El 'dinero negro' de las tragaperras
En menos de un a?o, el negocio de las llamadas m¨¢quinas recreativas y de azar ha aumentado sus beneficios hasta l¨ªmites incalculables
El gran negocio de las tragaperras comenz¨® a mediados de 1981. En esa fecha s¨®lo hab¨ªa instaladas en Espa?a alrededor de unas 200.000 m¨¢quinas, y en menos de seis meses -a primeros de este a?o- la cifra se duplic¨®. Las grandes mafias, los astutos y algunas otras personas que no ten¨ªan dinero ni para vivir observaron que el negocio no pod¨ªa ser m¨¢s rentable: una absoluta falta de control de la Administraci¨®n y poco dinero para invertir, del que se obten¨ªan en pocos meses alt¨ªsimos beneficios.La Comisi¨®n, Nacional de Juegos no supo valorar el volumen que iba a tomar el negocio de las tragaperras y qued¨® absolutamente desbordada. Para controlar todos los negocios referentes al juego en Espa?a s¨®lo existen doscientos inspectores de polic¨ªa.
A partir de ah¨ª comienza toda una historia de extorsiones, fraudes, chantajes, mafias, matones de tercera, delincuentes de guante blanco, posibles corrupciones a altos niveles, etc¨¦tera. Una de las primeras irregularidades es el hecho de que el asesor jur¨ªdico de FACOMARE (Asociaci¨®n Espa?ola de Fabricantes y Comercializadores de M¨¢quinas Recreativas y de Azar) sea un alto cargo de la Administraci¨®n muy pr¨®ximo a la presidencia del Gobierno.
El fraude se inicia a partir de la misma fabricaci¨®n de las m¨¢quinas. Estos aparatos vienen a costar al fabricante alrededor de unas 60.000 pesetas y son vendidos al operador -comercializador o explotador- por unas 200.000 pesetas. Pero esta venta la realizan muchos de ellos fraudulentamente, seg¨²n han manifestado a este peri¨®dico algunos operadores y fuentes del Ministerio del Interior. El m¨¦todo que todav¨ªa utilizan es el siguiente: al vender, por ejemplo, dos m¨¢quinas por valor de 400.000 pesetas, en la factura correspondiente a las mismas solamente figura un precio de 250.000 pesetas y el resto obligan a pagarlo por medio de un cheque al portador. Como al comprador le interesa el negocio a pesar de todo, el fabricante ya obtiene un dinero negro -150.000 pesetas- que no controla el Fisco y por supuesto no paga impuestos.
M¨¢s de 400.000 m¨¢quinas en Espa?a
Actualmente se encuentran funcionando en Espa?a m¨¢s de 400.000 tragaperras -m¨¢quinas del tipo denominadas B, cuyo premio no deb¨ªa ser mayor de quinientas pesetas-, de las cuales, seg¨²n datos del Ministerio del Interior, unas 250.000 son ilegales. Por cada m¨¢quina, su explotador deb¨ªa pagar a Hacienda, antes de salir el nuevo decreto, 6.000 pesetas -ahora son 40.000 pesetas-, pero el total de la recaudaci¨®n sobre este impuesto ascendi¨® a s¨®lo 27 millones de pesetas el a?o pasado, lo que ha supuesto, seg¨²n las mismas fuentes, un fraude al Fisco que se aproxima a los 2.400 millones de pesetas. La cifra recaudada por Hacienda indica que no s¨®lo no pagaban los que manten¨ªan las m¨¢quinas ilegalmente, sino tampoco la mayor¨ªa de los que ten¨ªan sus papeles en orden.
El decreto por el que se reg¨ªan este tipo de m¨¢quinas ordenaba que el 65%, como m¨ªnimo, del dinero jugado en ella se deb¨ªa devolver en premios y el 35% se deb¨ªa repartir entre el operador y el propietario del establecimiento. Aunque las cifras var¨ªan ligeramente, se ha estimado que la renta media de beneficios de cada m¨¢quina al mes -el 35% del dinero jugado- oscilaba entre las 130.000 y las 180.000 pesetas. Esta cifra es indicativa del volumen de dinero que se mov¨ªa en este sector y especialmente del dinero negro que, dado el n¨²mero de aparatos ilegales, no era controlado por el Fisco.
Dado el volumen de beneficios que se obten¨ªan con las tragaperras, a partir de agosto de 1981 se produce el boom del negocio. Las fabricantes comienzan a producir masivamente aparatos. Seg¨²n datos del Ministerio del Interior, en los ¨²ltimos tres meses se fabricaron alrededor de 200.000 m¨¢quinas. Los operadores comienzan a buscar el dinero para comprar m¨¢quinas y los m¨¢s astutos montan un aparato distribuidor de las mismas por los barrios de las grandes ciudades. Ah¨ª comienzan a crearse las peque?as mafias, que comienzan a "trabajarse" los 200.000 bares que actualmente est¨¢n abiertos en Espa?a.
El presidente de FACOMARE, Eduardo Morales, manifestaba a EL PAIS que el asunto se desbord¨® "porque la Administraci¨®n no supo evaluar el efecto que iba a producirse al autorizar las m¨¢quinas B y ahora, cuando estas empresas han llegado a situarsecomo una de las primeras fuentes de ingresos de el pa¨ªs y han llegado a situarse en los primeros puestos de la fabricaci¨®n internacional de tragaperras, despu¨¦s de Estados Unidos y Jap¨®n, tambi¨¦n ha cometido el error de acabar con nosotros de un plumazo, sin evaluar las consecuencias que ello lleva consigo". Actualmente en Espa?a se contabilizan 214 empresas fabricantes de este tipo de m¨¢quinas y alrededor de unos 6.000 operadores.
Los grandes hombres de negocios se tapan en este asunto mediante sus hombres de paja, a quienes pagan para que sus nombres no aparezcan en los registros ni en documentos que puedan revelar su implicaci¨®n en el caso. Los mafiosos de tercera toman las grandes ciudades como Madrid y se reparten por barrios la explotaci¨®n de los aparatos. Fuentes solventes de la Brigada de Juegos de Madrid han se?alado a este peri¨®dico que las 60.000 m¨¢quinas que funcionan en la capital de Espa?a estaban, en su mayor¨ªa, absolutamente controladas por estas mafias, las
El 'dinero negro' de las tragaperras
cuales ya hab¨ªan intentado, y logrado en algunos casos, colocar aparatos en peluquer¨ªas, en supermercados, en la v¨ªa p¨²blica y hasta en casas de masajes. El control de los aparatos se hab¨ªa perdido y el negocio se hab¨ªa desbordado de una forma inimaginable.El chantaje era constante. Los peque?os mafiosos regalaban a los propietarios de los establecimientos televisores en color o dinero en efectivo para que ¨¦stos accedieran a colocar sus aparatos en el bar. Las amenazas para emplazar las m¨¢quinas entre los propios operadores eran, tambi¨¦n, continuas, mientras los gobiernos civiles -competentes sobre el asunto en sus respectivas provincias- desconoc¨ªan lo ocurrido o no quer¨ªan desentra?ar la tela de ara?a que ya estaba tejida.
Reclamos musicales
Seg¨²n el Ministerio del Interior, las m¨¢quinas pod¨ªan trucarse y manipularse con absoluta facilidad. Pod¨ªa reducirse mediante el simple cambio del microprocesador el tanto por ciento de premios y beneficios a gusto del operador. No exist¨ªa ning¨²n problema, y por si todo esto fuera poco, los reclamos musicales que utilizaban los tragaperras no han pagado los derechos de autor.
Una forma de trucaje que todos los adictos a los monstruos mec¨¢nicos conoc¨ªan era la acumulaci¨®n de premios. Se sab¨ªa que no pod¨ªa darse m¨¢s de quinientas pesetas de premio por jugada, pero cuando esto ocurr¨ªa, con introducir cuatro monedas m¨¢s se obten¨ªan las 2.500 pesetas -quinientas por cada moneda-. Era una forma de evitar que en una jugada y de golpe se obtuvieran m¨¢s de las quinientas pesetas legales.
Asimismo, algunas m¨¢quinas del tipo C -con premios desorbitados de hasta 100.000 pesetas, ya que son trucadas con facilidad, prohibidas, excepto en los casinos-, se hab¨ªan instalado en los bares de las grandes ciudades y, especialmente, seg¨²n el Ministerio del Interior, en todo el Pa¨ªs Vasco, donde todav¨ªa funcionan muchas de ellas.
Una de las curiosidades surgidas en torno a este negocio consist¨ªa en orde?ar la m¨¢quina. Los propietarios de algunos bares, que ya conoc¨ªan el funcionamiento del aparato, esperaban el momento adecuado para limpiar la m¨¢quina de los premios mayores y, por supuesto, obten¨ªan sus buenas cantidades de dinero, adem¨¢s de lo que semanal y mensualmente obten¨ªan con su explotaci¨®n.
A. O., un mediano operador de las tragaperras, que pas¨® del paro a pedir un pr¨¦stamo para iniciarse en este negocio y lleg¨® a explotar 125 aparatos, declar¨® a EL PAIS que el nuevo decreto, que proh¨ªbe la ubicaci¨®n del monstruo en los bares y otros establecimientos que no sean casinos o salones recreativos, favorec¨ªa a los grandes fabricantes, "que son los aut¨¦nticos beneficiarios del negocio, tienen montadas unas sociedades filiales, explotan sus propias m¨¢quinas, dominan el mercado, y tienen buenas relaciones en la Administraci¨®n.
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