Napole¨®n padeci¨® una enfermedad que le convert¨ªa en mujer
Napole¨®n Bonaparte (1769-1820), el emperador franc¨¦s que cambi¨® la faz de Europa, muri¨® en cautividad en la isla de Santa Elena, pero n de c¨¢ncer ni envenenado con ars¨¦nico. Falleci¨® de un mal glandular que le estaba transformando en una mujer, asegura el especialista e endocrinolog¨ªa, doctor Robert Greenblat, norteamericano, en el ¨²ltimo n¨²mero del British journal of sexual medicine. Un misterio puede al fin quedar desvelado. Un gran mito puede. morir: "Hoy no, Josefina".
"Que romance ha sido mi vida", dijo en una ocasi¨®n Bonaparte, a quien Stendhal admir¨® como general y c¨®nsul, pero no como emperador. Ahora, Greenblat pretende revelar el verdadero romance, pues Napole¨®n, seg¨²n esta versi¨®n, muri¨® de una enfermedad glandular que se conoce como s¨ªndrome de Zollinger-Ellison. Tumores benignos estaban creciendo en las glandulas endocrinas de creador del c¨®digo civil, produ ci¨¦ndole una transexuaci¨®n.Greenblat explica as¨ª por qu¨¦ partir de los cuarenta a?os de edad Napole¨®n Bonaparte comenz¨® a engordar. Su figura se fue re dondeando. Sus partes genitale empezaron a atrofiarse. De hecho en el examen posmortem del cad¨¢ ver, fallecido tras una larga agon¨ªa el 5 de mayo de 1821 en Santa Helena, s¨®lo se detect¨® ¨²lcera g¨¢strica y algunas partes s¨®lidas en la vejiga, a pesar de que se supone que hered¨® de su padre un c¨¢ncer.
Este examen revel¨® que el cuerpo del gran corso estaba cubierto por una espesa capa de grasa, su piel era blanca, las espaldas estrechas, las manos y los pies peque?os los ¨®rganos sexuales atrofiados. Un m¨¦dico brit¨¢nico lo describi¨® como afeminado. Otro habl¨® de la belleza de sus brazos y de sus pechos redondos y sin pelo, "que muchas mujeres hubieran envidiado".
El doctor Greenblat, autor de La vida amorosa de los famosos, reflexiones de un m¨¦dico, se explica as¨ª tambi¨¦n la letargia y los problemas para ormar que padeci¨® el aguila imperial durante el sitio de Mosc¨², sus entumecidas piernas en Borodino, sus intensos dolores de est¨®mago en la batalla de Desdren y su adorm¨ªlamiento en Leipzig.
Esta enfermedad llev¨® de modo dram¨¢tico a una falta de inicitiva por parte de Napole¨®n en la decisiva batalla de Waterloo. Napole¨®n fue un fogoso amante, reconoce Greenblat, especialmente durante la ¨¦poca de su matrimonio con Josefina, a quien, al regresar de sus campa?al, mandaba un mensaje por delante: "No te laves que llego".
Pero su actividad sexual se redujo sobremanera tras su boda con la emperatriz Mar¨ªa Luisa. El propio emperador lo admiti¨®. "La gente m¨¢s sublime casa ambos sexos en su propia persona", escribi¨® en 1843 el pensador norteamnericano Ralph Waldo Emerson. Sin duda, sus palabras no se refer¨ªan a Napole¨®n. En esa ¨¦poca, nadie sab¨ªa gran cosa del sistema glandular. El crecimiento de tumores benignos en el sistema endocrino llev¨® a una err¨®nea producci¨®n de hormonas sexuales en el cuerpo de Napole¨®n, forzando finalmente su muerte, opina Robert Greenblat.
En la miseria de la isla de Santa Elena, donde pas¨® los ¨²ltimos seis a?os de su vida, Napole¨®n Bonaparte, emperador depuesto, expiraba a los 52 a?os de edad, con una sumisa tristeza. Poco antes hab¨ªa dictado sus ¨²ltimas voluntades, en las que dec¨ªa: "Muero antes de mi tiempo, asesinado por la oligarqu¨ªa inglesa, y su mat¨®n a sueldo".
Se refer¨ªa a su segundo y odiado carcelero, el gobernador de la isla, Hudson Lowe, obsesionado con que se estaba gestando una conspiraci¨®n para la evasi¨®n del emperador.
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