Vecinos de dos pueblos, obligados a desalojar peri¨®dicamente sus casas para facilitar la construcci¨®n de la autopista Le¨®n-Asturias
Las explosiones de dinamita que abren camino a la futura autopista Le¨®n-Asturias est¨¢n provocando da?os en las casas de los pueblos m¨¢s pr¨®ximos la trazado de esta v¨ªa. Los vecinos de estas poblaciones ven como las paredes se agrietan d¨ªa a d¨ªa, los cristales saltan hechos pedazos y los tejados son materialmente bombardeados con piedras de varios kilos de peso. Los habitantes de las peque?as localidades, Vega de Caballeros y Gara?o, a unos 35 kil¨®metros de Le¨®n, se han acostumbrado ya a que la dinamita explote cerca de sus casas, limit¨¢ndose a subir a los autocares y ambulancias que Huarte, empresa concesionaria de las obras, lleva a los pueblos para proceder a su desalojo cada vez que se anuncia una voladura.
La rebeld¨ªa inicial de los ¨²ltimos a?os setenta, cuando comenzaron las obras, ha dejado paso ahora a un cierto fatalismo. Solamente en Vega de Caballeros, 130 habitantes que viven de la ganader¨ªa, la mayor¨ªa viejos y ni?os, para los que el tiempo de emigraci¨®n a¨²n est¨¢ en puertas o ha pasado ya, han vuelto a plantar cara, d¨ªas atr¨¢s, a la empresa constructora, cuya plantilla les duplica en n¨²mero -m¨¢s de trescientos en la vertiente sur de la autopista-, seg¨²n el presidente de la junta vecinal de Vega, Jer¨®nimo P¨¢ez. Los ¨²ltimos incidentes entre Huarte y los vecinos tuvieron lugar a finales de abril, cuando se anunci¨® una nueva explosi¨®n, a menos de doscientos metros del pueblo, que exig¨ªa su evacuaci¨®n.Los vecinos se negaron a abandonar el pueblo porque nadie quiere irse de su casa, y fue necesaria la mediaci¨®n de la Guardia Civil para que las obras pudieran continuar, asegura el alcalde. Los vecinos aseguran no ganar nada con la autopista, en cuyas obras no trabaja nadie del lugar. Por el contrario, les han expropiado numerosas fincas, por las que han recibido una media de cuatro pesetas por metro cuadrado, incluidos los montes comunales; les han agrietado el ¨²nico puente del pueblo con el paso de la maquinaria pesada y les han aislado de las tierras que, monte arriba, daban cantidades importantes de hierba y centeno para el ganado.
Los sembrados se han quedado improductivos porque la autopista impide llegar hasta ellos y bajar los "cien carros de hierba y los doscientos de centeno que produc¨ªan hace a?os". La autopista casi destruy¨® tambi¨¦n una peque?a presa. "Estuvieron diez hombres dos tardes y diez carros para sacar las piedras que arrastraba el agua de los desmontes. Si no, hubiera entrado el arroyo hasta las casas", dice el alcalde.
La ¨²ltima vez que Huarte decidi¨® utilizar barrenos para cortar un monte pr¨®ximo, los vecinos enviaron a los viejos y a los ni?os a la carretera, distante varios centenares de metros. No pas¨® nada, pero todos recordaban voladuras anteriores: "Apedrearon el pueblo y rompieron muchas tejas".
Jer¨®nimo P¨¢ez afirma haber enviado, hace s¨®lo una semana, un escrito al Gobierno Civil "diciendo que hab¨ªan volado sin protecci¨®n y sin nada". Mientras tanto, las casas tiemblan y "se mueve todo"; su mujer estuvo a punto de morir a causa de una explosi¨®n, cuando se encontraba guardando el ganado en una finca pr¨®xima, y, por el momento, la ¨²nica reparaci¨®n que han recibido de Huarte es la visita peri¨®dica de t¨¦cnicos que se acercan hasta el pueblo para revisar los da?os y enviar a los alba?iles para que los reparen. "Yo tengo una casa en La Magdalena", dice, "y all¨ª tambi¨¦n hubo que llamarles al orden; hasta iba yo a supervisar las cargas".
En Gara?o, a pocos k¨ªl¨®metros, la historia se repite. Dos obreros de Huarte trabajan diariamente en el pueblo para reparar las grietas, tejas rotas y cristales que vuelan con cada explosi¨®n.
Estas se han hecho, despu¨¦s de cuatro a?os, cada vez m¨¢s espor¨¢dicas, y a preguntas de si la gente est¨¢ de acuerdo con lo que pasa, los vecinos se limitan a contestar: "?Qu¨¦ remedio queda m¨¢s que estar conforme? ?Qu¨¦ vamos a decir? Como eso es una obra del Estado y no se puede detener, porque no puede ser..., lo que los vecinos protestan es por qu¨¦ meten tanta carga y no hacen la autopista como Dios manda".
El jefe del tramo de la empresa Huarte en la vertiente leonesa, Alfonso Garc¨ªa, manifest¨® a este peri¨®dico, en relaci¨®n con los incidentes ocasionados por las explosiones de dinamita, que los da?os en las localidades de Gara?o y Vega de Caballeros hab¨ªan sido tasados por una entidad de seguros en s¨®lo 180.000 pesetas. Seg¨²n la misma fuente, muchas de las grietas aparecidas en las casas son anteriores al inicio de las obras de la autopista.
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