Cinco razones para no votar a Ruiz-Gim¨¦nez
Primera: "Es el candidato oficial de la oposici¨®n, el candidato oficial del partido socialista". Esto no es en modo alguno cierto as¨ª expresado -a pesar de algunas simplificaciones en tal sentido de las agencias de Prensa-, pero desde luego UCD ha hecho todo lo posible para que lo fuera o lo pareciera. Invocarlo ahora como argumento en contra me parece de lo m¨¢s incoherente e irrelevante. Tambi¨¦n UCD estuvo, en su d¨ªa, a tiempo..., y lo siguen estando todav¨ªa sus diputados, que -liber¨¢ndose de la abstenci¨®n- contribuir¨ªan a mejorar, de paso, la imagen de su propio partido. Desde el principio hubo socialistas a favor, pero tambi¨¦n los hubo mucho m¨¢s reservones, suspicaces y hasta contradictores. Y lo mismo ocurri¨®, creo, en otros partidos y tambi¨¦n en UCD, aunque tal vez con proporci¨®n mayor aqu¨ª de los reticentes y negativos. Lo que pasa -?con perd¨®n!- es que una vez m¨¢s el PSOE ha demostrado mayor sensibilidad y conocimiento de la p¨²blica opini¨®n; pues, sobre la base de sus claras y no neutralistas opciones democr¨¢ticas, la verdad es que RuizGim¨¦nez sonaba bien a nivel popular para tal puesto.Segunda: "Suficientes problemas tenemos; no es conveniente aumentarlos con los que vendr¨ªa a crear el Defensor del Pueblo". Poca credibilidad democr¨¢tica y poca fe en las instituciones y en la Constituci¨®n demuestra quien as¨ª habla o quien, sin decirlo expresamente, as¨ª piensa y act¨²a. Me parece, por el contrario, que la puesta en funcionamiento de este alto comisionado de las Cortes no crear¨¢ m¨¢s problemas de los que ya est¨¢n creados (aunque a veces ocultos) y que podr¨¢, en cambio, ayudar a resolver muchos de ellos. Tal instituci¨®n del art¨ªculo 54 del texto constitucional supondr¨¢, sin duda, un importante fortalecimiento de nuestra joven democracia y un acercamiento de ella a la realidad diaria y a los problemas concretos de los ciudadanos espa?oles, especialmente de los m¨¢s humildes. Va ya para cuatro a?os que la Constituci¨®n fue promulgada: tener miedo al Defensor del Pueblo, querer retrasar hasta no se sabe cu¨¢ndo su creaci¨®n significa violar el mejor esp¨ªritu de aqu¨¦lla, dando entrada a una actitud de prudencia involutiva que acobarda, desmoviliza y ning¨²n bien hace.
El¨ªas D¨ªaz es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho de la Universidad Aut¨®noma de Madrid
Con Silvio, Michelangelo, Sulkary y Panorama. Teatro Espa?ol. Primer programa. 25 de junio.
Tercera: "Pero esperemos, al menos, hasta la ya pr¨®xima legislatura, hasta despu¨¦s de las elecciones". ?Para qu¨¦? La alta cualificaci¨®n mayoritaria que l¨®gica y legalmente se exige para tal nombramiento hace completamente in¨²til tal dilaci¨®n.... al menos que lo ¨²nico que se pretenda sea evitar que se supervise ahora este final de la Adminsitraci¨®n ucedea. Por otro lado, tal demanda de aplazamiento parece indicar que UCD, con esp¨ªritu derrotista, est¨¢ ya aceptando que a partir de oto?o, tras las pr¨®ximas elecciones, ser¨¢ otra la Administraci¨®n (dirigida por socialistas) que habr¨¢ que supervisar. Si UCD no pensase que habr¨¢ un cambio, ?por qu¨¦ no dejar ya elegido ahora el Defensor del Pueblo? Y se conoce mal, muy mal a Ruiz-Gim¨¦nez si se piensa que va a ser m¨¢s blando y menos exigente con los a ¨¦l cercanos y m¨¢s duro y menos comprensivo con los otros: la verdad es m¨¢s bien la contraria, con sus lados buenos y sus lados malos. Retrasar a trav¨¦s de la abstenci¨®n el nombramiento es, pues, todo un s¨ªntoma de que UCD espera perder las pr¨®ximas elecciones, y, en efecto (recu¨¦rdese su famosa abstenci¨®n en Andaluc¨ªa), abstenerse ahora en este importante asunto puede, a su vez y por ello mismo, contribuir a hac¨¦rselas perder.
Cuarta: "Sin rodeos, el problema central es que la persona propuesta tiene fama de autonomista, y m¨¢s en concreto de proclividad hacia vascos y catalanes, incluso parece que goza de cierta estima entre los abertzales de izquierda". ?C¨®mo puede alegarse tal cosa aqu¨ª y ahora como dem¨¦rito? Ojal¨¢ sea cierto que Ruiz-Gim¨¦nez es o¨ªdo con atenci¨®n o tiene alguna consideraci¨®n en tan conflictivos y dificiles medios: no hay muchos ombudsmanables que puedan alegar de verdad esa cualidad. Si as¨ª fuera en aqu¨¦l, considero precisamente que ser¨ªa una raz¨®n de m¨¢s, y muy importante, tal vez decisiva, para fortalecer a tan privilegiado interlocutor con el prestigio y el poder de esa alta instituci¨®n estatal. Porque a estas alturas lo que est¨¢ fuera de toda duda, lo que nadie tiene derecho ni posibilidad alguna de alegar ni de poner en cuesti¨®n es el probado amor a Espa?a y la total honestidad personal de Joaqu¨ªn Ruiz Gim¨¦nez. Y prefiero pensar que nadie se atrever¨¢ a presuponer en ¨¦l lenidad de ning¨²n tipo, por un lado, hacia el asesinato o la extorsi¨®n, ni que nadie, por otro, querr¨¢ permitir que se practiquen y silencien comportamientos, como torturas o malos tratos, que de realizarse, consentirse y ocultarse convierten al Estado por ello mismo (y no, como aduce cierto ret¨®rico ¨¢crata-gauchismo, por el inero hecho de ejercer legalmente el poder, aunque sea democr¨¢tico) en verdadero Estado terrorista y a esas sus acciones, condenadas, por ejemplo, en el art¨ªculo 15 de nuestra Constituci¨®n, en verdadero terrorismo,de Estado. Opino, de todos modos, que esta objeci¨®n a Ruiz-Girn¨¦nez, formulada por lo general sotto voce y en c¨ªrculos adecuados, est¨¢ fundamentalmente destinada al consumo intoxicador de los hisp¨¢nicos poderes f¨¢cticos.
Quinta. "Bajando el diapas¨®n, pues tampoco el Defensor del Pueblo va a tener tanto poder, el problema m¨¢s real es que, seg¨²n esa instituci¨®n y seg¨²n es Ruiz Gim¨¦nez, todo el mundo va a tener acceso a ¨¦l y, a ninguno va a negarse a escuchar: ?cu¨¢les ser¨¢n los resultados?". Lo m¨¢s atendible de esta objeci¨®n u observaci¨®n, que encierra un alt¨ªsimo elogio, debiera conducir al compromiso parlamentario de dotar a tal instituci¨®n de medios personales y materiales y de una organizaci¨®n tal que le permita funcionar con la m¨¢s adecuada eficacia. Pocas cosas ser¨ªan m¨¢s negativas en este campo que las exultantes e injustificadas expectativas seguidas del habitual, f¨¢cil y frustrante desencanto: y no se olvide que, junto a las dificultades y problemas reales, los desencantadores de diferentes colores y pelajes -a no confundir con los verdaderos cr¨ªticos- estar¨¢n continuamente al acecho. Entre otras muchas cosas har¨¢ falta seleccionar los asuntos, dando prioridad a los m¨¢s relevantes, archivando al obseso paranoico y al patol¨®gico y sempiterno querellante carente de razones, haciendo las cosas en definitiva como deben hacerse. Junto a las propuestas de resoluci¨®n de los casos justos y posibles y la correcci¨®n de las corrupciones y corruptelas de la Administraci¨®n -funciones m¨¢s propias del Defensor del Pueblo- pienso que la publicaci¨®n anual de las reclamaciones habidas constituir¨¢, de todos modos, el mejor y m¨¢s ilustrativo exponente sociol¨®gico de las necesidades reales y de las inventadas (que a veces tambi¨¦n son reales), que acucian a los espa?oles todos de hoy.
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