Adhesi¨®n a Ruiz-Gim¨¦nez

Determinadas declaraciones en torno a la elecci¨®n de Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez para el cargo de defensor del pueblo, y sobre todo algunas reacciones posteriores,de mal disimulado alborozo editorializadas en alg¨²n diario, ponen de manifiesto que lo que se ha producido no ha sido tanto el rechazo de la persona del candidato como el de la propia instituci¨®n. Se pone de manifiesto, una vez m¨¢s, que influyentes sectores sociales opinan que con la democracia se ha ido ya demasiado lejos, y que es a estos sectores a los que sirve una UCD totalmente descentrada. El partido del Gobierno, tras haber renunciado hace tiempo a toda veleidad progresista, impide el funcionamiento de una de las instituciones que m¨¢s podr¨ªan hacer por el prestigio de la democracia, aunque s¨®lo fuera a t¨ªtulo de s¨ªmbolo. Al dejar el puesto vacante, despu¨¦s de un a?o de aprobada la ley y sin haber presentado un candidato propio, la UCD no ha pretendido otra cosa que ganar tiempo, quiz¨¢ con la pretensi¨®n de recortar los poderes que la ley concede al defensor del pueblo antes de que la instituci¨®n se haya puesto en funcionamiento, obediente as¨ª a los sectores m¨¢s duros de la derecha, que los creen demasiado amplios.Por todo ello, quiero manifestar mi adhesi¨®n a la propuesta de homenaje a Ruiz-Gim¨¦nez, no tanto por pagar una deuda de gratitud a la persona que tanto ha hecho en defensa de los derechos humanos (gratitud que el editorial de EL PAIS pone noblemente de manifiesto), cuanto porque Ruiz-Gim¨¦nez puede ser, en estos momentos, el s¨ªmbolo de la instituci¨®n atacada y de la propia democracia. / del Comit¨¦ Federal del Partido Carlista.