Primeras lecciones del 23 de mayo
LAS PRIMERAS v¨ªctimas del 23 de mayo en Andaluc¨ªa comienzan a dejarse ver: la dimisi¨®n de Alejandro Rojas Marcos como secretario general del PSA y la del secretario regional de la UCD andaluza son s¨®lo un bot¨®n de muestra de los peque?os y grandes cataclismos que los fracasos electorales de ambos partidos pueden significar.Para comenzar con el del Gobierno, merece la pena un comentario sobre las declaraciones que el presidente del Gobierno y de UCD ha hecho ayer despu¨¦s de la reuni¨®n del grupo parlamentario. En resumen, vinieron a anunciarnos tres cosas: primera, que Calvo Sotelo est¨¢ dispuesto a que UCD vaya sola a las elecciones, sin aliarse con AP; segunda, que quiere apurar al m¨¢ximo la legislatura, pero no matem¨¢ticamente; es decir, que est¨¢ pensando ya probablemente en un adelanto de las elecciones generales, pero que dicho adelanto no supondr¨ªa celebrarlas antes de o durante el verano; tercera, que pese a la defecci¨®n de Su¨¢rez de la campa?a andaluza hay un esfuerzo del propio Calvo Sotelo por reincorporarle activamente a la primera fila de la vida pol¨ªtica.
En todo caso, las palabras del presidente han estado extraordinariamente matizadas. Respecto al primer punto, dijo textualmente: "Aun aceptando las tesis iniciales de la mayor¨ªa natural, no creo, antes bien lo contrario, que una coalici¨®n de UCD-AP diera mayor n¨²mero de esca?os a la suma de los que obtuvieran por separado". Este an¨¢lisis, si bien le ha llevado a afirmar la necesidad de que UCD vaya sola a las elecciones, incluye la aseveraci¨®n de que: acepta la tesis inicial de la mayor¨ªa natural, lo que pone de alg¨²n modo en entredicho la otra afirmaci¨®n del presidente de que "UCD cree firmemente en la validez y permanencia de su oferta pol¨ªtica". En efecto, esas tesis iniciales sobre la mayor¨ªa natural tienden a crear un gran bloque pol¨ªtico de derechas, alejando a UCD de su proclamada vocaci¨®n de partido reformista, que es trastocada as¨ª en la de partido conservador, y desfigurando, por ende, la oferta electoral. Las tesis iniciales de la mayor¨ªa natural son las que han basamentado la campa?a ucedista en Andaluc¨ªa, constituyen un doblegamiento a los intereses de sectores de poder econ¨®mico y espiritual, que han jugado un papel activo en las propias elecciones andaluzas, y configuran una din¨¢mica de tensi¨®n derecha-izquierda que es precisamente lo que UCD ha tratado de evitar con su oferta pol¨ªtica mientras ¨¦sta no ha sido desfigurada. El corrimiento a la derecha de la imagen y la pol¨ªtica de UCD ha devenido finalmente en una aut¨¦ntica sangr¨ªa de votos para el partido, o sea que son las tesis iniciales de la mayor¨ªa natural, y no otra cosa, lo que Calvo Sotelo tiene que rechazar si quiere sobrevivir.
La intenci¨®n del presidente de apurar la legislatura al m¨¢ximo, pero no con exactitud aritm¨¦tica, nos parece elogiable. Siempre hemos cre¨ªdo que, frente a la formulilla de la mayor¨ªa natural, la f¨®rmula del deceso natural de la legislatura era y es un factor de estabilidad para el r¨¦gimen. Siempre hemos pensado tambi¨¦n que unas elecciones que se celebraran en oto?o del presente a?o no ser¨ªan de hecho unas elecciones anticipadas. Teniendo que ser ¨¦stas, constitucionalmente, en la primavera de 1983, los problemas de la aprobaci¨®n del presupuesto para el a?o pr¨®ximo y cuestiones similares justificar¨ªan un prudente adelanto de los comicios en algunos meses, sin que eso pueda llevar a considerar que se trata de elecciones anticipadas. Tanto el presidente del Gobierno como el PSOE parecen estar de acuerdo en esta apreciaci¨®n, y s¨®lo el ultramontanismo de un sector de UCD, si ¨¦sta se rompiera, podr¨ªa obligar a Calvo Sotelo a cambiar de actitud.
La recuperaci¨®n del centrismo
Por ¨²ltimo, resulta casi obvio que una recomposici¨®n de UCD pasa necesariamente por una recuperaci¨®n de Adolfo Su¨¢rez. Su¨¢rez posee valores como candidato y como s¨ªmbolo del proyecto ucedista que le son indispensables al actual presidente si quiere dar la batalla en serio. Por lo dem¨¢s, la cuesti¨®n de fondo no es tanto el nombre de Su¨¢rez como la suposici¨®n de que la recuperaci¨®n de su imagen servir¨¢ para la consolidaci¨®n de una pol¨ªtica menos conservadora y m¨¢s activamente de centro. La pol¨ªtica informativa, la pol¨ªtica exterior, la de orden p¨²blico, la que afecta a la reforma de la Administraci¨®n y la de ense?anza tienen que ser revisadas si se quiere mantener la oferta pol¨ªtica de un centro moderado y progresista. Nadie creer¨¢ las palabras del presidente mientras permanezca la actual situaci¨®n de miseria informativa y vulgaridad en Televisi¨®n Espa?ola; o mientras los medios del Estado, agencia Efe a la cabeza, no ofrezcan una transparencia y una autonom¨ªa profesionales hoy inexistentes. Nadie le creer¨¢ tampoco si la apabullante pol¨ªtica otanista en la que se ha emboscado no llega matizada de un europe¨ªsmo menos sucursalizado respecto de los Estados Unidos; mucho menos le creer¨¢n si la fuerza p¨²blica sigue invadiendo verbenas y mercadillos y provocando por s¨ª misma disturbios sin que los reponsables policiales y pol¨ªticos sean destituidos ejemplarmente. Pero es quiz¨¢ lo sucedido con la ley de Autonom¨ªa Universitaria y con la de incompatibilidades lo que pone seriamente en entredicho la capacidad de UCD para modernizar la sociedad y el Estado tal y como promete. Es la irrisi¨®n que despierta la contemplaci¨®n del modo de regir muchas empresas p¨²blicas, la impavidez ante casos como el de la Telef¨®nica, la dubitaci¨®n ante el caciquismo cerril de los ucedistas extreme?os en el asunto Presur, lo que lleva el desencanto a los electores m¨¢s caracterizadamente moderados o centristas que en su d¨ªa apostaron por UCD. Adolfo Su¨¢rez puede quiz¨¢s ayudar a recuperar parte de ese electorado, pero es preciso recordar tambi¨¦n los fracasos y los d¨¦bitos de aquel presidente, cuyo colof¨®n fue dimitir de sus responsabilidades sin decir nunca por qu¨¦ a los ciudadanos que le hab¨ªan votado. Lo que es fundamental, en cambio, es que UCD recupere -si alguna vez lo tuvo- su proyecto original de transformar la pol¨ªtica y la vida espa?olas, de ser alternativa v¨¢lida frente al proyecto de cambio socialista. Si no lo hace, aun si no lo hace desde la oposici¨®n, si es que pierde, como muchos vaticinan, las pr¨®ximas elecciones, si cae en brazos de la derecha arcaica y conservadora, del retrofranquismo fraguista, UCD faltar¨ªa a su compromiso de ser el gran partido de la derecha democr¨¢tica de este pa¨ªs, de esa derecha que no est¨¢ llamando a los guardias cada vez que pierde los resortes del poder.
El ejemplo de Rojas Marcos
En cualquier caso, el partido del Gobierno va a tener una buena oportunidad de explicar cu¨¢les son sus capacidades de regeneraci¨®n. Su secretario regional en Andaluc¨ªa acaba de dimitir, como honrosa muestra de lo que un hombre con responsabilidad pol¨ªtica debe hacer ante el fracaso. No hemos sabido nada parecido de la presidenta regional y ministra de Cultura, Soledad Becerril, ni de los otros grandes responsables del sonado vapuleo. Como contrapunto curioso, el secretario del PSA, Rojas Marcos, ha ca¨ªdo de su podio, como era de esperar, en un acto de coherencia pol¨ªtica que le honra, al mismo tiempo que entierra casi con toda su seguridad sus oportunidades de futuro y que abre interrogantes de todo g¨¦nero en torno al porvenir del propio partido. El PSA es un partido nacionalista de Andaluc¨ªa que cuenta curiosamente con s¨®lo tres diputados en el Parlamento andaluz, mientras que mantiene seis en el espa?ol y uno en el catal¨¢n.
Todo esto parece casi un desprop¨®sito y pone de relieve el oportunismo de los l¨ªderes de esta formaci¨®n, animada en momentos cruciales desde la UCD por Abril Martorell -con Su¨¢rez en la presidencia- y que ha dado inmejorables ejemplos de fulanismo en los debates en Cortes durante los ¨²ltimos a?os. La actitud de Rojas Marcos, por forzada que sea su decisi¨®n ante las cr¨ªticas de sus compa?eros, es al menos un ejemplo de honestidad democr¨¢tica y de los nuevos h¨¢bitos que nos gustar¨ªa acostumbren a imperar en la pol¨ªtica espa?ola. ?Qu¨¦ curioso resulta que sea con su canto de cisne cuando este pol¨ªtico bregador nos haya dado una lecci¨®n digna de verdadero elogio!
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