y ya apenas se solicitan sus estudios pol¨ªticos.El plan, alentado por Cabanillas, para que las elecciones generales se celebrasen al tiempo que las andaluzas se estrell¨® en un muro de incomprensi¨®n. Lo mismo que, aparentemente, habr¨ªa fracasado una. tesis posterior favorable al anuncio de la disoluci¨®n de las C¨¢maras el pr¨®ximo d¨ªa 30. El ex ministro de Agricultura y actual presidente del grupo parlamentario de UCD, Jaime Lamo de Espinosa, tambi¨¦n se habr¨ªa inclinado en alg¨²n momento por esta soluci¨®n.
Parece ser la apuesta perdedora: el anuncio de la disoluci¨®n de las C¨¢maras legislativas por ahora no est¨¢ previsto que se haga, a menos que Andaluc¨ªa resulte una absoluta cat¨¢strofe para el partido en el Gobierno, hasta comienzos de noviembre. Lo que indica que las elecciones generales no se celebrar¨ªan hasta principios de 1983.
La batalla de las listas
Sin embargo, este calendario no excluye el hecho de que, subterr¨¢neamente, haya comenzado ya la tradicional batalla: la de las listas electorales. Estas listas comenzar¨¢n a confeccionarse el 15 de ¨ªunio, a cargo de una comisi¨®n en la que, junto al propio presidente del Gobierno y a I?igo Cavero, deben encontrarse Rodolfo Mart¨ªn Villa, Landelino Lavilla y, acaso, alg¨²n suarista destacado, aunque no el propio Su¨¢rez. De la definitiva confecci¨®n de estas listas, en las que se consagrar¨ªa la entrada de: independientes como Antonio Garrigues, depender¨¢ en gran medida la estabilidad interna en el grupo parlamentario centrista y en el propio partido.Hasta entonces parece poco probable cualquier reajuste pol¨ªtico. Aunque se haya especulado con la salida del Gabinete de algunos ministros con tesis perdedoras (P¨ªo Cabanillas y Alberto Oliart fueron insistentemente citados al respecto), Calvo Sotelo no se cansa de repetir a sus ¨ªntimos que pretende realizar la menor cantidad posible de cambios, y que ello incluye tanto a los ¨®rganos directivos de UCD como al propio Gobierno.
Llegar hasta la primavera de 1983 sin excesivos tropiezos parece ser el gran dilema que se plantea ahora el Gabinete Calvo Sotelo, para el que no cabe ninguna duda de la necesidad de pactar, en una u otra forma, con otros grupos parlamentarios para poder concluir felizmente la legislatura. El pr¨®ximo debate sobre la Ley Org¨¢nica de Armonizaci¨®n del Proceso Auton¨®mico (LOAPA) resultar¨¢ clave para saber si es posible concluir un pacto de Estado con la minor¨ªa catalana y, m¨¢s dif¨ªcilmente, la vasca.
Las soluciones para realizar la traves¨ªa var¨ªan de tino a otro ministro, de uno a otro jefe de fila de las diversas familias ucedistas. Se atribuye, por ejemplo, al ministro de Agricultura, el democristiano-conservador Jose Luis Alvarez -l¨ªder del llamado "grupo de los independientes", en el que tambi¨¦n figura el titular de Industria, Bay¨®n-, el deseo de proceder a un pacto preelectoral con Coalici¨®n Democr¨¢tica.
En este supuesto, Alfonso Osorio, ya incluido en las futuras listas de Alianza Popular, tratar¨¢ de erigirse en puente id¨®neo entre dos personalidades tan distintas como Leopoldo Calvo Sotelo y Manuel Fraga. Ambos han mantenido ya algunos encuentros, no filtrados a la Prensa.
'Partido bisagra'
La oposici¨®n mayoritaria en el seno de UCD hacia esta soluci¨®n hace muy improbable que llegue a cuajar, pese a la simpat¨ªa con que, en algunas ocasiones, la acoge el presidente del Gobierno, muy influenciado por personalidades como su cu?ado Rafael del Pino, presidente de Ferrovial y con quien mantiene una estrecha relaci¨®n.Otro cu?ado de Calvo Sotelo, el actual presidente de UCD Madrid, Miguel Dom¨¦nech, se inclina a su vez por la tesis contraria: mantener un partido de centrocentro al menos hasta despu¨¦s de las elecciones generales, coincidiendo en esto con socialdem¨®cratas y, ¨²ltimamente, con liberales, adem¨¢s de con un buen sector de los deinocristianos.
La m¨¢s avanzada de estas tesis proclama coriv ertir a UCD en un partido similar a la Democracia Cristiana italiana, con sus alas derecha, centro e izquierda. En la concepci¨®n de algunos ide¨®logos centristas, UCD podr¨ªa incluso llegar a ser un partido bisagra ideal, capaz de pactar con grupos a su derecha y a su izquierda, seg¨²n convenga en cada momento al gobierno de la naci¨®n.
El propio Calvo Sotelo compartir¨ªa esta tesis, tratando de involucrar en la misma a figuras como Landelino Lavilla y Adolfo Su¨¢rez. Ni Lavilla, cuya imagen es objeto de especial promoci¨®n en los ¨²ltimos d¨ªas, tal vez a pesar de ¨¦l mismo, ni Adolfo Su¨¢rez, encerrado en una oposici¨®n un tanto inmovilista, aparentan ser ahora alternativas de poder real.
Por el momento, la posici¨®n disidente de Adolfo Su¨¢rez parece ser el principal objeto de preocupaci¨®n para el jefe del Gobierno. Pero medios centristas oficiales destacaron que el ex presidente se mantendr¨¢ dentro de UCD: "Tiene demasiadas hipotecas con el partido".
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