El Gran Turco
La primera cresta de grito y crispaci¨®n me vino, como tantos otros avisos pol¨ªticos y sociol¨®gicos, de ese periodista absoluto en evocaci¨®n y dedicaci¨®n que es Antonio Casado (no digamos full time, seg¨²n se usa, que nos puede pasar como a los argentinos con las Falkland, que luego nos den por el anglicanismo, como dir¨ªa Tierno). Luego se ha generalizado la protesta contra el programa/TVE Golpe a la turca.
?Y qu¨¦ otra cosa pod¨ªamos esperar del, Gran Turco, o sea Robles Piquer? El Gran Turco ha sido obsesi¨®n hist¨®rica y chivo emisario de los espa?oles cl¨¢sicos, de los espa?oles peatonales y de algunos duques, como el de Osuna, de quien Quevedo pudo escribir, en soneto lapidal, "por epitafio la sangrienta Luna", endecas¨ªlabo que no quiere decir nada (son los buenos) porque quiere decir muchas cosas, desde el pictograma otomano a la Luna poniente del Imperio. A Borges le fascina este verso por su grandeza l¨¦xica tanto como por su pluralidad de lecturas. A Borges tambi¨¦n les fascinar¨ªa ese cu?ado a la espa?ola o a la turca- que es Robles Piquer, si le conociese. El verdadero y glorioso golpe a la turca fue el nombramiento de Robles Piquer, que puso en pie a la basca y el rojer¨ªo, pero que no hizo renunciar a un solo intelectual de sus contratos con el Ente.
Los intelectuales es que eran m¨¢s enterizos con Franco, porque jugaban a la Resistencia y el maquis ideol¨®gico. Ahora no se sabe bien a qu¨¦ se juega. El segundo golpe a la turca de la biograf¨ªa democr¨¢tica de Robles Piquer es mucho m¨¢s reciente y se refiere al par¨®n del debate parlamentario que "le iba a echar".
Incluso Felipe Gonz¨¢lez admiti¨® que, si le echaban, a lo mejor se cargaban el Gabinete y, en la tesitura, nos encontr¨¢bamos con un Gabinete de militares, m¨¢s algunos civiles entreverados y surtidos. Un debate parlamentario que se pierde voluntariamente porqu¨¦ puede dar paso a unos militares, m¨¢s la suposici¨®n impl¨ªcita de que esos militares no van a ser profundamente dem¨®cratas -?y por qu¨¦ no?-, es la aceptaci¨®n de un golpe a la turca, lo que me parece, por otra parte, una desconsiderada manera de tratar a los turcos. Parece que en Turqu¨ªa, cuando hay cohecho o metesaca, lo llaman "un golpe a la espa?ola".
As¨ª las cosas, cuando al Gran Turco le hacen la rueda las tribus del rojer¨ªo, los campamentos del socialismo y la corretona taifa de Senillosa, es natural que el aludido responda programando El golpe a la turca, y que el director, realizador o lo que sea del programa, se?or Gonz¨¢lez Green, explique la indignaci¨®n de las clases pol¨ªticas, period¨ªsticas y medias porque est¨¢n todos muertos de miedo, como m¨¢s o menos ha dicho. El diagn¨®stico es rudo, pero eficaz. No vi el programa, claro, como no veo nada de televisi¨®n, que me estoy, quitando, pero el "alerta est¨¢" de Casado, m¨¢s la generalizaci¨®n de la protesta, me llevan a puntualizar que estoy de acuerdo con los autores del rollo: un espacio/tve es siempre cosa de poco momento, y el verdadero golpe a la turca lo dio el Gran Turco con su desembarc¨® en la playa vestido de amargura de Prado del Rey. Admitido aquel desm¨¢n de turcos, aquel filibusterismo de se?ores con gumias de la guardarrop¨ªa de TVE/hist¨®ricos, nada de lo que venga debe sorprendernos ni tenemos ning¨²n derecho a protestar. Si una cosa as¨ª se la hacen a los turcos, en su televisi¨®n, yo les aseguro a ustedes que se encampanan y, por estas calendas greco/turcas, Robles Piquer tiene ya "por epitafio la sangrienta Luna". No se merece menos que un Quevedo como poeta eleg¨ªaco. O un Borges. Lo cual que a Borges, bandone¨®n genial que se deja llevar y traer por los puertos, hispanoturcos, lo veremos en la tele cualquier d¨ªa, explic¨¢ndole a Veyrat que no se dice Falkland, seg¨²n la autoridad (turca, por supuesto).
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