Elegir el F-18A es un error pol¨ªtico
El Gobierno acaba de aprobar la compra de 84 aviones de comba te norteamericanos F-18A, de la firma McDonnell Douglas, por un importe de m¨¢s de 250.000 millones de pesetas. Con esta elecci¨®n por el poder pol¨ªtico se pone en marcha el programa, FACA (Futuro Avi¨®n de Combate y Ataque). Este programa responde a la necesidad que tiene Espa?a de reponer su material de vuelo t¨¢ctico y de comba te, cuya obsolescencia ser¨¢ un hecho para mediados de la presente d¨¦cada. A cualquier observador preocupado por la seguridad, espa?ola no podr¨¢ pasarle desapercibido el desequilibrio a¨¦reo de nuestro pa¨ªs con respecto a las potencias que nos rodean, principalmente las del Sur, que es donde se pueden generar amenazas serias y preocupantes contra nuestro territorio soberano. Es una cruda realidad, que en el contexto meramente, regional" nuestra fuerza a¨¦rea actual responsable principal de la defensa del territorio nacional y de ejercer el control del espacio a¨¦reo ,de nuestra soberan¨ªa, es sensiblemente deficitaria ante la dispersi¨®n y el tama?o de las tierras propias y frente a la magnitud del correspondiente espacio a¨¦reo espa?ol. No analizo otras necesidades imperiosas, como la propia de fensa en tierra de nuestras aeronaves, porque ser¨ªa salirme del asunto, pero la realidad es que existen y colocan al Ej¨¦rcito del Aire en una posici¨®n delicada. Quiere esto decir que somos conscientes de que hay que comprar aviones y afianzar la defensa a¨¦rea. Ahora bien, eso es una cosa y otras son las formas de comprar, de elegir y de emplear el dinero de los espa?oles. Es aqu¨ª donde creemos que el Gobierno ha procedido de forma sospechosamente torpe para: Espa?a.
Un Parlamento de vacaciones
El Gobierno Calvo Sotelo nos tiene acostumbrados a las sorpresas a destiempo cuando toma decisiones en materias importantes concernientes a la pol¨ªtica exterior. Nos enteramos un s¨¢bado en Zaragoza -el d¨ªa del homenaje a la Bandera- de que Espa?a hab¨ªa entregado fugazmente el instrumento de adhesi¨®n a la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte. Conocimos que Espa?a y EEUU hab¨ªan firmado el acuerdo defensivo entre ambos pa¨ªses tras concluir el per¨ªodo de sesiones de las Cortes Generales. Y como postre no menos ¨¢cido, el Gobierno acuerda elegir el F-18A, no antes ni despu¨¦s, sino en pleno verano. A todo esto, sin una informaci¨®n clara y sin un debate con luz y taqu¨ªgrafos en el Congreso de los Diputados, como se merece un gasto p¨²blico de 250.000 millones d¨¦ pesetas.
Podr¨ªa pensarse que al Gobierno le asustan los debates en el Parlamento o que quiere dejar cerrados algunos asuntos importantes antes de un previsible traspaso de la antorcha del poder. Ambas cuestiones s¨®lo tienen una causa: la debilidad de la fragmentada y cada vez m¨¢s,reducida UCD; y dos objetivos muy concatenados entre s¨ª: satisfacer a determinadas capas minoritarias de la sociedad espa?ola y hacerse eco de ciertas presiones exteriores. En el asunto FACA, el propio Oliart ha reconocido la existencia de tales presiones.
Decisi¨®n pol¨ªtica de gran importancia No caben dudas acerca de la importancia de gastar en el exterior 250.000 millones de pesetas en 84 complej¨ªsimos aviones de combate. Importancia, por otro lado, de suma trascendencia pol¨ªtica. En primer lugar, cabe decir que cualquier Gobierno inteligente hubiera utilizado la elecci¨®n del avi¨®n como instrumento de negociaci¨®n de otros planos de la acci¨®n exterior, en concomitancia con una pol¨ªtica exterior coherente. El Gobierno no lo ha hecho as¨ª, o al menos no lo ha hecho en los azimuts prioritarios y en los que concuerdan todos los grupos pol¨ªticos. Me estoy refiriendo a Europa. El Gobierno ha preferido orientarse hacia EE UU. Y lo ha hecho en unos momentos delicados para las relaciones entre europeos y americanos. Cuando Europa est¨¢ su friendo en sus carnes la dura pol¨ªtica monetaria americana. Cuando surgen conflictos entre ambos lados a causa de la sid¨¦rurgia. O cuando EE UU trata de llevar a cabo, en Europa, una r¨ªgida pol¨ªtica de,embargos tecnol¨®gicos que podr¨ªan impedir la construcci¨®n del gasoducto sovi¨¦tico, de gran inter¨¦s para las pol¨ªticas energ¨¦ticas de los pa¨ªses europeos occidentales.
Es decir, en unos momentos en los que Europa necesita reforzar su papel pol¨ªtico y buscar coincidencias interiores, tareas a las que Espa?a podr¨ªa aportar mucho. Adem¨¢s, no hay que olvidar que nuestro pa¨ªs est¨¢ negociando en la actualidad su adhesi¨®n a la CEE con una notable abundancia de problemas. En consecuencia, en un ambiente tan sensible, cualquier signo de evasi¨®n continental puede perjudicarnos m¨¢s que favorecemos. Pues bien, con este panorama exterior el Gobierno Calvo Sotelo acaba de elegir a la- firma americana McDonnell Douglas para gastar 250.000 millones, con las consecuencias colaterales de larga dependencia tecnol¨®gica y de repuestos que ello traer¨¢ consigo. Ni siquiera ha elegido a la General Dynamics, que cofabrica el F-16C con cuatro pa¨ªses europeos. Y que no se nos diga que el F-18A es mejor que el Mirage 2.000 franc¨¦s o que el Tornado-Panavia italo-german¨®brit¨¢nico, porque los tres son de la misma generaci¨®n y, en sus diferentes versiones, se han disefiado para similares cometidos. El Gobierno ha perdido as¨ª un instrumento m¨¢s de negociaci¨®n, frente a Europa y ha demostrado a los europeos su poca voluntad pol¨ªtica de caminar en la pr¨¢ctica hacia la. integraci¨®n en la Comunidad.
Un contrato como el FACA debiera tener m¨¢s flecos de inversi¨®n de los que el Gobierno le ha otorgado. Tal como ha quedado, se ha reducido a un mero gasto sin decisivas contrapartidas. En este aspecto radica tambi¨¦n la importancia pol¨ªtica que la elecci¨®n lleva en s¨ª misma. No vamos a tener ni tecnolog¨ªa ni cofabricaci¨®n ni participaci¨®n real en el proyecto. Tan s¨®lo se efectuar¨¢ en Espa?a el mantenimiento de los aparatos. Esto es netamente insuficiente. Nuestras industrias aeron¨¢utica y electr¨®nica, y todas la s auxiliares de ellas, necesitan entrar en el juego de la investigaci¨®n y de la tecnolog¨ªa punta en el terreno de las. aeronaves complejas.
Y no nos enga?emos: este tipo de operaciones ¨²nicamente lo conseguiremos en Europa. En este sentido, adem¨¢s de generalizar la negociaci¨®n a otros aspectos, poco se ha estudiado la alternativa Mirage- 2.000, y menos a¨²n la Tornado-Panavia, quiz¨¢ m¨¢s prometedor¨¢. Poco se ha pensado en la generaci¨®n amplia de empleo con un proyecto de talenvergadura. Poco se ha tenido en cuenta, en suma, la elevaci¨®n del nivel de nuestros sectores industriales, que suponen la elevaci¨®n del umbral tecnol¨®gico de Espa?a. Por tanto, la elecci¨®n del F-18A, ?no es m¨¢s gasto que inversi¨®n*?
Resumiendo
El Gobierno ha echado sobre nuestro pa¨ªs un nuevo jarro de agua fr¨ªa que dificultar¨¢ a¨²n m¨¢s nuestras posibilidades de maniobra en el exterior, principalmente en Europa, y que har¨¢ cada vez m¨¢s dif¨ªcil que podamos librarnos de la dependencia exterior, en este caso americana, que crece de d¨ªa en d¨ªa. Parece, adem¨¢s, que el Gobierno no se ha dadocuenta a¨²n de que existen dependencias inseguras. EE UU es un pa¨ªs con alianzas muy variopintas que, a trav¨¦s de los suministras militares, abre y cierra llaves en los pa¨ªses aliados de acuerdo con sus intereses estrat¨¦gicos. Esta peculiaridad nos puede afectar, sobremanera al sur de la pen¨ªnsula. En consecuencia, la decisi¨®n gubernamental de elegir el F-18A constituye un craso error pol¨ªtico cuyos costes habremos de pagar con creces.
Razones de procedimiento, enfoques estrat¨¦gicos, la ausencia de contrapartidas serias y aul¨¦nticas y la carencia de un voIuntad negociadora firme y globalizada, de acuerdo con los intereses, de los espa?oles, aseveran el torpe traspi¨¦s dado por los responsables del Gobierno en ejercicio. Un paso en falso que quiz¨¢ aconseje una rectificaci¨®n futura, dif¨ªcil pero posible, que redunde en beneficio de un sistema de defensa a¨¦reo con ataduras m¨¢s fiables y menos dependientes, y de unas ventajas para nuestro progreso industrial m¨¢s tangibles. en creaci¨®n de empleo y perspectivas tecnol¨®gicas.
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