El PSOE es el primer partido que obtiene mayor¨ªa absoluta en unas elecciones celebradas en Espa?a desde la transici¨®n
El espectacular triunfo del PSOE en las elecciones andaluzas, fruto de un movimiento pol¨ªtico comparable a los registrados recientemente en Francia y Grecia, convierte a este partido en el primero que obtiene la mayor¨ªa absoluta en unas elecciones celebradas en Espa?a por sistema proporcional. UCD pierde m¨¢s de medio mill¨®n de votos, cifra que coincide pr¨¢cticamente con los que gana el PSOE, y la suma de los electores centristas con los de AP no alcanza el 30 % de los votos emitidos el pasado domingo. La magnitud de la victoria socialista le permite reunir bajo su sigla a un mill¨®n y medio de personas, es decir, la mayor parte del amplio electorado de izquierda en la regi¨®n andaluza, que rebasa el 60 % de los votantes.
El tranquilo terremoto pol¨ªtico de Andaluc¨ªa ha dado paso a situaciones profundamente distintas de las que exist¨ªan hace tres a?os, fecha en que se realizaron las ¨²ltimas elecciones generales y municipales. El antiguo electorado centrista se ha fragmentado en varios pedazos, uno de los cuales, ha engrasado a Alianza Popular, otro al PSOE y otro a la abstenci¨®n. Para completar el se¨ªsmo, el partido que se proclamaba m¨¢s andalucista (PSA) ha contemplado la evaporaci¨®n de su electorado precisamente en unas elecciones auton¨®micas, mientras la tradicional fidelidad de voto comunista se ha visto conmovida en sus m¨¢s firmes ra¨ªces.Algunos porcentajes de votos ilustran esta situaci¨®n: el 33% del PSOE en 1979 se ha convertido en el 52 %, mientras el 31% de UCD se reduce dr¨¢sticamente al 13%. Alianza Popular avanza desde el 4 % hasta casi el 17%, el PCE pasa del 13 % a poco m¨¢s del 8% y el PSA cambia su 11% por algo m¨¢s del 5%.
La "mayor¨ªa natural" buscada ardorosamente por Fraga parece algo lejana, porque la suma de votos UCD-AP no llega a la tercera parte de los votos populares y de los esca?os del Parlamento andaluz. Al margen del m¨ªnimo respaldo a Fuerza Nueva -1,21% de los votos emitidos- la suma de los sufragios de la derecha y del centro supone ahora un 30% escaso del electorado andaluz; en las elecciones generales de 1979 ese bloque representaba, el 36%, y en las del 15 de junio de 1977 sobrepasaba el 42%. Por tanto, hay un evidente desplazamiento del electorado centrista hacia Alianza Popular, pero tambi¨¦n se reduce el n¨²mero de personas que votan derecha o centro en aquella regi¨®n. En estos momentos, m¨¢s del 60% de los votantes de la regi¨®n son de izquierda, pero los comunistas aportan a ese contingente s¨®lo el 8%, am¨¦n de porcentajes muy peque?os de otros grupos pol¨ªticos. Es una situaci¨®n que recuerda el mapa pol¨ªtico de Francia y Grecia, con mayor¨ªas absolutas de los respectivos partidos socialistas y una situaci¨®n de gran debilidad de los grupos comunistas, si bien con mejores posiciones relativas en lo que se refiere al caso franc¨¦s y con la salvedad de que no pueden compararse directamente unas elecciones auton¨®micas con otras de car¨¢cter general.
Andaluc¨ªa no es Euskadi ni Catalu?a
La mayor¨ªa absoluta de un partido, tanto en esca?os como en votos populares, se produce por primera vez en Espa?a desde las primeras elecciones democr¨¢ticas de la transici¨®n. Nunca hab¨ªa existido un resultado semejante en los diferentes procesos electorales, y si UCD ha sido siempre la "minor¨ªa mayoritaria" de las elecciones generales, los diferentes comicios auton¨®micos han proporcionado habitualmente ganadores en precario. El juego de las coaliciones permite a la Convergencia de Catalu?a, de Jordi Pujol, mantener el Gobierno de la Generalidad, mientras que la continuada ausencia de Herri Batasuna del Parlamento vasco es el factor que explica el predominio del PNV en Euskadi. En cuanto a Galicia, Alianza Popular es el partido mejor situado, pero sus 26 esca?os suponen una ventaja m¨ªnima frente a los 24 de UCD. Todo ello no hace sino valorar la importancia de los resultados andaluces, en que un solo partido, en este caso el PSOE, consigue una c¨®moda mayor¨ªa y no necesita apoyos para gobernar.
La comparaci¨®n de algunos datos num¨¦ricos de los que se da una muestra en esta p¨¢gina, produce aut¨¦nticos escalofr¨ªos. Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico ten¨ªa m¨¢s de 900.000 electores en las elecciones generales de 1979, y los que le quedan no llegan a 400.000, lo cual significa que en tres a?os ha perdido m¨¢s de medio mill¨®n de votantes. En Almer¨ªa, uno de sus feudos de los primeros a?os de la transici¨®n democr¨¢tica -dicha provincia fue puesta como ejemplo por el ex presidente Su¨¢rez a todo su partido- pierde cerca de dos tercios de sus electores del 15 de junio de 1977; en M¨¢laga -donde se presentaba su candidato a la presidencia de la Junta, Luis Merino- sufre un golpe espectacular, con dos tercios de p¨¦rdidas respecto a 1977, y tiene ahora la mitad de los que tuvo en 1979; en Sevilla, en fin, desaparecen fisicamente m¨¢s de dos tercios del otrora poderoso electorado de UCD.
No puede precisarse a¨²n cual es el sector pol¨ªtico que ha recibido a tantos tr¨¢nsfugas, pero parece evidente que, una parte considerable ha acudido a Alianza Popular. Este partido, que era extraparlamentario en Andaluc¨ªa durante 1979 -entonces se presentaba baj¨® la forma de Coalici¨®n Democr¨¢tica- se recupera de manera notable y pasa de los 125.000 votos de las generales de 1979 a los 484.000 del domingo pasado. El electorado de centro-derecha ha optado claramente por este partido, y esos incrementos tan importantes son, a buen seguro, producto de las fugas de UCD, e incluso de un peque?o sector de Fuerza Nueva traspasado ahora a AP, porque el partido de Blas Pi?ar ha recibido tambi¨¦n menos votos que en el 79.
Un desplazamiento comparable al de Francia o Grecia
Si esta es la situaci¨®n de la derecha, en el campo de la izquierda se registra un fuerte desplazamiento del voto hacia el PSOE, que afecta a amplios sectores de los comunistas y de los andalucistas. El PCE sufre p¨¦rdidas bastante graves, cifradas en 150.000 votantes menos que en 1979. Con estos resultados saltan por los aires caracter¨ªsticas pol¨ªticas tan importantes como la tradicional fidelidad del voto comunista y el hecho de que el PCE ha mantenido siempre una buena infraestructura en esta regi¨®n, a diferencia de lo que le suced¨ªa en el Pa¨ªs Vasco o Galicia. Por si fuera poco, la victoria socialista por mayor¨ªa absoluta destroza el principal argumento de la campa?a comunista en Andaluc¨ªa, que era la necesidad de un gobierno de unidad de la izquierda, en que los comunistas permitir¨ªan completar la minoria mayoritaria del PSOE.
Con todo, la situaci¨®n m¨¢s grave es la del Partido Socialista de Andaluc¨ªa (PSA), que dispone en estos momentos de m¨¢s diputados en el Congreso de Madrid que en el Parlamento andaluz. El ascenso y ca¨ªda del PSA devuelven a este partido a sus niveles de votaci¨®n de 1977, en que consigui¨®, en coalici¨®n con el PSP, algo menos del 5% de los votos; subi¨® despu¨¦s espectacularmente al 11% en las generales de 1979, y regresa ahora a poco m¨¢s de un 5% en los comicios del domingo pasado. En cifras absolutas, 172.000 electores han sido infieles a Alejandro Rojas Marcos, tanto que ni siquiera ¨¦l ha obtenido esca?o. No parece dif¨ªcil conjeturar que la mayor parte de esos votos respaldaron el domingo pasado a las candidaturas del PSOE.
Frente al hundimiento general de los partidos que han sufrido crisis internas importantes -casos de UCD, PSA y PCE-, recogen la mayor parte de los votos aquellas fuerzas que han podido ofrecer una imagen de estabilidad. Esto demuestra que las crisis internas tienen un reflejo efectivo en su fuerza electoral.
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