Giovanni Spadolini triunfa con su f¨®rmula de centro-izquierda
El lunes, d¨ªa 28, se cumpli¨® el primer aniversario del Gobierno Spadolini. En la clasificaci¨®n cronol¨®gica de los primeros ministros de la Rep¨²blica Italiana, Giovanni Spadolini, primer presidente de Gobierno no no democristiano, con sus doce meses de presencia en el Palazzo Chigi, ocupa, el puesto n¨²mero catorce en la lista de permanencia ininterrumpida al frente de un Gobierno de este pa¨ªs, cuya vida media no llega a diez meses.
Cuando el secretario del peque?o Partido Republicano consigui¨® el a?o pasado formar el actual Gobierno de centro-izquierda, con democristianos, socialistas, republicanos, socialdem¨®cratas y liberales, tuvo una idea genial. Hizo un programa de Gobierno y lo present¨® a la aprobaci¨®n del Parlamento.Ahora tiene una buena baza en sus manos. Si tiene que caer, ser¨¢ necesario que lo eche el Parlamento. Y ¨¦l est¨¢ dispuesto a no irse. Sobre todo porque los democristianos no ven la hora de que se vaya. ?Motivos? Despu¨¦s de tantos a?os de Gobiernos democristianos, ha sido ¨¦sta la primera vez que, como confirman hasta los m¨¢s cr¨ªticos, un presidente del Gobierno ha conseguido obtener popularidad entre la gente. Y es que Spadolini es un poco como Sandro Pertini, el presidente de la Rep¨²blica: ambos tienen un lenguaje no pol¨ªtico, son francos, trabajan como negros y no act¨²an a favor del propio partido.
En el haber del Gobierno Spadolini figuran el golpe m¨¢s duro de los ¨²ltimos a?os contra el terrorismo, con la casi desarticulaci¨®n de las dos mayores organizaciones subversivas de la extrema izquierda, las Brigadas Rojas y Primera L¨ªnea; la destituci¨®n de toda la cumbre de los servicios secretos, la aprobaci¨®n de la ley que disolvi¨® la logia mas¨®nica Propaganda 2 y el baj¨®n de la inflaci¨®n, de un 23% a un 16%.
El se hab¨ªa propuesto luchar contra tres problemas concretos, llamados emergencias: el terrorismo, la econom¨ªa y la moralidad de la vida pol¨ªtica. En este ¨²ltimo cap¨ªtulo, se teme tanto a Spadolini como a Pertini, quiz¨¢ el principal motivo, aunque inconfesable, por el que muchos pol¨ªticos desean que se vaya. En este campo de la moralidad es intolerante y sin compromisos.
El fin del 'compromiso hist¨®rico'
Pero su punto m¨¢s d¨¦bil en este momento es precisamente la econom¨ªa. Existe mucha tensi¨®n y desacuerdo entre los ministros econ¨®micos de su Gobierno, sobre todo entre democristianos y socialistas. Por eso no se excluye una crisis en las pr¨®ximas semanas, pero s¨®lo para un reajuste ministerial, porque en este momento existe la convicci¨®n de que, por el momento, no existen alternativas en el pa¨ªs a la f¨®rmula actual de Gobierno de centro-izquierda. Sobre todo porque es la f¨®rmula que est¨¢n premiando los electores en todas las ¨²ltimas confrontaciones electorales.
Abandonado el compromiso hist¨®rico que los italianos est¨¢n penaando en todas las elecciones, por primera vez se advierte una tendencia bastante clara de cambio pol¨ªtico en un electorado que estaba pr¨¢cticamente est¨¢tico desde hac¨ªa muchos a?os, si se excluye el gran avance comunista de 1975, cuando el partido de Enrico Berlinguer lleg¨® al 34% de los votos del pa¨ªs.
Desde hace dos a?os se van desangrando los dos mayores partidos: Democracia Cristiana (DC) y partido comunista o, por lo menos, no siguen la evoluci¨®n del partido socialista, y de los llamados partidos laicos -republicanos, socialdem¨®cratas y liberales-, que se pensaba iban a desaparecer aplastados por la fuerza de democristianos y comunistas.
La extrema derecha de Giorgio Almirante, desde hace a?os, no gana un solo voto, como tampoco la extrema izquierda, mientras los radicales padecen en este momento una profunda crisis de identidad. El partido comunista, al perder su estrategia del compromiso hist¨®rico, es decir, la de un acuerdo con las fuerzas progresistas cat¨®licas, se halla en este momento desconcertado y con mucho malestar en la base. La Democracia Cristiana es un partido ya cansado, despu¨¦s de tantos a?os en el poder, a veces absoluto. Aunque ¨²ltimamente, con el nombramiento de secretario del meridional Ciriaco de Mita, batallador e inteligente, de la izquierda de su partido, la DC est¨¢ dispuesta a dar de nuevo batalla.
La emergencia del PSI
Pero el fen¨®meno m¨¢s avasallador en este momento es el del Partido Socialista Italiano (PSI), que est¨¢ llamado a sustituir a la Democracia Cristiana como partido central del pa¨ªs. El ¨ªmpetu de su secretario, Bettino Crax¨ª, ha ayudado a este ascenso. Pero, sobre todo, lo ha empujado el haber obtenido, despu¨¦s de tantos a?os, su autonom¨ªa de partido no monaguillo del partido comunista. Gusta su programa de reformismo democr¨¢tico y su estrategia de dar, finalmente, gobiernos estables a un pa¨ªs caracterizado, como escribe el semanario L'Espresso en su editorial, por una pol¨ªtica rica en "soluciones puentes", en "pausas de reflexi¨®n", en "gobiernos veraniegos", en "f¨®rmulas de transici¨®n" y, sobre todo, siempre "al¨¦rgica al verbo gobernar". Los socialistas, y con ellos los dem¨¢s partidos laicos, piden a este respecto reformas a fondo, si es necesario de la misma Constituci¨®n, para que puedan asegurarse al pa¨ªs Gobiernos que duren y que gobiernen, con un programa econ¨®mico reformista, pero moderno, que neutralice el parasitismo del d¨¦ficit p¨²blico, un c¨¢ncer cr¨®nico en este pa¨ªs, y promueva desarrollo y empleo.
El electorado, cansado de f¨®rmulas pol¨ªticas vac¨ªas, que ya no cree ni en la revoluci¨®n de izquierdas ni en el conservadurismo de la Democracia Cristiana, y que est¨¢ contento de que haya fracasado el terrorismo como f¨®rmula pol¨ªtica, mira con buenos ojos un recambio de tipo laico-socialista, que d¨¦ modernidad, limpieza y tranquilidad al pa¨ªs.
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