UCD, regenerarse o morir
Hoy la regeneraci¨®n es la ¨²nica alternativa para el centro pol¨ªtico, de ah¨ª que nuestro juicio sea duramente autocr¨ªtico y no por af¨¢n de masoquismo, sino por la conciencia de que cuando se quiere verdaderamente sanar a fondo hay que empezar por un diagn¨®stico que no quiera ser complaciente. A los que votaron la opci¨®n centrista y a los que la han dirigido en tiempos pasados queremos mostrarles la realidad en toda su crudeza. Para ello empezaremos por se?alar dos causas que nos parecen fundamentales de la situaci¨®n presente.El partido centrista, en primer lugar, ha sido incapaz de establecer unas reglas de consenso interno. Cualquier organizaci¨®n, sea pol¨ªtica o no, debe ser capaz de crear unas pautas que permitan la selecci¨®n de la direcci¨®n y de los puestos relevantes, el motivo de la solidaridad colectiva y el procedimiento de la toma de las decisiones. En el partido centrista no ha sido as¨ª, porque con demasiada frecuencia el reparto de cuotas de poder se ha convertido en cuesti¨®n de desenfadadas clientelas. En segundo lugar (y sobre todo), el centrismo ha hecho a veces todo lo posible por aparecer como la caricatura de s¨ª mismo. Por un lado, no ha sabido explicar lo mucho que efectivamente ha hecho. Pero, por otra parte, adem¨¢s, no ha sabido tampoco actuar de acuerdo con lo que deb¨ªan ser sus principios.
Con frecuencia, ante las libertades en las que el centralismo, por sus propias caracter¨ªsticas, hubiera debido saber desenvolverse como pez en el agua, se ha adoptado una actitud cicatera; con no menor frecuencia se ha practicado el pacto como cesi¨®n o se ha actuado con el voto recibido como un buen mostrenco que se pod¨ªa manejar sin tener en cuenta que tiene un due?o. No se ha apreciado que es un error intentar contentar a los que no se va a contentar en ning¨²n caso, que no se puede dejar de subrayar los errores del adversario, que es preciso cuidar la selecci¨®n de los que mandan y que es obligado mantener la rigurosa originalidad en la historia de Espa?a de una posici¨®n pol¨ªtica distinta y alejada de la derecha y la izquierda.
As¨ª, en estos momentos ha podido suceder que el propio partido centrista haya sido repensado por alguno de sus dirigentes como partido bisagra. No se ha tenido en cuenta que los partidos bisagra no nacen porque as¨ª lo decidan sus fundadores, sino que los convierten en tales los electores cuando se desorientan sus dirigentes. Un partido pol¨ªtico es algo m¨¢s serio que un balanc¨ªn que oscile a derecha e izquierda. Y, adem¨¢s, la visi¨®n del centro, como partido bisagra, se basa en una victoria del Partido Socialista Obrero Espa?ol (PSOE), que no es, por supuesto, inevitable.
La inacci¨®n es la muerte
A pesar de este crudo an¨¢lisis, todav¨ªa existen esperanzas razonables de superaci¨®n de la situaci¨®n actual, siempre que la actuaci¨®n sea lo suficientemente en¨¦rgica como para merecer el nombre de regeneraci¨®n. Si el centrismo es capaz de regenerarse y ofrecer un programa de modernizaci¨®n y de reformas para la sociedad espa?ola, todav¨ªa no est¨¢ todo perdido. Pero la primera e imprescindible condici¨®n es que la actuaci¨®n sea decidida e inmediata. Joan Maragall, escrib¨ªa a principios de siglo que "hay momentos en que la inacci¨®n es la muerte", frase plenamente aplicable a la situaci¨®n del centro pol¨ªtico en el momento espa?ol actual
?Qu¨¦ hacer, por tanto? Empecemos, para responder a esta pregunta, por enunciar lo que, desde luego, no ha de hacerse si se quiere llegar a una resoluci¨®n de la situaci¨®n del centrismo. Por supuesto, la soluci¨®n no puede estar en el en¨¦simo reparto de cuotas de poder, que poco sentido tiene cuando es posible que no haya ning¨²n poder. A veces, en el centrismo se ha recurrido a las soluciones voluntariamente confusas con la esperanza de satisfacer a todo el mundo; ahora ya esto resulta impensable, porque dif¨ªcilmente lo aceptar¨ªa el elector. Tampoco es soluci¨®n esta especie de ansia fratricida que consiste en esperar todo el bien de la expulsi¨®n del adversario. Todas ¨¦stas han podido ser soluciones en el pasado, pero en el momento actual no son otra cosa que incitaciones al suicidio.
Queremos proponer p¨²blicamente lo que nosotros pensamos que pueden ser soluciones a la crisis centrista y expresarlas con la claridad y la rotundidad de nuestras convicciones. Pensamos, en primer lugar, que es necesario un cambio espectacular en el centrismo que se note lo m¨¢s inmediatamente posible por los ciudadanos espa?oles, y que consista no s¨®lo en un cambio de imagen, o modesto maquillaje, sino en una radical mutaci¨®n en la forma de actuar.
Es una verdadera reconquista interior la que preconizamos, que sepa dar nueva vida a nuestras ideas y a la forma de llevarlas a la pr¨¢ctica. Juzgamos que el centro tiene futuro en la pol¨ªtica espa?ola y que ese futuro, no residual sino protagonista, empieza por pasar por la declaraci¨®n, precisa y rotunda, de negativa a gobernar con el PSOE1 que es, evidentemente, en las pr¨®ximas elecciones el adversario a batir. Lo es por su fuerza relativa, porque nos disputa el liderazgo de una parte importante de la sociedad espa?ola y porque otra que nos votaba se declara incompatible con ¨¦l. Opinamos que en el futuro es posible y deseable la constituci¨®n de una nueva mayor¨ªa que corresponder¨ªa a esa porci¨®n de la sociedad espa?ola que no est¨¢ dispuesta a votar socialista, pero para que eflo sea posible es imprescindible que el mayor peso espec¨ªfico y la direcci¨®n recaiga en manos del centro pol¨ªtico del pa¨ªs. En el caso de que la victoria correspondiera a los socialistas, nuestro papel habr¨ªa de ser asumir el mismo liderazgo, s¨®lo que en una oposici¨®n constante y responsable. Deseamos un centrismo convertido en un partido abierto, capaz de recibir las personas y las incitacionesde un centro sociol¨®gico que es m¨¢s y mejor que el centro pol¨ªtico. Queremos, sobre todo, un programa concreto, que sabemos ser¨¢ diferente del socialista y del dela derecha conservadora. Pensamos en un programa reformista imaginado para un pa¨ªs de ciudadanos libres, que respete la Constituci¨®n, perfeccione y consolide las garant¨ªas de los derechos de la persona, refuerce al ciudadano frente a un Estado megal¨®mano que los socialistas quieren construir y sepa que el derecho a la seguridad y a la propia vida es el primero y principal de los derechos humanos. Creemos que es posible ofrecer a los espa?oles un programa de progreso econ¨®mico al servicio del empleo, basado en la promoci¨®n de las empresas y en los incentivos a la inversi¨®n privada. Juzgamos que ante la situaci¨®n econ¨®mica hay que ser capaces de, proponer a nuestros conciudadanos sofidaridad al servicio de lajusticia social, atendiendo a aquellos sectores que m¨¢s sufren el impacto de la crisis (las familias, nuestros mayores, los agricultores, los minusv¨¢lidos). Rechazamos esa costumbre, repetida en todos los partidos, de situar la cultura y la educaci¨®n como un postizo ineludible, pero poco importante, en todos los programas. Una sombra de negro pesimismo ha invadido desde hace meses el panorama espa?ol. Se llama desesperanza, sorda irritaci¨®n y una cierta impotencia colectiva ante nuestros problemas. Queremos afirmar que todo eso puede cambiar y que los centristas debemos demostrar que somos capaces de hacerlo en nuestra parcela. Podemos admirar en otros l¨ªderes politicos su capacidad de trabajo o su habilidad para identificarse con el. deseo de cambio, pero los centristas, en momentos de des¨¢nimo, debemos pensar que una parte importante de la sociedad espa?ola. no est¨¢ dispuesta a elegir entre estos t¨¦rminos, y que nosotros debemos regenerar nuestro partido para hacerle una oferta. Basta una chispa de generosidad, valent¨ªa y originalidad para empezar de nuevo.
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