Relanzamiento de Santander

La generosa oferta cultural que Santander viene ofreciendo en los ¨²ltimos veranos se enriqueci¨®, el pasado, con una ambiciosa orogramaci¨®n de la Fundaci¨®n Santillana, que adem¨¢s de ofrecer calidad, cantidad y variedad -de Mir¨® y Picasso a Mar¨ªa Blanchard y la Escuela de Altamira, lo que es decir el arte espa?ol de este siglo, hasta muestras sobre Juan Ram¨®n Jim¨¦nez y Eugenio D'Ors en sus centenarios-, habr¨ªa de incidir en la cultura regional con dos notas caracter¨ªsticas.La primera es la de desparramar la cultura por la regi¨®n, que tradicionalmente vivi¨® centrada en la capital al punto que hasta el propio nombre de Cantabria fue sustituido por el de Santander p¨¢ra denominar a una provincia que s¨®lo recuper¨® su primer apellido c¨¢ntabro con el Estatuto de Autonom¨ªa ya en vigor. Afortuinadamente, en tal labor descentralizadora (no s¨®lo Madrid ahoga a las periferias) se han unido otras instituciones, entre ellas el Festival Internacional de Santander, que ya no es s¨®lo de la plaza Porticada santanderina, sino tambi¨¦n de Laredo, de Castro Urdiales, de San Vicente de la Barquera o de Potes.

El segundo m¨¦rito de la Fundaci¨®n es haber despejado satisfactoriamente la duda de si es posible, sin degradar lo principal, revitalizar ciudades que por ser museales se ven¨ªan imaginarido muertas. El relanzamiento cultural de la villa del marqu¨¦s de Las Serranillas, en verano sobre todo, pero tambi¨¦n en invierno, demuestra que arqueolog¨ªa y modernidad nunca debieron estar re?idas.