La tarde de los jinetes

Ayer dio la feria un giro de 180 grados. Tras la pausa impuesta por el aguacero del viernes, el espect¨¢culo de los hombres de seda y oro se cambi¨® por las cabalgadas de los jinetes espa?oles, con los zahones marisme?os y el aire de garrochistas y los caballeros portugueses, los del atuendo dieciochesco y el trote pausado y solemne. Tambi¨¦n en los tendidos hab¨ªa otras perspectivas. No se hizo notar el friso de pa?uelos verdes del tendido alto del siete a pesar de que el cuarto y el sexto fueron cojos. Tampoco estaban los latifundistas andaluces del clavel¨®n, que viene de Sevilla en el vuelo de Iberia, ni el nieto del machadiano don Guido, con la norteamericana de Nueva Jersey, que se lig¨® en la feria de Jerez.Otro p¨²blico se sentaba en los grader¨ªos del coso de Las Ventas. P¨²blico generoso e impresionable, con mucho griter¨ªo femenino y asombros infantiles. No podr¨¢n quejarse los, jinetes de la actitud de los espectadores, sobre todo Moura, que vio alcanzada su jaca repetidas veces durante su actuaci¨®n en solitario y cada golpe del toro sobre los flancos de la cabalgadura eran ovacionados como si se tratase de alardes circenses. Moura ha estado m¨¢s precavido que en otras ocasiones y con menos aciertos, pero el peso de su leyenda gravitaba sobre la plaza y las palmas no le faltaron. Al salir en colleras con Arranz estuvo menos brillante que el espa?ol, sin lograr sacar al manso de las tablas, lo que tuvo que hacer un pe¨®n que por fin de lo llev¨® a los medios.

No llega Arranz a los tendidos, porque es un rejoneador sobrio y oscuro. Para colmo la mala suerte se mont¨® a la grupa de su jaca y el toro que le correspondi¨® se inutiliz¨® en una ca¨ªda y hubo de ser apuntillado sin que el madrile?o pudiera clavar las banderillas.

Los momentos m¨¢s destacados de la corrida los alcalz¨® Emidio Pinto en su actuaci¨®n en solitario. Ha impresionado el portugu¨¦s por su seguridad y buena fe, toreando sobriamente a caballo, colocando al toro en suerte con acierto. Sufri¨® una ca¨ªda al resbalar la jaca en terrenos de la divisoria entre el ocho y el nueve y a partir del percance el p¨²blico se le entreg¨®.

Por el contrario, Javier Buend¨ªa demostr¨® ser el m¨¢s flojo del cuarteto. Con excesivas precauciones y abuso del toreo con la banderola del rej¨®n, que es algo as¨ª como el uso del pico de la muleta en el toreo de a pie. O sea, una ventajita m¨¢s. Le toc¨® un toro reserv¨¢n, pero ¨¦l estuvo sin sitio, fallando al clavar, saliendo con apuros de los encuentros y sufriendo un impresionante meneo del toro al intentar un quieto. Clav¨® el rej¨®n de muerte por los adentros, alegrando al toro con la voz y las buenas gentes sacaron los pa?uelos para pedir la oreja, que el se?or Portol¨¦s no concedi¨®.

En colleras gust¨® m¨¢s, aunque aprovech¨® las arrancadas que le provocaba el portugu¨¦s. Esta actuaci¨®n emparejada de Pinto y Buend¨ªa fue lo m¨¢s vistoso de la tarde por la voluntad y tes¨®n de los jinetes para lidiar a un manso.