Ariel Sharon: "Cuando est¨¢ en juego la supervivencia de Israel no hay halcones ni palomas, s¨®lo jud¨ªos"
Pregunta. General Sharon, he hablado con varias personas aqu¨ª en Israel, desde que sal¨ª de Beirut, tambi¨¦n con soldados j¨®venes que volv¨ªan de la guerra, y algunos me han dicho que esta guerra era injustificada. Si no era injusta, al menos injustificada. Se han hecho ustedes tan belicosos, tan beligerantes. Siempre hablando de la guerra, siempre dispuestos a la guerra y a expandirse. Ya no son ustedes la naci¨®n del gran sue?o, el pa¨ªs por el que todos llor¨¢bamos. Han cambiado. Uno de esos j¨®venes me dijo: "Nos estamos convirtiendo en la Prusia de Oriente Medio".Respuesta. No es cierto. Tenemos muchas cosas que hacer aparte de combatir. Tenemos que desarrollar nuestra educaci¨®n, nuestra cultura, nuestra agricultura, nuestra industria, nuestra ciencia. Tenemos que asimilar a los jud¨ªos que llegan de m¨¢s de setenta pa¨ªses y forjar una naci¨®n con ellos. Por ¨²ltimo, no participamos en la carrera de armamentos. Lo que tratamos es simplemente de mejorar nuestra capacidad de defensa para preparamos para cuando haya que reaccionar.
P. Ese joven ten¨ªa sus dudas. Su h¨¦roe era el coronel Gheva, el que se neg¨® a seguir al frente de sus hombres en el sitio de Beirut.
R. Pobre Eli, le conozco bien. Le conozco desde que era ni?o, y lo siento por ¨¦l. No quer¨ªa entrar en Beirut. Bueno, pues perdi¨® el mando de su brigada, destroz¨® una carrera brillante en el Ej¨¦rcito y no entramos en Beirut. ?Un h¨¦roe? Yo no dir¨ªa eso. Por su culpa la guerra dur¨® m¨¢s y tuvimos m¨¢s bajas. S¨ª, ?por culpa suya! Tanto hablar de ¨¦l... Todas esas manifestaciones de pacifistas que organiz¨® la oposici¨®n por culpa suya... Por un momento apoy¨® a los terroristas. Y de nada sirvi¨® que le dijera: "Eli, Eli, es cuesti¨®n de moralidad. Tus tropas est¨¢n en el frente, miles de soldados que conf¨ªan en ti. ?Te das cuenta de lo que haces? Eli, Eii, ?est¨¢s ayudando al enemigo!". El primer ministro le dijo tambi¨¦n lo mismo, y el jefe del estado mayor.
Todos nosotros le recibimos. ?Porque tenemos una verdadera democracia! D¨ªgame, ?qu¨¦ otro pa¨ªs se hubiera portado as¨ª con un oficial que se niega a mandar sus tropas en una guerra? Piense en Inglaterra, que se tiene a s¨ª misma como la cuna de la democracia. Piense en la censura y todas las estrictas reglas que impuso Inglaterra cuando la guerra de las Malvinas. ?Qu¨¦ habr¨ªa hecho el Ej¨¦rcito brit¨¢nico con el coronel Gheva en Inglaterra? Pero no cambi¨® de idea. Insist¨ªa en que no quer¨ªa entrar en Beirut, que esto habr¨ªa costado las vidas de muchas personas en ambos lados. Lo extraordinario del caso es que durante los primeros d¨ªas de la guerra se quejaba de que no bombarde¨¢bamos lo suficiente. Quer¨ªa m¨¢s bombas, m¨¢s metralla.
P. ?Por Dios! Lo que usted dice da la raz¨®n a Sadat cuando dec¨ªa que en Israel no hay ni halcones ni palomas, y que s¨®lo hay superhalcones y superpalomas.
R. Cuando est¨¢ en juego nuestra seguridad, nuestra supervivencia, no hay ni halcones ni palomas, s¨®lo hay jud¨ªos.
P. General Sharon, a veces surge una sospecha. La sospecha de que, antes que la seguridad o que la defensa, a usted le mueven grandes ambiciones. Lo digo teniendo en cuenta el discurso que usted escribi¨® para el Instituto de Estudios Estrat¨¦gicos que se celebr¨® en diciembre pasado en Tel Aviv. El discurso donde, partiendo del problema del expansionismo sovi¨¦tico y al describir la zona de influencia de los intereses estrat¨¦gicos de Israel, usted declara que "tales intereses no se limitan a los pa¨ªses ¨¢rabes de Oriente Pr¨®ximo, del Mediterr¨¢neo, del mar rojo. Y, por razones de seguridad, en la d¨¦cada de los ochenta, deben ampliarse a fin de incluir a pa¨ªses como Turqu¨ªa, Ir¨¢n, Pakist¨¢n y zonas tales como las del golfo P¨¦rsico y Africa, ?Cielos! ?Es inquietante!
R. Bien... Ya veo que se ha aprendido bien la lecci¨®n. Contestar¨¦. Israel es un pa¨ªs muy especial y por razones particulares, que se resumen en la palabra persecuciones, debemos enfrentarnos a los problemas globales que se relacionan con la seguridad global. Estos problemas se encierran en tres c¨ªrculos. Primer c¨ªrculo, el terrorismo palestino. Segundo c¨ªrculo, confrontaci¨®n con los pa¨ªses ¨¢rabes, que nos amenazan con 13.000 tanques en este momento. Tercer c¨ªrculo, el expansionismo sovi¨¦tico, que ha ido ampli¨¢ndose en Oriente Pr¨®ximo, como usted dice.
P. Pero, ?a ustedes, qui¨¦n les amenaza en Africa, en Turqu¨ªa, en Ir¨¢n, en Pakist¨¢n? ?Y qu¨¦ es lo que se proponen en realidad? No me gustar¨ªa sospechar que la invasi¨®n de L¨ªbano ha sido el principio de una operaci¨®n mucho m¨¢s amplia.
R. La respuesta es no. Definitivamente, no. Habla usted como si quisi¨¦ramos ocupar los territorios donde tenemos intereses estrat¨¦gicos. Es un asunto distinto, y se lo explicar¨¦ con una pregunta. Suponga que los sovi¨¦ticos llegan a las costas del golfo P¨¦rsico, ?afectar¨ªa o no a la posici¨®n estrat¨¦gica de Israel? Suponga que los sovi¨¦ticos se apoderan de los pozos de petr¨®leo del golfo P¨¦rsico, ?da?ar¨ªa o no la esfera de nuestros intereses estrat¨¦gicos? Suponga que Turqu¨ªa queda bajo el dominio de los sovi¨¦ticos, ?estar¨ªamos o no en peligro?
?As¨ª que tenemos derecho o no a preocuparnos? ?Significa, el que nos preocupemos, que queremos conquistar. Turqu¨ªa, Ir¨¢n, Pakist¨¢n, el golfo P¨¦rsico, Africa entera?
P. General Sharon, ?qui¨¦n es su enemigo, real: Arafat o la Uni¨®n Sovi¨¦tica?
R. Se?orita Fallaci, tenga en cuenta que sin el apoyo de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, tanto militar como pol¨ªtico, los pa¨ªses ¨¢rabes nunca habr¨ªan podido declaramos la guerra como en 1948. Nos atacaron porque les, anim¨® y apoy¨® totalmente la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Ahora, examinemos la relaci¨®n que existe entre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la OLP. Es muy sencillo. La OLP se halla apoyada militar, econ¨®mica y pol¨ªticamente por la Uni¨®n Sovi¨¦tica, porque ¨¦sta ha entendido bien que en la era at¨®mica, el terrorismo es el ¨²nico acto b¨¦lico que se puede emprender sin arriesgarse a un enfrentamiento nuclear. Para expandirse, la Uni¨®n Sovi¨¦tica necesita a Arafat, a la OLP. Y, si usted me dice que Arafat no es comunista, le respondo, y a los sovi¨¦ticos ?qu¨¦ les importa? Lo ¨²nico que les preocupa es tenerle bajo su dominio, utilizarle como una herramienta de su juego, de su expansionismo. ?Es Siria un pa¨ªs comunista? Todo el mundo se escandaliza con los americanos, por el armamento americano. Le puedo decir que las armas que la Uni¨®n Sovi¨¦tica distribuye por esta parte del mundo exceden monstruosamente las que nosotros y otros pa¨ªses compramos a los americanos.
P. Lo creo. Pero volvamos al tema de L¨ªbano.
R. ?No queremos un solo cent¨ªmetro cuadrado de L¨ªbano!
P.?Ni siquiera en el Sur, en la zona de Litani? Lo digo porque mucho antes de su discurso para el Instituto de Estudios Estrat¨¦gicos, es decir, en 1955. Ben Gurion ide¨® un plan, puesto en pr¨¢ctica posteriormente por Moshe Dayan. Y, seg¨²n este plan, Israel deb¨ªa invadir L¨ªbano; luego, comprar a un maronita liban¨¦s y hacerle presidente; luego, bajo su mandato, instalar un r¨¦gimen cristiano y firmar con ¨¦l una alianza. Finalmente, deber¨ªan retirarse y anexionarse la regi¨®n de Litani.
R. Existen dos tendencias dentro del sionismo: la rama pol¨ªtica, de Weizman, y la pragm¨¢tica, de Ben Gurion, Golda Meir y Moshe Dayan, la vieja generaci¨®n. Yo pertenezco a la pol¨ªtica, que cree en los pactos, en los acuerdos legales, la letra escrita. Este es tambi¨¦n el caso del Gobierno Beguin; le aseguro que no tenemos la m¨ªnima intenci¨®n de quedarnos con un solo cent¨ªmetro de L¨ªbano.
P. Pero es que no les hace falta quedarse con nada. Lo que necesitan es elegir como presidente a uno de 34 a?os; es decir, a un falangista llamado Bechir Gemayel; establecer una alianza con ¨¦l y mantener su Ej¨¦rcito en el pa¨ªs durante cierto tiempo para proteger la alianza. Les basta con tener una colonia de hecho, como los sovi¨¦ticos en Afganist¨¢n.
R. Se?orita Fallaci. Es usted una mujer muy agradable y quiero mostrarme cort¨¦s. No quiero gritarle, y no quiero enfadarme, pero jam¨¢s hab¨ªa o¨ªdo semejante calumnia. ?Es mentira! ?Es un insulto! ?Me est¨¢ calumniando, me est¨¢ insultando!
P. ?Por qu¨¦? Todo el mundo sabe que Bechir Gemayel era la baza que iban a jugar. Todo el mundo sabe que se van a quedar en L¨ªbano todo el invierno por lo menos. Incluso han repartido a los soldados botas especiales para el fr¨ªo. General Sharon, ?no se van a quedar en L¨ªbano otros quince a?os, como en el Sina¨ª, verdad?.
R. No. Creo de verdad que esta vez nos quedaremos mucho menos.
P. ?A pesar de la necesidad de proteger a su nuevo aliado?
R. Le voy a responder en estilo minifalda. Es decir, lo suficiente para cubrir el tema, pero lo bastante corto para hacerlo interesante. No queremos intervenir en los asuntos internos de L¨ªbano, pero ser¨ªa una hipocres¨ªa que dij¨¦semos que aceptar¨ªamos un Gobierno en Beirut dispuesto a acoger nuevamente a los terroristas y a los sirios. Hoy, como ayer, el Ej¨¦rcito liban¨¦s no es lo suficientemente fuerte como para poderse permitir estar s¨®lo.
Siria sigue ocupando cerca de la mitad del territorio de L¨ªbano, a¨²n quedan terroristas en Tr¨ªpoli y en el valle de la Bekaa con los sirios. El nuevo Gobierno es un beb¨¦ reci¨¦n nacido gracias a una ces¨¢rea. ?Tiene un reci¨¦n nacido de una ces¨¢rea capacidad para enfrentarse a la situaci¨®n de Libano? No hay duda de que no. Y hay algo m¨¢s: si los sirios se quedan cerca de Beirut, si abandonamos el control de la carretera de Beirut a Damasco, el reci¨¦n nacido no sobrevivir¨¢.
P. ?Y qu¨¦ pasar¨ªa si, qued¨¢ndose en esa carretera, se encuentran con que han llegado a Damasco?
R. No har¨ªa falta llegar hasta Damasco. No queremos llegar a Damasco, de verdad que no; nunca lo hemos querido. Incluso pienso que deber¨ªamos evitar la lucha en el valle de la Bekaa. Pero, si los sirios no se van, nosotros tampoco nos vamos. Y en ese caso todo se convierte en un asunto feo, porque, escuche, los sirios tendr¨¢n un grave problema. Nuestras tropas y artiller¨ªa que se encuentran en el valle de la Bekaa est¨¢n a veinticinco kil¨®metros de Damasco. Esto significa que la capital siria est¨¢ ahora al alcance de nuestros ca?ones. S¨ª, ha cambiado la situaci¨®n: antes de la guerra, la artiller¨ªa siria pod¨ªa golpear a 42 kil¨®metros de distancia, pod¨ªa bombardear los suburbios y la zona industrial de Haifa. Ahora, con ca?ones menos potentes, podemos bombardear Damasco cuando queramos. Pero no nos atrae la idea.
Sinceramente, prefiero una soluci¨®n pac¨ªfica. ?Por qu¨¦ hay que recurrir siempre a la guerra para solucionar todo?
P. ?Caramba! Pens¨¦ que le gustaba la guerra.
R. Ese es el mayor error que la gente comete conmigo. Es decir, verme como soldado, como un belicista al que le gusta pegar tiros. S¨®lo una persona que haya estado en la guerra tantas veces como yo, que haya visto en una guerra los horrores que yo he visto, que haya perdido en la guerra todos los amigos que yo he perdido y que haya sido herido como yo puede odiar la guerra tanto como la odio yo. Y si me pregunta cu¨¢les han sido los d¨ªas m¨¢s felices de mi vida, le respondo: los tres a?os que pas¨¦ en mi granja, conduciendo el tractor y cuidando a mis preciosas ovejas.
P. Escuchando esta respuesta, ?qui¨¦n podr¨ªa creerse la imagen que se tiene de usted?
R. ?Qu¨¦ imagen?
P. Bueno, usted lo tiene que saber. Desde luego, no tiene fama de ¨¢ngel. Si enumero todas las opiniones que he o¨ªdo de usted, puede que perdiera su extraordinario control y perdiera la paciencia que est¨¢ teniendo conmigo.
R. D¨ªgame, d¨ªgame.
P. Veamos... Le llaman, por ejemplo, asesino, cruel, que es usted una apisonadora, despiadado, un elefante sediento de poder.
R. Otros me llaman otras cosas.
P. Lo s¨¦. Los soldados que le son fieles le llaman "rey de Israel", "rey Arik". Y dicen que es usted un l¨ªder nato, un soldado valiente y un hombre leal. Pero la verdadera imagen p¨²blica que se tiene de usted es la que le acabo de dar. ?Por qu¨¦? ?C¨®mo ha surgido? Tiene que haber alg¨²n motivo. ?Puede serlo Qibia?
R. Se?orita Fallaci, es usted tan dura, y est¨¢ pintando un retrato de m¨ª tan duro, que por un momento he cre¨ªdo que era usted la que estaba concediendo una entrevista, no yo. Sin embargo, sabe muy bien que la imagen de un hombre raras veces coincide con la que de ¨¦l dan los peri¨®dicos. Sabe muy bien que, una vez lanzada una calumnia, inventada una calumnia, ¨¦sta es repetida y calcada; en fin, aceptada como verdad. ?Quiere hablar de Qibia? Hag¨¢moslo. 15 de octubre de 1953, operaci¨®n Susana. Recibe este nombre de una ni?a israel¨ª asesinada junto a su hermano y su madre por terroristas ¨¢rabes que ten¨ªan en Qibia su refugio. La operaci¨®n Susana consist¨ªa en volar la casa donde estaban los terroristas, y yo la dirig¨ª personalmente, entrando casa por casa para evacuar a la gente antes de dinamitar el edificio. Empezamos a las once de la noche y continuamos hasta las cuatro de la madrugada, cuando ca¨ª dormido por el cansancio. Al despertarme a mediod¨ªa, me enter¨¦ que la radio jordana hab¨ªa dado la noticia informando que en la operaci¨®n murieron 69 personas, todas mujeres y ni?os. No daba cr¨¦dito a mis o¨ªdos, porque antes de retirarme a descansar cont¨¦ las p¨¦rdidas del enemigo, que consist¨ªan en una docena de soldados jordanos. ?De d¨®nde salieron entonces esos 69 cad¨¢veres de mujeres y ni?os? Bajo los escombros de una casa, en el s¨®tano, me dijeron. Evidentemente se hab¨ªan escondido all¨ª, y con la oscuridad no fueron vistos. Me encontr¨¦ muy mal, tan mal que un a?o despu¨¦s recomend¨¦ que una operaci¨®n similar no se llevara a cabo. ?Alguna otra cosa?
P. Bien. Escojamos el suceso de Gaza. Ese en, el que fueron muertos 37 soldados egipcios mientras estaban durmiendo.
R. Le aseguro que no estaban durmiendo. Veamos. Gaza, 1955, operaci¨®n Flecha Negra. Tambi¨¦n en esta ocasi¨®n mandaba yo la incursi¨®n, con la famosa Unidad 101. Estaban tan poco dormidos esos egipcios que tuvimos que afrontar un duro y sangriento combate cuerpo a cuerpo. Nos retiramos con ocho muertos y doce heridos. Un muerto y un herido sobre nuestras espaldas. No es necesario decir nada m¨¢s.
Hay gente que me odia, lo s¨¦, y pol¨ªticos, porque siempre digo lo que pienso. Siempre hago lo que quiero, y no soy demasiado fr¨¢gil, ni s¨¦ c¨®mo asociarme con grupos que lo que buscan es una protecci¨®n mutua. En efecto, he cambiado cinco veces de partido . Pero si los que me odian y me temen fueran mayor¨ªa, ?c¨®mo es posible que haya tenido tanta influencia en este pa¨ªs durante tantos a?os? ?C¨®mo hubiera podido crear un partido pol¨ªtico, el Likud, que ha ganado las elecciones dos veces y que ha dado un giro hist¨®rico al pa¨ªs? ?De d¨®nde vendr¨ªa todo el poder que tengo? Ya se lo he dicho: en Israel hay democracia.
P. Un congresista llamado Ayer Maur ha dicho: "Si Sharon se convierte en primer ministro, me pregunto cu¨¢l ser¨¢ el futuro de la democracia israel¨ª". Y otro ha a?adido: "Construir¨ªa campos de concentraci¨®n por todas partes".
R. Escuche, est¨¢ haciendo un trabajo importante. No lo estropee.
P. Est¨¢ bien. Cojamos Golda Meir, que dec¨ªa: "Si Arik se acerca al Ministerio de Defensa, le monto yo misma piquetes piara impedirle que entre".
R. Mis relaciones con Golda Meir eran buenas cuando estaba en el Partido Laborista. Pero, cuando lo abandon¨¦ para fundar el Likud, una empresa que ella consider¨® infantil, no me lo perdon¨®. Empez¨® a odiarme de una forma incre¨ªble. Con toda la fuerza de que era capaz. Y Dios sabe que era mucha, como la de todos los de su generaci¨®n. Ahora, d¨ªgame qu¨¦ m¨¢s quiere saber de m¨ª.
P. Quiero saber si su objetivo es convertirse en primer ministro, como dice todo el mundo.
R. En primer lugar, creo que Beguin va a seguir muchos a?os como primer ministro. En segundo lugar, no tengo ning¨²n ansia de serlo. Hay tanto que hacer dentro y desde el Ministerio de Defensa. Por ejemplo, necesitamos solucionar pol¨ªtica y pac¨ªficamente el problema palestino. Nosotros no hemos estado luchando con los palestinos, est¨¢bamos en guerra con los terroristas de la OLP, y haber resuelto el problema de la OLP supone haber realizado una m¨ªnima parte de esta tarea.
P. ?Resuelto? ?Cree, de verdad, que lo ha resuelto, general Sharon? ?No piensa ni por un momento que, por el contrario, lo ha multiplicado, lo ha aumentado? De los 10.000 hombres perseguidos, expulsados, separados de sus familias, dispersos por ocho pa¨ªses diferentes nacer¨¢ una generaci¨®n de odio. Y a partir de este momento, el terrorismo estallar¨¢ por todas partes, m¨¢s ciego que nunca. Los hombres a los que usted se cree que ha derrotado son seres airados, general Sharon, de ninguna manera resignados. Arafat acaba de decir que su lucha continuar¨¢ como antes.
R. Yo no hablar¨ªa de estas hipot¨¦ticas y desastrosas posibilidades. Ya le he dicho que en esos pa¨ªses no podr¨¢n hacer lo que hac¨ªan en L¨ªbano. Siria y Jordania no se lo permitieron en el pasado, de manera que no veo por qu¨¦ se lo iban a permitir ahora. Y las otras naciones ¨¢rabes ya han dicho que s¨®lo autorizar¨¢n actividades pol¨ªticas, y no olvide que sus Gobiernos no est¨¢n dispuestos a que les desbanquen como en Beirut. Adem¨¢s, si los terroristas palestinos intentan algo, Israel no se va a quedar quieta. ?De verdad que Arafat ha dicho que todo va a seguir como antes? Bueno, si fuera ¨¦l, ni siquiera lo intentar¨ªa. Les he hecho un regalo a esos asesinos: les he regalado la vida. Pero tanta suerte no es una garant¨ªa para el futuro. ?Ay de ellos si se atreven a empezar de nuevo con sus sangrientas actividades, incluso en pa¨ªses que est¨¢n lejos de Israel! ?Ay de ellos!
P. ?Y qu¨¦ hay de los cuatro millones de palestinos que no pertenecen a la OLP y que viven dispersos en los campos de refugiados de L¨ªbano, Siria, Gaza, Cisjordania? D¨ªgame, general Sharon, ?qu¨¦ quiere hacer con estos nuevos jud¨ªos de la tierra, condenados a vagar en una di¨¢spora tan cruel como la que ustedes han padecido?.
R. Tienen una patria. La Palestina a la que se llama Jordania.
P. ?Se refiere a la Jordania del rey Hussein?
R. Por supuesto. Mire, este asunto de los palestinos lleva m¨¢s de doce a?os intrig¨¢ndome, y cuanto m¨¢s pienso en ¨¦l, m¨¢s con vencido estoy de que Jordania, es decir, Transjordania, es la ¨²nica soluci¨®n. Se lo dije a Sadat. Me explico. Hasta 1922, la tierra de Israel, que los ingleses llamaban Palestina, se compon¨ªa de dos partes: la Cisjordania, que ustedes llaman West Bank, es decir, la tierra que se extiende desde el r¨ªo Jord¨¢n, y la Transjordania, la tierra que Churchill dio al padre de Hussein para que instalara el reino hachemita. En Transjordania, el 70% de la poblaci¨®n son palestinos; la gran mayor¨ªa de los miembros del Parlamento son palestinos; casi todos resultan ser los ministros y primeros ministros palestinos. Y s¨®lo el 30% son beduinos. Los beduinos de Hussein. Cr¨¦ame, es la soluci¨®n perfecta. No soy el ¨²nico que lo dice.
P. Entonces, seg¨²n su soluci¨®n, todos los palestinos deber¨ªan coger las maletas y trasladarse a Jordania.
R. ?Por qu¨¦? Ya viven all¨ª.
P. No. Me refiero a los habitantes de los campamentos de refugiados. Esa pobre gente que vive en las chozas y en los barracones de L¨ªbano, de Siria, Gaza y Cisjordania.
R. Algunos podr¨ªan quedarse donde est¨¢n, y otros podr¨ªan trasladarse a Transjordania.
P. Entiendo. ?Y qu¨¦ har¨ªamos con el rey Hussein? ?Habr¨ªa que matarle? ?O le enviar¨ªamos a Montecarlo a dirigir el casino?
R. No me preocupa Hussein, no me preocupan los casos personales. Puede hacer lo que quiera. Incluso podr¨ªa quedarse all¨ª. ?Por qu¨¦ no? Los griegos estaban buscando un rey y eligieron uno anglogermano. ?Por qu¨¦ no iban los palestinos a conservar un rey hachemita? Si lo mantienen, no tienen que buscar otro.
P. Entiendo. ?Y los beduinos? ?D¨®nde les enviar¨ªamos? ?Les matar¨ªamos tambi¨¦n? ?Les arrojar¨ªamos al mar Muerto, para tener otro tipo m¨¢s de refugiados en el mar, los refugiados del mar Muerto? ?O podr¨ªamos dispersarlos como a los hombres de Arafat, para que fundaran la OLB (Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de los Beduinos)?
R. Los beduinos forman parte de una poblaci¨®n de Jordania, perd¨®n, de Transjordania. Como Hussein, pueden quedarse donde est¨¢n. Le repito que los casos personales no me interesan. Lo que contaba para m¨ª es que ya exist¨ªa una Palestina, que ya existe un Estado palestino, de manera que no hay por qu¨¦ crear otro nuevo. Y le digo que jam¨¢s permitiremos otro Estado palestino. Jam¨¢s. Porque la soluci¨®n que todos ustedes buscan es un segundo Estado palestino, una segunda Palestina. Y, seg¨²n esta soluci¨®n, esta segunda Palestina deber¨ªa estar en Judea y Samaria, lo que llaman la Cisjordania. Y a esto, yo respondo, los israel¨ªes respondemos: no ser¨¢ as¨ª. Nadie tocar¨¢ Judea ni Samaria. Ni Gaza. Olv¨ªdelo.
Judea y Sarnaria nos pertenecen. Han sido nuestras desde hace miles y miles de a?os. Judea y Samaria son Israel. Y tambi¨¦n lo es Gaza, toda la franja de Gaza. E incluso, aunque no existiera la Biblia, incluso si no tuvi¨¦ramos nuestros sentimientos, est¨¢ nuestra seguridad. Nuestra supervivencia. Esto es algo crucial, porque en esa regi¨®n viven dos tercios de la poblaci¨®n israel¨ª, y, sin Judea y Samaria, ser¨ªamos eliminados al instante.
P. General Sharon, ?cree en Dios?
R. Bueno, no soy una persona religiosa. Jam¨¢s lo he sido, aunque sigo ciertas reglas de los jud¨ªos, como no comer cerdo. Nunca como cerdo. Sin embargo, pienso que s¨ª creo en Dios. S¨ª, creo que se puede decir que creo en Dios.
Entonces rece a Dios por los que no creen en ¨¦l, por favor. Porque tengo el horrible presentimiento de que est¨¢ usted a punto de arrojarnos a todos a un desastre apocal¨ªptico.
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