Washington y Rabat firmar¨¢n un acuerdo de ayuda militar
Aunque al t¨¦rmino de la visita oficial de tres d¨ªas a Washington del rey de Marruecos, Hassan II, s¨®lo se ha firmado un acuerdo de cooperaci¨®n cultural entre los dos pa¨ªses, se da pr¨¢cticamente por resuelta la futura firma de un acuerdo de cooperaci¨®n militar mediante el cual las Fuerzas de Despliegue R¨¢pido norteamericanas podr¨¢n contar con la utilizaci¨®n de bases militares en Marruecos.
En virtud de este compromiso, que puede concluirse la pr¨®xima semana, Estados Unidos contar¨ªa con un acceso a la zona del golfo P¨¦rsico m¨¢s r¨¢pido y mucho menos problem¨¢tico, desde el punto de vista pol¨ªtico, que el existente actualmente a partir de las bases militares instaladas en Espa?a. "La base de Kenitra es m¨¢s directa para llegar al golfo P¨¦rsico y no hay nunca niebla, como ocurre en Torrej¨®n", afirmaron fuentes militares norteamericanas a EL PAISEl convenio para la utilizaci¨®n de bases entre Estados Unidos y Marruecos coincide, por otra par te, con un momento de tensi¨®n negociadora entre Madrid y Washington, cara a la firma de un nuevo acuerdo bilateral.
Las circunstancias favorecen a la Administraci¨®n Reagan, que puede recordar al Gobierno espa?ol que el precio por la utilizaci¨®n de las bases (con mayor control militar espa?ol, mejor l¨ªnea de cr¨¦ditos y s¨®lo cobertura de utilizaci¨®n en la zona del Tratado de la OTAN) no es insustituible; aun que nadie cree seriamente en Washington que no haya una soluci¨®n final entre Espa?a y Estados Unidos que permita la continuidad de las bases norteamericanas en nuestro territorio.
La nueva luna de miel entre Marruecos y Estados Unidos da tambi¨¦n un giro a la situaci¨®n de las ciudades espa?olas de Ceuta y Melilla, enclavadas en territorio marroqu¨ª.
Aunque fuentes del Departamento de Estado hab¨ªan dicho que el nuevo acuerdo bilateral con Espa?a cubrir¨ªa toda la zona nacional, cabe interrogarse seriamente sobre cu¨¢l ser¨ªa la actitud de Washington (con bases militares en ambos pa¨ªses) en caso de conflicto hispano-marroqu¨ª a prop¨®sito de Ceuta y Melilla.
Esta primera base norteamericana en territorio de Africa del Norte cambia igualmente el panorama estrat¨¦gico en la zona, donde las relaciones de EE UU con Argelia, y sobre todo con Libia, no son particularmente buenas. Y ello a pesar de que la misi¨®n mediadora de Argel en la liberaci¨®n de los rehenes norteamericanos en Ir¨¢n hab¨ªa mejorado sensiblemente la imagen de este pa¨ªs en los medios pol¨ªticos y en la opini¨®n p¨²blica estadounidense.
El ministro marroqu¨ª de Asuntos Exteriores, Mohammed Bucetta, minimiz¨® el alcance del futuro acuerdo militar entre Estados Unidos y su pa¨ªs. Hizo hincapi¨¦ en que Marruecos "es v¨ªctima de una agresi¨®n exterior", dijo, refiri¨¦ndose a los ataques de la guerrilla del Frente Polisario.
La Administraci¨®n Reagan se volc¨® en referencias a los "lazos hist¨®ricos" y la "necesidad de estrechar las relaciones de seguridad" entre Estados Unidos y Marruecos. Desde el propio presidente hasta el vicepresidente, George Bush, y los secretarios de Estado y Defensa, Alexander Haig y Caspar Weinberger.
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