Washington teme una extensi¨®n de la guerra irano-iraqu¨ª
Estados Unidos quiere jugar un papel m¨¢s activo en la soluci¨®n de los tres conflictos que m¨¢s le preocupan en la actualidad: la guerra irano-iraqu¨ª, la autonom¨ªa palestina y L¨ªbano, seg¨²n ha manifestado el secretario norteamericano de Estado, Alexander Haig. Con respecto al primero, Haig cree que "hay un gran riesgo de que se extienda a los Estados vecinos".Haig pronunci¨® el mi¨¦rcoles un discurso sobre los problemas de Oriente Pr¨®ximo y Medio ante el Consejo de Relaciones Internacionales de Chicago, en el que puso en evidencia que la primera inquietud de los dirigentes norteamericanos es la guerra irano-iraqu¨ª. "Hay un gran riesgo", piensa Haig, "de que el conflicto se extienda a los Estados vecinos. Ya envenena las relaciones inter¨¢rabes. Esto puede conducir a cambios imprevistos y de un alcance considerable en el equilibrio regional de poder, lo que dar¨ªa a la URSS una ocasi¨®n para ampliar su influencia".
Estados Unidos no mantiene relaciones diplom¨¢ticas con ninguno de los dos contendientes, y desde la ruptura de las hostilidades, hace veinte meses, se ha declarado neutral. "Nos hemos negado, y continuaremos haci¨¦ndolo, a que equipos militares bajo control norteamericano sean entregados a una de las dos partes", dice Haig. "Sin embargo, neutralidad no significa que seamos indiferentes a la resoluci¨®n (del conflicto). Tenemos amigos e intereses amenazados por la continuaci¨®n de las hostilidades".
Despu¨¦s de recordar que Estados Unidos est¨¢ decidido a defender sus "intereses vitales" en la regi¨®n y subrayar que estos intereses implican "la integridad territorial y la independencia pol¨ªtica de todos los pa¨ªses del golfo P¨¦rsico", Haig adelanta que "en las pr¨®ximas semanas jugaremos un papel m¨¢s activo con otros miembros de la comunidad internacional" para favorecer la conclusi¨®n de "esta guerra tr¨¢gica".
Temor a que caiga Hussein
Washington est¨¢ muy preocupado por las recientes victorias militares de Ir¨¢n y teme que sean seguidas de otra ofensiva -esta vez en territorio iraqu¨ª-, que pudiera provocar la ca¨ªda de Saddam Hussein y con ello una desestabilizaci¨®n de toda el ¨¢rea. De aqu¨ª deriva la necesidad de adoptar una actitud menos pasiva, aunque en Washington reina un sentimiento de impotencia ante la falta de medios de presi¨®n con que se cuenta sobre los beligerantes, que muestan una hostilidad parecilda hacia Estados Unidos.
Por lo que respecta a las negociaciones sobre la autonom¨ªa palestina, el panorima deber¨ªa ser radicalmente diferente, pues Washington mantiene buenas relaciones con Egipto y relanza las existentes con lsrael. Sin embargo, no parece factible una iniciativa americana a corto plazo, y Haig se limit¨® a formular principios y deseos sobre este problema.
En L¨ªbano, y ante la proximidad de la celebraci¨®n de elecciones presidenciales, EE UU considera necesario ir m¨¢s all¨¢ de un fr¨¢gil alto el fuego negociado entre Israel y los rialestinos y propone una acci¨®n internacional concertada "para apoyar tanto la integridad territorial libanesa como el establecimiento de un Gobierno central poderoso".
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