Miguel Par: "Hacer contrabando de colza no requer¨ªa sobornar a ning¨²n funcionario de Aduanas"
Lleva un a?o en prisi¨®n en Carabanchel (Madrid), a la espera del juicio. Y est¨¢ dispuesto, dice, a asumir sus responsabilidades, pero no m¨¢s. No quiere ser cabeza de turco ni chivo expiatorio. Este es el doble papel que, seg¨²n ¨¦l, quiere hacerle encarnar la Administraci¨®n: ¨²nico receptor del castigo entre los culpables, que permanecen ocultos "pero el contrabando de grasas no empieza ni acaba en m¨ª, como pretenden hacer creer"), y objeto desviador de la culpa ("pero no voy a permitir que el hecho de haber pasado de contrabando unas partidas de aceite de colza comestible, o el hecho de fabricar y vender legalmente triole¨ªnas, se utilicen como si ah¨ª estuviera la clave de toda la adulteraci¨®n del aceite en Espa?a")."Se nos acusa de intervenci¨®n en la introducci¨®n y distribuci¨®n del aceite t¨®xico, ya que tres cisternas de nuestro aceite de colza comestible, que introdujimos de contrabando, fueron vendidas a una empresa que adulter¨® aceite de oliva, y su resultante, al parecer, fue t¨®xico. L¨ªpidos trabaja con m¨¢s de mil empresas. Aquella empresa a la que se alude compr¨¦ nuestro de aceite de colza comestible a un empleado nuestro, sin nuestro conocimiento, pese a que asumirnos la venta cuando la polic¨ªa hizo gestiones, con el fin de respaldar a dicho empleado. Este quiso buscarse una red de clientes por su cuenta y no nos avis¨®".
"El auto de procesamiento dice que hay hechos 'racionalmente indiciarios' de nuestra implicaci¨®n, pero el mismo auto a?ade que 'no existe la certidumbre a establecer relaci¨®n causal entre el aceite de L¨ªpidos Ib¨¦ricos y la enfermedad de las familias que consumieron...', etc¨¦tera. Entonces, como no se nos puede demostrar la intervenci¨®n, nos achacan que, al traer de contrabando aceite de colza comestible, obligamos a los adulteradores a importar aceite de colza desnaturalizado. ?Ya est¨¢ bien! Como si hubiera de ser L¨ªpidos quien tuviera que llevar el control de las importaciones legales e ilegales y la autorizaci¨®n de las licencias de importaci¨®n, las concesiones de cupo de la CAT o el FORPPA de aceite de soja.
"Una comisi¨®n interministerial estuvo en nuestra f¨¢brica a finales del a?o pasado. Esta comisi¨®n elev¨® un informe. No se conoce su resultado. Quiz¨¢ resulta que no interesa que salga a la luz porque des mantelar¨ªa el montaje de acusaci¨®n que se nos ha hecho. M¨¢s bien parece que no se quiere esclarecer esta historia, sino dejarla como est¨¢, aunque haciendo una sutil campa?a contra las grasas animales. Hasta hace pocos a?os, en Espa?a s¨®lo se consum¨ªan aceites de oliva y orujo, manteca de cerdo, tocino, mantequilla y, ya posteriormente, las margarinas. Hab¨ªa una peque?a producci¨®n de aceites de pepita de uva y de semilla de algod¨®n y ma¨ªz. El espa?ol no conoc¨ªa el aceite de soja, el de colza, el de c¨¢rtamo, y del girasol s¨®lo com¨ªa las pipas. Nunca pas¨® nada. Luego 'vinieron las lluvias', es decir, las multinacionales, y nos hicieron consumir soja; luego, c¨¢rtamo; luego, girasol. Todos ello eran peores que el de oliva, pero m¨¢s baratos. Y, como eran m¨¢s baratos, empez¨® el tinglado de las mezclas fraudulentas con el de oliva".
El nacimiento de Libsa
"A mitad de esas alturas, los espa?oles encontramos la forma de producir un aceite, tan perfectamente comestible como los de semillas, a partir del tocino y la manteca de cerdo, con lo cual pali¨¢bamos los excedentes de ambos productos en el mercado nacional", indica Miguel Par.
L¨ªpidos Ib¨¦ricos, SA, nace en 1973. Su sede comercial est¨¢ en la calle de Maresma, de Barcelona. Hasta entonces, sus propietarios se dedicaban al refino de aceites con la empresa Industrial Molturadora. "Uno de los aceites importados por Espa?a, aunque de forma controlada, es decir, sujeto a comercio de Estado, no de libre importaci¨®n, era y es el aceite de soja. Hasta hace unos veinte a?os, en Espa?a no hab¨ªa plantas de extracci¨®n de aceite de soja. La CAT adjudicaba a los envasadores los cupos de importaci¨®n de ese aceite, que se importaba crudo y las refiner¨ªas lo refinaban. Esto era hasta medidados los a?os sesenta. Entonces surgieron aqu¨ª las extractoras de soja, y la mayor¨ªa de las refiner¨ªas cayeron porque la importaci¨®n no era ya de aceite crudo, sino del haba, y las extractoras del aceite hac¨ªan el refino".
Esta circunstancia hizo que Industrial Molturadora se convirtiera pronto en L¨ªpidos Ib¨¦ricos. Es a ra¨ªz de una publicaci¨®n en el BOE. Una orden del Ministerio de Industria, firmada por L¨®pez Bravo, de fecha 15 de septiembre de 1967, convoca a la iniciativa privada para la instalaci¨®n de una planta de fabricaci¨®n de aceites y grasas comestibles a partir del tocino de cerdo, seg¨²n un proceso t¨¦cnico desarrollado por el Patronato Juan de la Cierva.
Ignacio Baxeiras, copropietario y gerente entonces, como Miguel Par, de Industrial Molturadora, se entrevista con Domingo Mart¨ªn Garc¨ªa, jefe de laboratorio de dicho patronato, quien le explica, en l¨ªneas generales, el sistema de conversi¨®n del tocino de cerdo en aceite comestible, sin desvelar las peculiaridades del mismo. La empresa privada que se decida a fabricar tal aceite por dicho procedimiento habr¨¢ de pagar al patronato un canon de 0,25 pesetas por kilo y 0,50 pesetas del volumen total de ventas. A Ignacio Baxeiras le interesa el tema, pero no le interesa pagar el canon. Con lo que ha visto decide prescindir del patronato y crear, por su cuenta, un sistema de extracci¨®n de aceite a partir del tocino de cerdo.
La producci¨®n de Libsa, con unos cien empleados, llega a ser de un centenar de toneladas diarias de triestearinas y triole¨ªnas de tocino de cerdo y sebo de vacuno, y, potencialmente, de unas 36.000 toneladas al a?o, aunque la producci¨®n real al a?o, seg¨²n Miguel Par, era de unas 15.000 toneladas.
Las triestearinas son la parte s¨®lida que resulta del tratamiento de la manteca. Las triole¨ªnas son la parte l¨ªquida, el aceite.
"L¨ªpidos contin¨²a abierta. Sometida a intervenci¨®n judicial por suspensi¨®n de pagos, pero abierta. ?C¨®mo pueden acusamos de que vend¨ªamos aceite prohibido para el consumo humano? Ha sido una falacia decir en el Senado, por ignorancia o mala fe, que nuestras triole¨ªnas son una grasa esterificada y nuestra f¨¢brica una planta esterificadora".
La grasa de cerdo hace competencia
Miguel Par vuelve al desarrollo de su empresa. "Con la producci¨®n espa?ola anual de manteca y tocino se prodr¨ªan producir anualmente unas 50.000 toneladas de aceite, cuyo precio siempre ser¨ªa inferior al de los aceites de semillas. Y eso no interesa. Y mucho menos si ese aceite ten¨ªa la aceptaci¨®n que deb¨ªa tener y se autorizaba la importaci¨®n libre de manteca de cerdo, cuya producci¨®n mundial es excedentaria. Y eso no interesa. As¨ª es que se empez¨® una campa?a contra las grasas animales: que si los insaturados, que si el colesterol, etc¨¦tera. Un poco de seriedad. El espa?ol siempre comi¨® tocino y guis¨® con manteca y nunca se envenen¨®".
"La situaci¨®n excedentaria en Espa?a de manteca de cerdo ha justificado que la Administraci¨®n no autorice su importaci¨®n libre. Por esta raz¨®n, el precio de la manteca de cerdo oscila".
Libsa quiso dejar de estar sometida a esas fluctuaciones y, en 1977, solicit¨® una admisi¨®n temporal de importaci¨®n de manteca de cerdo. No hab¨ªa precedente. Como es habitual, la resoluci¨®n pas¨® por Consejo de Ministros. En 1980 se le autoriz¨® esa posibilidad, "que no lleg¨® a utilizar".
Desde 1975 export¨® la citada triole¨ªna, principalmente, a los pa¨ªses de la Comunidad Econ¨®mica Europea. ?Era la ¨²nica empresa espa?ola exportadora en este ramo, y en cantidades tan sustanciosas, que se nos concedi¨®, a finales de octubre de 1979, la carta de exportador de segunda categor¨ªa, con felicitaci¨®n del director general de Exportaci¨®n".
La producci¨®n de triole¨ªnas de Libsa se desglosaba, aproximadamente, en un 55% con destino a mayoristas del mercado alimentario, un 25% a la exportaci¨®n y un 20% a la industria alimentaria o no alimentaria.
"No hace falta sobornar: es mucho m¨¢s f¨¢cil"
Miguel Par ha hecho llegar al ministro de Justicia un escrito en el que, entre otras cosas, dice: "Libsa es una empresa modema con tecnolog¨ªa propia, que pod¨ªa vender f¨¢cilmente hasta 100 toneladas diarias, unas 36.000 toneladas anuales, de las mercanc¨ªas de su elaboraci¨®n. Si hubiera comerciado con aceite t¨®xico, a estas alturas todos los espa?oles estar¨ªamos envenenados".
"Cierto que Libsa comerci¨® con aceite de colza comestible del que se consume en todo el mundo fuera de los pa¨ªses mediter¨¢neos", contin¨²a el escrito. "Con ello, Libsa incurri¨® en infracci¨®n de contrabando, hoy documentada en actas de la Direcci¨®n General de Aduanas, y ello no es excepcional para la misma. Ha sido pr¨¢ctica com¨²n en muchas industrias espa?olas".
En dicho escrito se apunta la posibilidad de que, bajo licencia de importaci¨®n de aceite de colza desnaturalizado, se importara durante los ¨²ltimos a?os, en gran parte y realmente, aceite de colza sin desnaturalizar, perfectamente comestible, listo para su destino al consumo de boca.
En sus declaraciones a?ade: "En resumen, hacer contrabando no exige grandes misterios, ni sobornar a ning¨²n funcionario de Aduanas. Es mucho m¨¢s f¨¢cil. El funcionario de Aduanas tiene que tomar unas muestras para comprobar si corresponden con lo que se supone que importas. Basta con que se las des t¨². La propia Administraci¨®n ha fomentado ese relajamiento. Es la Administraci¨®n quien ha propiciado la pol¨ªtica de grasas que obliga al contrabando. Sin ese contrabando no era posible hacer una pol¨ªtica de grasas que permitiera vender barato el aceite de oliva. As¨ª es que la Administraci¨®n ten¨ªa que hacer la vista gorda al contrabando y a la adulteraci¨®n".
"El consumo de aceite de oliva es muy superior", a?ade, "al de la producci¨®n; ustedes mismos dieron cifras de esto. Si resulta que no hay importaci¨®n de aceite de oliva, ?c¨®mo se pueden consumir al a?o doscientas mil toneladas de aceite de oliva m¨¢s del que producimos? La respuesta es sencilla: porque ese aceite de oliva no es aceite de oliva. Es un aceite mezclado. Esto lo sab¨ªa todo el mundo: los industriales del aceite, los tenderos, la Administraci¨®n y el consumidor, cuando el consumidor compra un aceite barat¨ªsimo como de aceite puro de oliva".
"El negocio estaba en coger aceite de oliva y mezclarlo con otro aceite, espa?ol o importado, cuanto m¨¢s barato, mejor, siempre y cuando fuese aceite comestible. A nadie se le hab¨ªa ocurrido aqu¨ª mezclar, como los marroqu¨ªes, un aceite de motor o cualquier otra barbaridad de ese tipo. Lo que se hac¨ªa era mezclar aceite de oliva con orujo, que era el siguiente en precio; pero el margen era poco rentable. As¨ª es que se termin¨® por mezclar otros m¨¢s baratos: de soja, de pepita de uva, de algod¨®n, etc¨¦tera".
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