Emilia Sz¨¦kely se consideraba "un Sancho humilde junto a un Quijote" como Madariaga
Emilia Szekely de Madariaga, la viuda del pensador espa?ol Salvador de Madariaga, asegura que no le gusta hablar en primera persona. Ella de quien viene a hablar es de su marido, en este viaje a Espa?a, el primero despu¨¦s de su muerte. "Yo me consideraba un Sancho humilde viviendo con un gran Quijote", afirma Emilia Sz¨¦kely. "Yo quiero", afirma la viuda del pensador, "que la gente se percate de que mi marido era espa?ol hasta el final de su ser. No cambi¨® nada con el destierro en el extranjero, sino que se intensific¨® esa forma de ser, compatible con su actitud de gran europeo que luchaba desde su juventud por una Europa unida".
"Mi destino", dice, "ha sido ser la ayuda de Salvador de Madariaga: yo me consider¨¦ siempre un Sancho humilde con un gran Quijote. Y adem¨¢s, en cl curso de tantos a?os de convivencia, es natural que Don Quijote se sanchifique algo y Sancho se quijotice mucho... Lo cierto, es que nuestra relaci¨®n fue de una magn¨ªfica identificaci¨®n".Emilia Sz¨¦kely ha sido, dice, colaboradora y triductora de Salvador de Madariaga desde que se conocieron, "en Viena, en 1933. El pasaba por la capital austr¨ªaca donde yo estaba trabajando en un archivo vien¨¦s, sobre el diario de un embajador austr¨ªaco en Espa?a, en la corte de Carlos II el Hechizado. En aquel diario yo encontr¨¦ datos sobre la literatura, el arte y las costumbres espa?olas de la ¨¦poca, y el ministro espa?ol Eduardo Garc¨ªa Com¨ªn, que era el jefe de la Legaci¨®n, me pidi¨® que diera una conferencia durante la estancia de Madariaga en Viena. De all¨ª sali¨® una colaboraci¨®n de cuarenta a?os, (que se afirm¨® m¨¢s cuando el destino volvi¨® a reunirnos en Londres, en 1938".
Impresi¨®n de los Reyes
La viuda de Madariaga vino a Barcelona, Galicia y Madrid por diversas razones. En Barcelona, las cuestiones editoriales que le lleva Carmen Balcells. En La Coru?a, invitada por el Instituto Cornide, al que Salvador de Madariaga leg¨® sus archivos, que van siendo trasladados desde Oxford para constituir un centro de documentaci¨®n, bajo la direcci¨®n de Isabel Mart¨ªnez-Barbeito. En Madrid, infinitos contactos, la agenda llena: "Hab¨ªa sido invitada por Eduardo, Garc¨ªa de Enterr¨ªa y tambi¨¦n voy a saludar a los Reyes en la fiesta del santo de Don Juan Carlos". Emilla de Madariaga fue invitada a la fiesta de San Juan en Aquisgr¨¢n, cuando el Rey recibi¨® el premio Carlpmagno. "Volv¨ª", dice, "impresionad¨ªsima del efecto que las personas de los Reyes han hecho sobre todas las capas de la sociedad de Aquisgr¨¢n. Yo creo que han despertado admiraci¨®n la firmeza y la inteligencia del Rey y la amabilidad juvenil y hay que decir que la modestia, de la Reina".En este viaje, Emilia de Madariaga ha reencontrado la espa?olidad de su marido de una manera sensible. "Madariaga", dice, "era espa?ol hasta la m¨¦dula, aunque haya tenido que vivir, por fuerza y con una nostalgia constante y enorme, cuarenta a?os fuera de su pais. Yo acabo de venir de Arenas de San Pedro, y al vivir ese paisaje ¨²nico, y al as¨ªmilar aquella naturaleza, aquella luminosidad y suavidad, me he dado dolorosamente cuenta una vez m¨¢s, de lo que hab¨ªa perdido mi marido en los cuarenta a?os de destierro. Vengo de las R¨ªas Bajas, de su pa¨ªs natal, en donde estuvimos juntos en 1976 y tantas veces, en medio de aquella hermosura tan distinta, no pude no acordarme de cu¨¢ntas veces he o¨ªdo a mi marido, espont¨¢neamente, como si viniera de lo m¨¢s profundo de su ser, exclamar: "?Me tira la tierra!".
Emilia de Madariaga se ha encargado de la edici¨®n de Mi respuesta, el ¨²ltimo libro de Madariaga publicado por Espasa Calpe en Espa?a, que es, dice, "un libro muy interesante desde el punto de vista de la ¨¦poca. Son una serie de art¨ªculos publicados en la Revista Ib¨¦rica, la que fund¨® y dirigi¨® Victoria Kent, que se publicaba en Nueva York, biling¨¹e, en ingl¨¦s para orientar a los norteamericanos sobre lo que pasaba en Espa?a durante la dictadura, y en castellano, para los desterrados en Am¨¦rica. Mi marido tuvo parte activa en aquella revista, en la que colaboraron numerosas personalidades espa?olas y norteamericanas... Y tambi¨¦n intervino", dice, "una asociaci¨®n americana de ayuda a los refugiados espa?oles, que a¨²n hoy sigue manteniendo a algunos exiliados".
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