El Vaticano aclara la relaci¨®n del arzobispo Marcinkus con el financiero Roberto Calvi
Hay quien asegura que la historia de Roberto Calvi y el arzobispo lituano-norteamericano Paul Marcinkus, guardaespaldas del Papa gobernador del Estado del Vaticano y presidente del Banco Pontificio, est¨¢ haciendo sufrir a Juan Pablo II m¨¢s a¨²n que su mismo atentado en la plaza de San Pedro. Oficialmente no hay a¨²n respuesta a las siete preguntas formuladas a la Santa Sede por los informadores religiosos italianos y extranjeros acreditados ante el Vaticano, y a las que se ped¨ªa una respuesta concreta, para aclarar las acusaciones que la Prensa mundial est¨¢ echando sobre las espaldas del banquero de Dios.
En los pasillos vaticanos se dice que el Papa no puede a¨²n responder por un motivo muy sencillo: porque ni ¨¦l mismo estaba enterado de estas cosas. Como no lo estaban obispos y cardenales de curia. Y menos a¨²n lejanos eclesi¨¢sticos de otros pa¨ªses, que en estos momentos viven con preocupaci¨®n esta historia por las repercusiones que indirectamente pueda tener sobre la imagen p¨²blica del Vaticano y de la popular y evang¨¦lica acci¨®n pastoral del papa Wojtyla. Por eso se asegura que el Papa se est¨¢ informando a fondo y que est¨¢ dispuesto a que todo se aclare, porque la Santa Sede no se puede permitir vivir en esta ambig¨¹edad y bajo continuas sospechas de tr¨¢ficos ilegales en el campo financiero. Pero el problema de fondo es la estrecha amistad que une al arzobispo Marcinkus con el papa Wojtyla. Y no s¨®lo porque es su brazo derecho en los viajes internacionales, sino tambi¨¦n porque antes de ser papa Wojtyla ya Marcinkus se hab¨ªa ganado la simpat¨ªa del entonces arzobispo de Crakovia ayudando econ¨®micamente a la Iglesia polaca. Y si lo hizo entonces, es de suponer que ha seguido haci¨¦ndolo con mayor intensidad durante estos a?os de pontificado de Wojtyla.Y probablemente el banquero vaticano intentar¨¢ ahora justificar algunos de sus "pecados" financieros ante el Papa con el pretexto de haber ayudado a las iglesias necesitadas. As¨ª se pueden hoy explicar algunos particulares, incluso de los viajes papales, como la famosa escala t¨¦cnica en Nassau durante el vuelo a M¨¦xico, pasando por Santo Domingo. Nadie se explic¨® entonces aquella parada del Papa en las Bahamas. Ahora todo resulta m¨¢s claro al saber que monse?or Marcinkus es consejero de administraci¨®n del Cisalpine Bank, de Nassau, actualmente Ambrosiano Overseas. Es el ¨²nico obispo de la Iglesia cat¨®lica que ha aceptado figurar en el consejo de administraci¨®n de un banco. Y hay quien sospecha que la misma visita del, papa Wojtyla a Desmoines, en Estados Unidos, tuvo tambi¨¦n la finalidad de hacer saludar al Papa no a los pieles rojas, como se ha dicho, sino a grandes personajes de aquella zona.
Todas estas cosas las va conociendo el Papa en estos d¨ªas. Como tambi¨¦n las quejas de obispos y cardenales de curia y del extranjero, que no comprenden por qu¨¦ el IOR, es decir, el Banco Vaticano, deba actuar sin ning¨²n control. Existe s¨®lo una comisi¨®n de cardenales que cada a?o ven los balances finales, pero sin poder siquiera llev¨¢rselos a casa. Por otra parte, no entienden de material bancario. De este modo, monse?or Marcinkus es el due?o absoluto del banco. El se defiende diciendo que en ese banco est¨¢n los capitales de casi todas las congregaciones y ¨®rdenes religiosas y que, por tanto, debe quedar bajo secreto, pero hay quien acusa tambi¨¦n a ese banco de haberse prestado para que, a trav¨¦s de ¨¦l, pasasen capitales italianos al extranjero.
Historias turbias
Obispos y cardenales han temido siempre que el dinero de religiosos y el de la Santa Sede, que es dinero llegado al Papa de limosnas de los cat¨®licos de todo el mundo, pudieran ser invertidos en empresas poco dignas y poco agradables a Dios. Alguna vez se ha descubierto, al parecer, que el Banco Vaticano ten¨ªa acciones incluso en firmas que despu¨¦s controlaban f¨¢bricas de anticonceptivos o tipograf¨ªas pornogr¨¢ficas. Evidente mente, cuando se descubre, el Vaticano vende enseguida las acciones. Pero ?qui¨¦n controla todas estas cosas?, se preguntan en el Vaticano los enemigos de Marcinkus. Y esta pregunta se plantea cada vez que las finanzas de la Santa Sede se ven mezcladas en asuntos tan turbios como los ¨²ltimos de los banqueros Michele Sindona y Roberto Calvi, donde est¨¢n mezclados intereses de mafia, de servicios secretos, de masoner¨ªa y quiz¨¢ de otras cosas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.