Tres millones de campesinos sin tierra y cien millones de hect¨¢reas sin repartir
En esta ocasi¨®n un grupo de campesinos pag¨® con veintisiete muertos la ocupaci¨®n de una tierra que reclamaban como propia. Una huelga en la f¨¢brica de refrescos Pascual se saldaba tambi¨¦n con dos muertos.Sucesos de esta ¨ªndole obligan a la Prensa, cada vez con mayor trecuencia, a alterar su pulso habitude elogios a los pol¨ªticos. Algunos analistas ven en ello s¨ªntomas de agotamiento de un sistema al cada d¨ªa le cuesta m¨¢s sostener su vieja alianza con los obreros y campesinos.
La revoluci¨®n inexicana es inexplicable sin el alzamiento de los campesinos. As¨ª se muestra en una abundante filinografia. Pero el campo ha sido el gran olvidado de los pol¨ªticos del PRI, que se proclaman herederos de aquella primera gran explosi¨®n social del siglo. En uno de sus informes a la naci¨®n, el presidente, Jos¨¦ L¨®pez Portillo, reconoc¨ªa que "a sesenta a?os de iniciado el proceso de reforma agraria, todav¨ªa se encuentra pendiente de regularizar el 56% de la superficie del territorio nacional".
Campesinos sin tierra
Seg¨²n el Centro de Estudios Agrarios, quedan todav¨ªa por repartir unos cien millones de hect¨¢reas, a pesar de que el n¨²mero de desempleados agrarios se estima cercano a los tres, millones. A?¨¢dase a ello el hecho de que la tierra tiene, en las culturas ind¨ªgenas, un valor equivalente a la vida y estaremos ante un cuadro de alta explosividad social.
Para el candidato presidencial comunista, Arnoldo Mart¨ªnez Verdugo, el mayor fracaso del PRI es no haber podido cumplir en sesenta a?os con una de las demandas esenciales de la revoluci¨®n: toda la tierra para los campesinos. Los homenajes pri¨ªstas a Zapata son as¨ª, desde su punto de vista, "un acto de hipocres¨ªa y una burla a sus ideales".
La primera decisi¨®n agrarista de la revoluci¨®n mexicana la tom¨® Emiliano Zapata, el 30 de abril de 1912, al entregar a los campesinos de Ixcamilpa (Puebla) 28.000 hect¨¢reas, que recomend¨® defendieran con las armas. Setenta a?os despu¨¦s los vecinos de este pueblo se disponen a seguir el consejo del general para rescatar 16.000 hect¨¢reas que han ido a parar a manos de unos pocos caciques.
Joaqu¨ªn S¨¢nchez, un anciano de 95 a?os que conoci¨® a Zapata cuando ten¨ªa 25, explica aquel episodio, en el que todo un pueblo recuper¨® sus campos: "El caudillo del Sur ven¨ªa como derrotado, porque lo ven¨ªa siguiendo muy de cerca el Ej¨¦rcito huertista. Estuvo con nosotros cuatro d¨ªas, nos dio las tierras, nos dijo c¨®mo defenderlas y se fue". Tres l¨ªderes campesinos de Ixcamilpa est¨¢n hoy en la c¨¢rcel por tratar de rescatar estas tierras.
Como ellos, hay m¨¢s de doscientos l¨ªderes campesinos en las c¨¢rceles mexicanas por denunciar a caciques locales que, al amparo de sus vinculaciones con el PRI, han ido creando una nueva estirpe de terratenientes "revolucionarios".
El retraso en la aplicaci¨®n de la reforma agraria ha llevado a cientos de campesinos (hoy, en Oaxaca; ma?ana, en Veracruz; otro d¨ªa, en Puebla, y as¨ª en casi todos los Estados de la Rep¨²blica) a intentar la ocupaci¨®n directa.
La matanza de Pantepec
No otra cosa fue lo que hicieron los campesinos de Pantepec, animados por la existencia de un documento presidencial, que amparaba sus derechos y que nunca Hegaron a ver. No contaban con las guardias blancas (polic¨ªas privados) que los ganaderos contrataron en los pueblos de alrededor para desalojar a los ocupantes a tiros de rifle.
Raimundo Santiago, uno de los supervivientes, lo cuenta as¨ª: "De repente que oigo 'sobre estos hijos de la chingada'. En medio de los tiros me echo sobre el zacate, me hago bolita y me quedo quieto. Sent¨ªa que el coraz¨®n se me sal¨ªa. As¨ª m¨¢s de una hora".
Un mes despu¨¦s de esta matanza, tan s¨®lo ocho de los 51 presuntos culpables han sido detenidos. El gobernador del Estado ha tenido que salir al paso del rumor popular, seg¨²n el cual se hab¨ªa permitido la fuga de los principales culpables.
En un giro ins¨®lito de los acontecimientos, un diputado priista, que hab¨ªa negado antes la existencia de campesinos muertos en Pantepec, present¨® como instigador de los hechos al Partido Socialista de los Trabajadores (PST), que con la ocupaci¨®n de estas tierras estar¨ªa buscando un desenlace sangriento para revertirlo contra el Gobierno.
Pero los campesinos de este pueblo no quieren saber nada del partido oficial. "Antes ¨¦ramos del PRI, pero nos separamos hace trece a?os y nos pasamos al PST".
C¨¢ndido D¨ªaz Cerecedo, candidato a la presidencia por el PST, que interrumpi¨® por unos d¨ªas su campa?a debido a estos sucesos, rechaz¨® de plano las acusaciones gubernamentales y dijo que los brotes de violencia que se est¨¢n registrando en todo el pa¨ªs "le queman las manos al PRI, por no haber resuelto los problemas sociales y econ¨®micos con sentido pol¨ªtico, sino policiaco".
El futuro presidente, Miguel de la Madrid, tuvo que salir tambi¨¦n a la palestra, aceptando, al menos indirectamente, que este episodio tr¨¢gico era fruto de la inconsciencia de un partido m¨¢s que de los propios fusileros, que actuaban por encargo de los terratenientes.
Las buenas intenciones de la oposici¨®n, bastante demostradas a lo largo de la campa?a, no sonsuficientes, sin embargo, para contener a un campesinado, que, seg¨²n reconoce el Instituto de Estudios del PRI, puede considerarse pobre en un 50%.
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