La drogadicci¨®n
Soy m¨¦dico de un hospital del Insalud de Madrid y, aunque mi especialidad no tenga relaci¨®n directa con la toxicoman¨ªa (soy traumat¨®logo), s¨ª estoy en contacto directo con el problema a trav¨¦s de mi mujer, tambi¨¦n m¨¦dico, pero que su especialidad la hace tratar con la misma de continuo.He le¨ªdo atentamente, en la secci¨®n Temas para debate del domingo 22 de agosto, y bajo el t¨ªtulo de "Por una cultura positiva de la droga", el art¨ªculo de Emilio Lamo de Espinosa.
Estoy completamente de acuerdo con el mismo, de principio a fin, y no quisiera, aunque quiz¨¢ tenga que hacerlo en alg¨²n p¨¢rrafo, repetir las palabras de Lamo de Espinosa.
La ¨²nica posibilidad de lucha contra las drogas duras, desde mi punto de vista, no es la represi¨®n; entre otras razones, porque ya llevamos varios a?os con dicho m¨¦todo, y los resultados est¨¢n a la vista.
Las soluciones hay que buscarlas en el origen del problema en s¨ª, es decir, en las razones sociales y econ¨®micas del mismo.
La raz¨®n social de por qu¨¦ un individuo puede llegar a la drogadicci¨®n puede ir tan ligada al desarrollo social mismo (falta de individualidad, frustraciones comparativas, depresiones, etc.), que ser¨ªa necesario remodelar toda la sociedad, hecho totalrnente ut¨®pico y, por tanto, irrealizable.
Pero donde s¨ª se puede actuar es en las razones econ¨®micas que influyen en la utilizaci¨®n de las drogas.
El consumidor de droga dura necesita una elevada cantidad de dinero para conseguir el t¨®xico. Esto le obliga, en la mayor¨ªa de los casos, a recurrir al robo o bien a revender, m¨¢s cara, por supuesto, parte de la droga de que dispone. As¨ª el yonqui, o simple consumidor, se convierte en camello o traficante. Este c¨ªrculo, or razones obvias, se ve obligado a crecer, incrementando d¨ªa a d¨ªa el n¨²mero de adictos, que son invitados en un principio y que suelen ser presas f¨¢ciles por raz¨®n de edad, social o bien por desconocimiento real de los riesgos.
Por tanto, es ah¨ª, en el eslab¨®n econ¨®mico que provoca el incremento de la toxicoman¨ªa, donde s¨ª se puede actuar.
Los cauces para la liberalizaci¨®n dirigida de consumo de drogas duras, hero¨ªna y coca¨ªna fundamentalmente, tienen que ir acompa?ados de otras dos vertientes de actuaci¨®n: una, la informativa-propagand¨ªstica, efectuando una campa?a adecuada en los distintos sistemas educativos (colegios, etc.) y los medios de comunicaci¨®n social; y la otra, incrementando m¨¢s, si cabe (Espa?a sigue y seguir¨¢ siendo una de las fundamentales rutas de distribuci¨®n y consumo), el control sobre el tr¨¢fico de dichas drogas y aplicando con toda su fuerza el peso de la ley, ya que con un consumo liberalizado dirigido (completamente gratuito y administrado por el propio Estado), el yonqui no tendr¨ªa necesidad ninguna de traficar.
La administraci¨®n de drogas se efectuar¨ªa mediante equipos m¨¦dicos, preparados al efecto en dispensarios o ambulatorios, que bien podr¨ªan depender del Insalud o de las Diputaciones, y repartidos por la geograf¨ªa espa?ola. Dichos dispensarios deber¨ªan contar as¨ª mismo con un equipo de psiquiatr¨ªa, socio-psicolog¨ªa, enfermer¨ªa y asistencia social. En su inicio, probablemente el respaldo de las fuerzas del orden. En estos centros se administrar¨ªa la droga bajo control, pero sin cortapisa alguna; tratando aquellos casos que voluntariamente solicitasen su deshabi
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tuaci¨®n, y su reincorporaci¨®n social si fuese precisa.
Como muy bien dec¨ªa Lamo de Espinosa, es dificil superar la cifra del 10%. de curaci¨®n, pero lo que s¨ª ser¨ªa muy probable es que el n¨²mero no se incrementara (ya que ser¨ªan muy pocos los que se iniciasen en la drogadicci¨®n sin contar con maestros callejeros.
Aunque se pueda pensar que econ¨®micamente puede ser ruinoso, pienso, que no es as¨ª, ya que los gastos actuales que genera la drogadicci¨®n son muy elevados, incluso a nivel hospitalario, en la actualidad.
Las drogas utilizadas para su administraci¨®n ser¨ªan las requisadas en el tr¨¢fico de las mismas (por tanto, obtenci¨®n gratuita, lo que no incrementar¨ªa: los gastos).
Las ventajas ser¨ªan elevadas: los toxic¨®manos se evitar¨ªan los graves padecimientos que sufren actualmente, no ya por la droga, sino por su mala administraci¨®n: porcentaje elevad¨ªsimo de hepatitis, sepsis, endocarditis y todo tipo de infecciones y de reacciones al¨¦rgicas que, junto con la sobredosis o las adulteraciones del propio producto, les suelen llevar con frecuencia a la muerte (todo ello acarrea en la actualidad unos gastos hospitalarios muy elevados).
As¨ª mismo se evitar¨ªa que cometieran actos delictivos como consecuencia de la necesidad desesperada de la b¨²squeda del dinero.
Los beneficios para el resto de la sociedad se r¨ªan mayores si cabe, primero, por la prevenci¨®n, al disminuir o desaparecer los contactos iniciales con la droga dura, y posteriormente, la posibilidad de control de los nuevos drogadictos si se diesen (raramente nadie ir¨ªa a estos centros a picarse por primera vez).
En segundo lugar aparecer¨ªa progresivamente una clara disminuci¨®n de la delincuencia (asalto a farmacias, atracos, etc.), con el descenso, por tanto, de la poblaci¨®n penal (con la baja de gastos que esto representa).
Por ¨²ltimo, y consecuentemente, la creaci¨®n de nuevos puestos de trabajo dentro de la Sanidad. / Madrid.
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