Veinte a?os marchando
Muchas personas conocen a los Rolling Stones. Desde hace veinte a?os ha sido el grupo que, desde el olimpo del ¨¦xito, mejor ha personificado el aspecto acre, duro, vicioso y poco complaciente del rock. A lo largo de este tiempo han logrado una rara haza?a: hacer de su independencia un negocio pr¨®spero y cada vez m¨¢s floreciente. No murieron a los treinta a?os, no tuvieron la decencia que reclamaba Nick Cohn, pero a¨²n hoy se les espera, y ellos responden con arrugas, con el tesoro de decenas de canciones y con lo que, sin muchos problemas y tras el circo Barnum, puede ser calificado como el mayor espect¨¢culo del mundo.La historia de los Stones viene de lejos. Despu¨¦s de un fugaz encuentro en el mismo colegio, Mick Jagger (26-7-1943) y Keith Richards (18-12-1943) volvieron a reunirse hacia 1960, cayendo ambos en la cuenta de que les gustaba el rhythm and blues y que no ten¨ªan gran cosa que hacer. Jagger ya hab¨ªa tenido un grupo llamado nada menos que Little Boy Blue and the Blue Boys. Hacia la misma ¨¦poca, y gracias a su com¨²n inter¨¦s por el blues, la pareja encontr¨® a un tal Brian Jones (2-2-1942), famoso por tocar el clarinete, el saxo alto y la guitarra, y por haber sido padre ilegal por dos veces a la tierna edad de 16 a?os. Con esta base, y contando con el dinero que les pasaba el pianista Ian Stewart (el llamado sexto Stone), el grupo comenz¨® a tomar forma, pululando por varios clubs de Londres a la sombra de la Blues Incorporated, de Alexis Korner. Precisamente una de las cosas que faltaban era un buen bater¨ªa, puesto que fue a caer en un tal Charlie Watts (2-6-1941), arrebatado ladinamente a la Blues Inc. La ¨²ltima incorporaci¨®n fue la del m¨¢s viejo, el bajista Bill Wyman (24-10-1936?).
Comienza la leyenda
El 7 de junio de 1963 el grupo sac¨® su primer sencillo, editado por la Decca inglesa, que, con enorme astucia, hab¨ªa rechazado a los Beatles (ahora con la EMI, compa?¨ªa que a su vez rechaz¨® el concurso de los Stones). Era Come On el comienzo de una leyenda. Los Stones todav¨ªa no ten¨ªan una imagen muy precisa, pero las reacciones que provocaban en sus conciertos, guardados por miembros de los equipos de rugby locales, y los desplantes de Jagger, que ense?aba el culo en p¨²blico, o sus inimitables morritos, les convirtieron en el contrapunto ¨¢spero de los Beatles. Es l¨®gico, y la diferencia entre ambos grupos puede comprobarse en I Wanna Be Your Man, que en la versi¨®n de los Stones era una canci¨®n pesada y mal¨¦fica, mientras en la de los Beatles resultaba simp¨¢tica y definitivamente pop.
As¨ª, como gentes peligrosas, pr¨¢cticamente unos forajidos, los Rolling comenzaron una carrera de ¨¦xito que no llegar¨ªa a redondearse sino hasta 1965 con, Satisfaction. Tambi¨¦n por entonces, Jagger y Richards (que sol¨ªan firmar como Nanker y Phelge) comenzaron a destacar como compositores y, de hecho, en Aftermath (1966), uno de sus mejores ¨¢lbumes, se lo hac¨ªan pr¨¢cticamente todo.
Al a?o siguiente ocurri¨® un suceso significativo. Su canci¨®n Lets Spend The Night Together, grabada ya en la c¨²spide de la fama, tuvo que ser censurada en varios pa¨ªses, incluyendo Espa?a y Estados Unidos. Como, adem¨¢s, fueron detenidos numerosas veces por tenencia de drogas, los Stones demostraban que en el rock, como en muchas otras cosas, el esc¨¢ndalo puede ser beneficioso. No es que lo buscaran: es que eran escandalosos de suyo natural. Eso s¨ª, el sistema estuvo a la altura, realizando unos raids polic¨ªacos muy celebrados en las casas de los m¨²sicos.
No val¨ªan para 'hippies'
Lo que peor llev¨® esta buena gente fue aquello del hippismo. Resulta dif¨ªcil imaginar a Jagger haciendo visitas m¨ªsticas al Maharishi Mahesh Yogi y tratando de imitar al Sgt. Pepper, con dudosa fortuna (Their Satanic Majestic Request, 1967). Afortunadamente, la empanada mental les dur¨® poco, de modo que su siguiente lanzamiento, compuesto por Jumpin' Jack Flash y Beggar's Banquet (1968), les mostr¨® en una forma espl¨¦ndida y muy oportuna, al coincidir Street Fighting Man con la revoluci¨®n que se extend¨ªa entonces por la juventud de Occidente.
En 1969 Brian Jones, muy quemado y algo paranoico, deja el grupo. Entra a sustituirle Mick Taylor (17-1-1948), y, s¨®lo veinte d¨ªas despu¨¦s, (el 3 de julio), Jones es encontrado muerto en la piscina de su casa. No obstante, s¨®lo dos d¨ªas m¨¢s tarde los Stones vuelven a presentarse en p¨²blico, en el Hyde Park de Londres, frente a m¨¢s de 250.000 personas. Tambi¨¦n por entonces sali¨® Let It Bleed, un gran ¨¢lbum que hab¨ªa de preparar la gira americana que acab¨® con el desastre de Altamont, festival donde los Hell Angels se encargaron de la seguridad, dando como resultado un joven muerto a cuchilladas, entre otros incidentes. All¨ª Mick Jagger se comport¨® como un perfecto pat¨¢n desorientado, mientras Richards era el encargado de mantener el tipo y la imagen del grupo (todo esto puede verse en la pel¨ªcula Gimme Shelter).
A todo esto, los Stones hab¨ªan fijado su residencia en Francia, cumpliendo un exilio fiscal muy querido por los m¨²sicos ingleses. Tambi¨¦n abandonan la Decca y forman su propio sello, Rolling Stones Records, en donde aparecer¨ªa Brown Sugar y el ¨¢lbum Sticky Fingers, en 1971. As¨ª pasaron unos cuantos a?os, en los que Jagger y Richards se turnaban en el papel de l¨ªderes (el negocio suele ser cosa de Mick), para comprobar con sorpresa c¨®mo Mick Taylor ?abandonaba! el grupo en diciembre de 1974. Cierto tiempo despu¨¦s, Ron Wood tom¨® el puesto de Taylor, y aparec¨ªa un elep¨¦ que posiblemente sea de lo menos agraciado que hicieran nunca (Black and blue, 1976).
No hay otros
A partir de este momento, y a pesar de seguir manteniendo una calidad variable en su producci¨®n discogr¨¢fica, los Stones se volcaron fundamentalmente en unas giras que representaban (y representan) los momentos m¨¢s altos de la espectacularidad en el rock.
Han sido veinte a?os de estar en la carretera, en los estudios y en los despachos. Veinte a?os en los cuales las horas bajas hubieran sido envidiadas por cualquier otro artista. Veinte a?os de trabajo y de estar con su gente. De no decepcionar. Por eso est¨¢n aqu¨ª, siendo los m¨¢s grandes y los m¨¢s mayores. Es que no hay otros.
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