Hay que regenerar UCD
En opini¨®n del autor, la sociedad espa?ola reclama en su mayor¨ªa una cumplida respuesta a cuestiones tan importantes como la de hacer frente a la crisis econ¨®mica sin incrementar los impuestos, erradicar el terrorismo, mantener la unidad nacional junto al desarrollo de autonom¨ªas eficaces, atajar el desempleo, apoyar a la familia y mejorar la eficacia y honestidad de los servicios p¨²blicos. Puntos todos ellos que est¨¢ en condiciones de asumir un partido de centro como Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico, afirma el autor.
La legitimidad pol¨ªtica de UCD, por causa de los resultados de las elecciones andaluzas, est¨¢ cuestionada. No cabe, pues, echar botes de humo al problema. La situaci¨®n actual del centro exige una firme voluntad pol¨ªtica y, sobre todo, claridad en los objetivos. A d¨®nde se va y c¨®mo se debe ir han de aparecer de forma n¨ªtida no s¨®lo en la conciencia de los protagonistas del momento, sino explicitado en la opini¨®n p¨²blica. No hacerlo as¨ª supone, para el partido centrista, la continuidad de un proceso que tiene cada vez perfiles m¨¢s oscuros y que se presenta con car¨¢cter decadente.Un l¨ªder pol¨ªtico que acamp¨® en los territorios centristas me dec¨ªa que ya estaba aceptado el que baj¨¢semos a segunda divisi¨®n; despu¨¦s, a tercera, y as¨ª sucesivamente. Sin embargo, pienso que UCD tiene mucho coraje pol¨ªtico que descubrir. Hoy m¨¢s que nunca el partido necesita (la tiene) una nueva clase pol¨ªtica, que con un fundamento ¨¦tico para su acci¨®n sea capaz de regenerar el centro y crear una alternativa moderna, basada en la libertad y comprometida con los valores sociales y comunitarios de los ciudadanos.
En un intento de superar el compromiso al uso del que estos d¨ªas se hace gala y con un sentido cr¨ªtico y constructivo de la realidad pol¨ªtica, se puede afirmar que: el panorama pol¨ªtico est¨¢ caracterizado por un sistema sobrecargado de demandas sociales no satisfechas, que se pueden concretar en una agenda de cuestiones pendientes, que amenaza con desestabilizarlo definitivamente; un partido en el Gobierno erosionado por las recientes elecciones andaluzas, que han producido la desmoralizaci¨®n en sus cuadros y en sus bases; una oposici¨®n que oscila entre la cr¨ªtica o la obstaculizaci¨®n sistem¨¢tica y su emboscamiento en la moderaci¨®n; una selecci¨®n y circulaci¨®n de elites prematuramente detenida y mediatizada por incipientes, aunque poderosas, burocracias partidarias, y, por ¨²ltimo, una explicable desconfianza de vastos sectores de la opini¨®n -y, particularmente, los llamados poderes f¨¢cticos- hacia la pretendida representatividad y eficacia de los partidos.
De ah¨ª que los ideales de la moderaci¨®n que representa UCD deban ir en la direcci¨®n de conseguir a corto plazo, si se quiere defender la democracia y los ideales de libertad y justicia que nos califican como partido, una oferta pol¨ªtica con pretensi¨®n de apoyo mayoritario. Dicho empe?o ha de tener en cuenta que, con cierta independencia de la acci¨®n partidaria de los votantes, la mayor¨ªa de ¨¦stos desean las mismas cosas: voluntad para hacer frente a la crisis econ¨®mica sin incremento de los impuestos, pol¨ªtica firme de orden p¨²blico y contra el terrorismo, mantenimiento de la unidad nacional y autonom¨ªas eficaces, esperanza de un puesto de trabajo y ciertas pol¨ªticas modernizadoras -gratuidad de la ense?anza, mayor racionalidad y honradez en los servicios p¨²blicos y apoyo a la familia-.
En consecuencia, la estrategia del partido ha de pasar necesariamente por la asimilaci¨®n de esos valores pol¨ªticos en movimiento y ha de consistir en la regeneraci¨®n y el reverdecimiento de la constelac¨ª¨®n de intereses e ideales que configuran en Espa?a el espacio pol¨ªtico del centro sociol¨®gico.
Un Gobierno de autoridad
Esta constelaci¨®n, en parte, coincide con la vieja UCD, pero hoy, el reto est¨¢ en conseguir que coincida con el nuevo talante y los nuevos hombres que demanda el partido.
Tal intento de regeneraci¨®n implica la puesta en pie de un proyecto program¨¢tico que vuelva a justificar "el estar juntos" de todos aquellos intereses e ideales y la estructuraci¨®n de una forma organizativa funcional con la diversidad que le sirva de base. El reclamo mayoritario indica que dicho proyecto program¨¢tico debe girar en torno a la idea de un Gobierno de autoridad, modernidad y credibilidad democr¨¢tica, que lleve a esta sociedad al punto de equilibrio perdido en t¨¦rminos de identidad nacional b¨¢sica y pautas de convivencia.
Parece claro que todas las sociedades se reequilibran y que para el reequilibrio pol¨ªtico es necesario un Gobierno de autoridad. La diferencia estar¨¢ entre tener un Gobierno de autoridad de centro o de izquierdas, pero tambi¨¦n en tenerlo con democracia o sin ella.
Este nuevo proyecto, desacomplejado ya de su mala conciencia democr¨¢tica, ha de contener, por una parte, pol¨ªticas firmes -no reaccionarias- en materia de seguridad, orden p¨²blico y autonom¨ªas. No s¨®lo porque la mayor¨ªa lo reclama, sino, sobre todo, porque es necesario arrebatar ciertas banderas a los sectores conservadores. Por otra, ha de contener pol¨ªticas de honestidad -sentido ¨¦tico de la praxis pol¨ªtica, combatir la corrupci¨®n, transparencia del gasto p¨²blico, preocupaci¨®n por el ciudadano, inter¨¦s por la familia, informaci¨®n y comunicaci¨®n rigurosa-. Pol¨ªticas eficaces para la racionalidad y ordenaci¨®n de la econom¨ªa en un modelo de reformas hacia el progreso. Ha de saber plantear tambi¨¦n pol¨ªticas de esperanza que liberen la incertidumbre, el miedo y el des¨¢nimo, para generar laboriosidad, solidaridad, expectativas de bienestar y seguridad de vida.
?Es posible que UCD pueda avanzar en la direcci¨®n descrita? Pienso que s¨ª, y en la regeneraci¨®n del centrismo est¨¢ la cave. El liderazgo, pol¨ªtico que ostenta Calvo Sotelo debe apelar con firmeza a la solidaridad y a la competencia de la clase pol¨ªtica centrista, ahuyentando lo que de trabas formales y personalismo mediocre exista.
es diputado de UCD por Granada.
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