Algo huele a podrido en Panam¨¢
CUANDO EN un pa¨ªs un hecho pol¨ªtico de apariencia normal se subraya con el cierre forzoso de los peri¨®dicos, es que todo ha dejado de ser normal. M¨¢s grave a¨²n si apunta como normalizador el nombre de un militar. Es el caso de Panam¨¢. El joven presidente Ar¨ªstides Royo ha dimitido por "razones de salud" mediante una serena y tranquila carta en la que agradece a todos la colaboraci¨®n prestada en los casi cuatro a?os de su gobierno; la Constituci¨®n se cumple con el ascenso y el juramento inmediato del vicepresidente, Ricardo de la Espriella. Pero los peri¨®dicos se cierran, pasa al primer plano el nombre del coronel que manda la Guardia Nacional -Panam¨¢ es un pa¨ªs sin ej¨¦rcito en teor¨ªa, pero no ha conseguido nunca librarse de los golpes militares-, que es el muy literario de Rub¨¦n Dar¨ªo Paredes, y pueden empezar a aplicarse otras medidas de excepci¨®n: la dimisi¨®n de todo el Gobierno, de todo el cuerpo diplom¨¢tico y de los jueces, alcaldes y gobernadores... Estas son, por lo menos, las "recomendaciones" que ha hecho el coronel Paredes al nuevo presidente.No hay que pensarlo m¨¢s. Estamos ante un golpe disfrazado, con un disfraz demasiado tenue. Dentro de este disfraz parece que no s¨®lo no se va a interrumpir, sino probablemente a adelantar, el per¨ªodo electoral. Est¨¢ previsto para 1984; puede adelantarse para este mismo a?o, y el candidato ser¨¢ muy probablemente el coronel Rub¨¦n Dar¨ªo Paredes.
?Por qu¨¦? Hay que apuntar hip¨®tesis. Una de ellas es la situaci¨®n misma de la zona del canal de Panam¨¢. Se sabe que el predecesor de Ar¨ªstides Royo y valedor suyo, el general Omar Torrijos, firm¨® con Estados Unidos un tratado -1977- por el cual el canal y su zona pasar¨¢n enteramente en el a?o 2000 a Panam¨¢; ciertas partes de la zona est¨¢n ya baj¨® soberan¨ªa paname?a, pero el 56% del territorio sigue bajo administraci¨®n de Estados Unidos, que tiene all¨ª bases militares, en las cuales, seg¨²n informaciones period¨ªsticas abundantes, no s¨®lo se mantiene la integridad del canal, sino que se adiestran rangers o combatientes especiales que intervienen o han de intervenir en la lucha contra las guerrillas donde hagan falta: y, al parecer, hacen falta ahora en Am¨¦rica Central, a cuyo ¨¢mbito pertenece la Rep¨²blica de Panam¨¢.
Esta soluci¨®n no pareci¨® suficiente, ni siquiera digna, a Torrijos; pero no pudo llegar a m¨¢s en sus negociaciones. Tampoco pareci¨® satisfactoria a una parte importante de Estados Unidos: a los sectores conservadores y militares, y Reagan siempre la ha considerado como una de las pruebas de la debilidad y la insensatez de Carter. En el propio Panam¨¢ el j¨²bilo de la nacionalizaci¨®n no alcanz¨® a la clase conservadora y a esta especie de polic¨ªa militarizada o de ej¨¦rcito policiaco que es la Guardia Nacional: ve¨ªan que Panam¨¢ pod¨ªa inclinarse peligrosamente hacia los movimientos sociales profundos de los otros pa¨ªses centroamericanos. De hecho, Torrijos acogi¨® con entusiasmo y con la ayuda que pudo el movimiento sandinista. Torrijos se retir¨®, dej¨® el poder a Royo y muri¨®. Desde ese mismo momento -hace un a?o ahora: la primera anormalidad ha sido observada en el d¨ªa del aniversario de su muerte- Ar¨ªstides Royo se vio ya desafiado por la Guardia Nacional. Su ¨²ltimo acto pol¨ªtico internacional tampoco ha sido muy del agrado de Estados Unidos: la entrevista en Caracas con el presidente de Venezuela, con el que quer¨ªa convocar una conferencia latinoamericana en la que se denunciar¨ªa la posici¨®n de Estados Unidos en la guerra de las Malvinas. Una cuesti¨®n de inter¨¦s para Venezuela, que mantiene sus revindi.caciones sobre la Guyana, pero tambi¨¦n para Panam¨¢, que, a pesar del tratad¨®y sus fechas, deser¨ªa ver ya -al menos, los grupos liberales y progresistas- liberada la zona por los militares y administradores de Estados Unidos. Que el poder de Ar¨ªstides Royo apenas haya durado una semana despu¨¦s de esta gesti¨®n puede no ser m¨¢s que una casualidad. Pero las casualidades de este car¨¢cter no suelen admitirse f¨¢cilmente en pol¨ªtica internacional.
Todo hace suponer que en estos datos est¨¦n las claves de la "enfermedad" y sustituci¨®n de Ar¨ªstides Royo, y que se subrayan con su exilio (parece que va a dirigirse hacia Espa?a: tiene aqu¨ª amistades poderosas, es licenciado en Derecho por Salamanca y est¨¢ casado con una espa?ola), y pueden dar ideas del futuro de Panam¨¢. Se centrar¨ªa en una sustituci¨®n inmediata de todos los resortes de administraci¨®n y en una convocatoria anticipada de las elecciones presidenciales. Las de 1984 deber¨ªan celebrarse por primera vez por sufragio directo del electorado -hasta ahora el procedimiento era la elecci¨®n de los 505 diputados de la Asamblea Nacional de Corregimientos, los cuales designaban al presidente-; ocurra o no por esta v¨ªa, lo previsto es que el nuevo presidente sea el coronel Rub¨¦n Dar¨ªo Paredes -si no se ve, por quien sea, la conveniencia de que la ejerza un civil convenientemente adiestrado- y que todo ello produzca la mayor satisfacci¨®n en Washington, en los centros conservadores de Panam¨¢ y en las juntas y grupos contrarrevolucionarios de Am¨¦rica Central. Con la intenci¨®n de que otros sectores paname?os -los pobres- no lleven demasiado adelante su disgusto, parece ya decidido un aumento general de salarios, que afectar¨¢ especialmente a quienes ganan menos de trescientos d¨®lares al mes: un enorme n¨²mero de habitantes.
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