Cr¨ªtica a la pol¨ªtica socialista de defensa

En primer lugar quiero hablar de conflicto, de crisis en las Malvinas y no de guerra. Porque, al margen de los aspectos jur¨ªdico-formales (no ha habido declaraci¨®n de guerra), no pueden considerarse estos enfrentamientos corno una guerra propiamente dicha, dado que, por decisiones estrictamente pol¨ªticas, se ha limitado deliberadamente el ¨¢mbito de los combates a unos l¨ªmites fijados de antemano, excluyendo precisamente los objetivos que la m¨¢s elemental planificaci¨®n militar aconsejaba: los aer¨®dromos situados en territorio continental americano.Estas autolimitaciones pol¨ªticas, extra?as a las m¨¢s elementales reglas b¨¦licas, son fundamentales a la hora de evaluar adecuadamente las dimensiones de esta crisis y establecer conclusiones correctas.

En segundo lugar, las aseveraciones vertidas por Solana en el apartado que dedica a la Marina de guerra vienen a confirmar una vez m¨¢s la incapacidad de algunos socialistas para abordar los temas militares desde su vertiente geopol¨ªtica y geoestrat¨¦gica.

Afirma Solana: "Realmente, toda la concepci¨®n de la Marina y de sus medios embarcados est¨¢ en revisi¨®n. Ojal¨¢ lo haga pronto Espa?a". No puedo creerlo. La ¨²nica pol¨ªtica seria y racional llevada a cabo en materia de defensa en los ¨²ltimos diez a?os debe ser revisada.

El gran problema militar de este pa¨ªs, no le demos m¨¢s vuelta, es el Ej¨¦rcito de Tierra, donde la cantidad va en detrimento directo de la calidad; problema no solamente corregido, sino agravado con la entrada de Espa?a en la OTAN, como lo ha confirmado el se?or Oliart en recientes declaraciones, en las que afirma que la gran aportaci¨®n espa?ola a la Alianza es un Ej¨¦rcito muy numeroso.

Los Sea Harrier

Si alguna consecuencia se deduce de la crisis de las Malvinas es precisamente la validez de los planteamientos de la Armada espa?ola, tendentes a asegurar el control del tr¨¢fico mar¨ªtimo por medio del grupo de combate basado en el portaeronaves y fragatas, de escolta, utilizando, los aviones Harrier. "?Los Sea Harrier?, un fracaso relativo. Muy eficaces si no tienen frente a ellos otros aviones basados en tierra, pero inferiores frente a los aparatos convencionales". ?Naturalmente!, el Sea Harrier est¨¢ dise?ado para la guerra aeronaval, no para combatir sobre tierra, pero aun as¨ª el balance de bajas no deja de ser elocuente, apenas veinte Harrier brit¨¢nicos frente a m¨¢s de cien aparatos convencionales argentinos derribados.

Ha quedado plenamente demostrado que, de no haber dispuesto la flota brit¨¢nica de los Harrier, le hubiese sido imposible reconquistar las Malvinas. La RAF, con sus aviones basados a 12.000 kil¨®metros del escenario b¨¦lico, nunca hubiera podido proporcionar cobertura a¨¦rea. La otra soluc¨ª¨®n, la de los verdaderos portaviones, ha quedado descartada hace tiempo por su coste astron¨®mico. S¨®lo EE UU puede permitirse ese lujo.

Los Harrier est¨¢n en todo momento donde y cuando se les necesita, y han podido operar en las condiciones climatol¨®gicas m¨¢s adversas gracias a su especial configuraci¨®n.

El portaviones como soluci¨®n

Aplic¨¢ndonos la lecci¨®n de las Malvinas, no debe olvidarse, a la hora de hacer un an¨¢lisis correcto de nuestras necesidades defensivas, la seguridad de nuestras propias comunicaciones, por tratarse de un pa¨ªs esencialmente mar¨ªtimo, con 3.000 kil¨®metros de costa en la Pen¨ªnsula, un archipi¨¦lago situado. a 120 kil¨®metros de la misma y otro a 1.400 kil¨®metros de C¨¢diz, y por darse tambi¨¦n la circunstancia de que el 95% de nuestro tr¨¢fico comercial tiene lugar por mar.

Cualquier hipot¨¦tico enemigo podr¨ªa colapsar la vida de nuestro pa¨ªs sin necesidad de pisar materialmente suelo espa?ol. Bastar¨ªa con cortar nuestras fuentes de suministro mar¨ªtimas para provocarla total paralizaci¨®n de la industria, basada hoy por hoy en el petr¨®leo, impidiendo incluso la capacidad de respuesta militar en breve plazo, al agotarse las reservas de combustible, que dejar¨ªa fuera de combate la maquinaria b¨¦lica de la naci¨®n.

?C¨®mo evitar este posible colapso? Para Solana parece claro prescindir del Pr¨ªncipe de Asturias: "Puede ser que estemos creando una flota para defender un buque". ?L¨®gico, el despliegue naval no puede hacerse de otra manera!

Pero a rengl¨®n seguido apunta la soluci¨®n: "Buques m¨¢s peque?os, dotados de cohetes, son hoy la mejor conclusi¨®n de la econom¨ªa de la guerra". Supongo que se est¨¢ refiriendo a corbetas y otros buques de menor porte, patrulleros, lanchas r¨¢pidas lanzamisiles, etc¨¦tera. Todos ellos son aptos para la defensa costera, pero totalmente insuficientes para ejercer el control mar¨ªtimo sobre la ruta de Canarias.

?C¨®mo llevar a cabo una adecuada cobertura a¨¦rea combinando la m¨¢xima eficacia con el m¨ªnimo coste? La experiencia demuestra que fuera de las doscientas millas de la costa, como m¨¢ximo, no se puede confiar en la protecci¨®n a¨¦rea basada en tierra a una fuerza naval.

El portaeronaves representa la mejor soluci¨®n militar y, sobre todo, la m¨¢s econ¨®mica al reto planteado por esta dimensi¨®n estrat¨¦gica de nuestra defensa.

Si alg¨²n pero puede ponerse a la actuaci¨®n de la Royal Navy en el conflicto de las Malvinas es precisamente la ausencia de aviones de patrulla mar¨ªtima, que hubieran podido evitar el hundimiento de varias fragatas mediante la detecci¨®n con tiempo suficiente de aviones enemigos.