Dos interpretacionesde la unidad sindical
La campa?a de movilizaciones convocada conjuntamente por Comisiones Obreras (CC OO) y Uni¨®n General de Trabajadores (UGT) para los d¨ªas 7, 8 y 9 de junio, contra el paro y en defensa del puesto de trabajo, acabar¨¢, si Dios no lo remedia, como el rosario de la aurora.De momento, los secretarios generales de ambas organizaciones han iniciado una campa?a de mutuo desprestigio que pueden desembocar en unas jornadas pasadas por agua y ser el paso definitivo para romper la unidad de acci¨®n de ambos sindicatos.
Marcelino Camacho, por Comisiones Obreras, ha acusado a la central socialista de haber dado marcha atr¨¢s en las acciones previstas, y Nicol¨¢s Redondo, por la Uni¨®n General de Trabajadores, ha llamado incoherentes a los compa?eros de Comisiones Obreras, y les ha acusado de plantear, a nivel de c¨²pula, la necesidad de acciones responsables, mientras promueve a nivel de bases campa?as de agitaci¨®n permanente.
Para Nicol¨¢s Redondo, las bases de Comisiones Obreras quieren la huelga general. Pero la Uni¨®n General de Trabajadores, tal como aclar¨® su secretario general, s¨®lo quiere dar un toque de atenci¨®n sobre el aumento constante del paro y la inseguridad que en el puesto de trabajo introducir¨ªan los nuevos decretos sobre contrataci¨®n presentados por el Gobierno.
Se olvidan ahora muchas cosas. Hace unas semanas, con el campo de las Margaritas de Getafe lleno a rebosar de trabajadores, Luis Solana, del Partido Socialista Obrero Espa?ol (PSOE) y el mismo Antonio Puerta, secretario del metal de la Uni¨®n General de Trabajadores abogaban, de forma m¨¢s o menos abierta, por las movilizaciones como ¨²nica salida a la situaci¨®n.
La euforia de Getafe
Las cosas, aparentemente, han cambiado desde entonces. La Uni¨®n General de Trabajadores no quiere acciones de presi¨®n excesivas. La euforia de Getafe ha arrastrado a la central socialista a tomar unas decisiones que, una vez analizadas, no han parecido las m¨¢s convenientes. La Uni¨®n General de Trabajadores, en este sentido, s¨ª ha dado marcha atr¨¢s. La campa?a de movilizaciones va a convertirse, de esta suerte, en una especie de jornada de reflexi¨®n que no convencer¨¢ a nadie.
Cambiar una hora de paro general en Madrid por tres minutos en los transportes p¨²blicos carece de toda l¨®gica si lo que se persigue es la demostraci¨®n de que la situaci¨®n de paro e inseguridad est¨¢ llegando a niveles insoportables.
Al margen de que en estos momentos sea conveniente mantener la serenidad, tres minutos de paro en los autobuses es m¨¢s o menos lo que se demora en la parada un veh¨ªculo de transportes p¨²blicos y sus repercusiones ante la opini¨®n p¨²blica ser¨¢n m¨ªnimas. La confrontaci¨®n electoral entre ambos sindicatos ha comenzado y en este hecho hay que buscar los cambios introducidos en las acciones previstas para los primeros d¨ªas de junio.
A la Uni¨®n General de Trabajadores le interesa separarse de CC OO. El largo noviazgo iniciado ahora hace un a?o con el Acuerdo Nacional sobre Empleo (ANE) ha de enfriarse, al menos mientras duren los comicios.
Las alternativas que defienden uno y otro sindicato deben aparecer di¨¢fanas. La Uni¨®n General de Trabajadores es moderaci¨®n frente a la radicalizaci¨®n de Comisiones Obreras. A todo ello habr¨ªa que sumar las consecuencias de la victoria socialista en Andaluc¨ªa y las perspectivas de unas pr¨®ximas elecciones generales en las que el PSOE se perfila como virtual ganador.
Por otra parte, cuando se firm¨® el Acuerdo Nacional sobre Empleo, las bases de la Uni¨®n General de Trabajadores aceptaron a rega?adientes que en la mesa de negociaciones se abriera un hueco a Comisiones Obreras.
Para determinados sectores de la central socialista, la inclusi¨®n de la otra central supon¨ªa darle un espaldarazo que s¨®lo redundaba en su beneficio. Las cr¨ªticas, tras el triunfo en Seat, han arreciado sobre San Bernardo, 20, sede de la confederal ugetista. Ir a una jornada de movilizaciones fuertes del brazo de CC OO no beneficia en estos momentos a UGT.
As¨ª las cosas, Comisiones Obreras se encuentra entre la espada y la pared. Si mantiene la necesidad de una jornada de presi¨®n como la que en un principio estaba prevista, corre el peligro de aparecer en solitario y dar la imagen de sindicato incontrolado y radical que en los ¨²ltimos meses ha tratado de evitar por encima de todo. El sindicato tiene adem¨¢s otro problema. CC OO ha resuelto el dilema de movimiento sindical o sindicato escogiendo la segunda opci¨®n.
Y ello a¨²n a costa de graves crisis internas que ha ido sorteando -aunque no resolviendo- de la mejor manera posible. Pero los submarinos siguen en su seno. Comisiones Obreras tiene en sus bases y en algunos de sus ¨®rganos de direcci¨®n gente que a?ora todav¨ªa un pasado de movilizaciones y de lucha por encima de la negociaci¨®n y el pacto.
Las diferencias surgidas con motivo de esta campa?a no benefician al movimiento obrero y perjudican al sindicalismo de nuestro pa¨ªs. Ni CC OO ni UGT son lo suficientemente fuertes como para jugar en solitario la baza de la presi¨®n, ni siquiera para arrogarse una representatividad cada vez m¨¢s cuestionada.
Juntos han podido firmar un ANE que, al margen de otras consideraciones, ha servido para fortalecer el movimiento sindical en nuestro pa¨ªs, les ha dado una credibilidad de la que carec¨ªan por separado y les ha otorgado, adem¨¢s, una presencia en los ¨®rganos de la Administraci¨®n que, en definitiva, ha redundado en su consolidaci¨®n. Y eso es lo que las dos centrales mayoritarias no pueden olvidar.
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