Presiones militares contra Calvo Sotelo

El gobernador militar de una provincia expres¨® con claridad a un ministro, el pasado fin de semana, que un sector del Ej¨¦rcito se encuentra muy irritado con el presidente Leopoldo Calvo Sotelo, por sus declaraciones tras hacerse p¨²blico el fallo de las sentencias del 23-F el jueves d¨ªa 3. En c¨ªrculos parlamentarios se asegura que el malestar en los aludidos sectores militares se habr¨ªa plasmado en un escrito el domingo d¨ªa 6 que pretend¨ªan hacer llegar al Rey, aunque finalmente desistieron de hacerlo.

Medios cercanos al Ministerio de Defensa reconocieron hace d¨ªas que los estados de opini¨®n recogidos en las unidades y cursados al mando, registran un profundo desagrado por las cr¨ªticas p¨²blicas que la sentencia mereci¨® de los l¨ªderes pol¨ªticos y especialmente del propio presidente del Gobierno, a cuyas palabras se atribuye una dosis adicional de agresividad por la inmediatez con que fueron emitidas por Radio Nacional de Espa?a.Un alto funcionario del Gobierno reconoci¨® ayer a EL PAIS que result¨® desafortunada la expresi¨®n del presidente al reconocer que no hab¨ªa le¨ªdo la sentencia, pese a lo cual se aventur¨® a emitir una opini¨®n categ¨®rica, sin acogerse a la reserva que le permit¨ªa la convocatoria del Consejo de Ministros para el d¨ªa siguiente.

Trascienden detalles que apuntan hacia manifestaciones de incompatibilidad con el jefe del Ejecutivo, que ciertos observadores estiman an¨¢logas a las advertidas en los ¨²ltimos meses de la presidencia de Su¨¢rez inmediatamente antes de su dimisi¨®n, en enero de 1980. Finalmente, el l¨ªder del partido socialista, Felipe Gonz¨¢lez, en su ¨²ltima conferencia de Prensa, el pasado 4 de junio, se sinti¨® obligado a pronunciarse en¨¦rgicamente contra cualquier intento de Gobierno de gesti¨®n, en favor del cual vuelven a dejarse sentir presiones.

Estas fricc¨ªones se ven potenciadas por la tendencia visible de sectores del mando militar a enlazar directamente con el Rey, invocando su condici¨®n de mando supremo de las Fuerzas Armadas, sin aceptar la intermediaci¨®n del Gobierno, a quien corresponde constitucionalmente dirigir la Administraci¨®n civil y militar, la defensa nacional y la conducci¨®n de la guerra.

Pol¨ªticos y juristas coinciden un¨¢nimes en que el mando supremo de las Fuerzas Armadas, atribuido al Rey, tiene an¨¢logo car¨¢cter a otras afirmaciones constitucionales, seg¨²n las cuales la justicia se administra en nombre del Rey y, es el Rey quien sanciona las leyes o quien declara la guerra o hace la paz.

Frente a los estrictos supuestos constitucionales, en alg¨²n sector de las Fuerzas Armadas, ha cobrado arraigo la pretensi¨®n de situar en el Rey el mando supremo efectivo de las Fuerzas Armadas, salt¨¢ndose la acci¨®n y los poderes reales del Gobierno. Los seguidores de esa l¨ªnea propugnan adem¨¢s una amplia autonom¨ªa institucional para la familia militar y una situaci¨®n de autogobierno, sin que al poder ejecutivo le reste otra misi¨®n que aportar los recursos financieros requeridos.