Lavilla frente a Su¨¢rez
LA CONVENCION de militantes centristas celebrada el s¨¢bado en Madrid, conv¨®cada sin ¨¢nimo de conferir representatividad a los asistentes, sirvi¨® de auditorio pata que Landelino Lavilla compareciera como nuevo l¨ªder de su partido y pronunciara el primer discurso de la campa?a electoral. Televisi¨®n Espa?ola, superando sin dificultad los escr¨²pulos de neutralidad que hab¨ªan ¨ªmpulsado a Eugenio Nasarre a vetar hace cuatro d¨ªas la presencia de un diputado socialista en La Clave, no vacil¨¦ en conceder un amplio espacio en sus servicios informativos a la informal asamblea centrista y a la intervenci¨®n de su dirigente.El discurso de Lavilla mostr¨® que UCD cuenta con un presidente dotado para pronunciar discursos, en vez de leerlos, y capaz de establecer v¨ªnculos emocionales con los oyentes, en vez de aburrirlos, desde?arlos o enfriarlos. La ret¨®rica del presidente del Congreso tiene inconfundibles toques del viejo estilo parlamentario y forense, cuando un verbo flu¨ªdo, incesante y barroco era atributo indispensable para una brillante carrera pol¨ªtica, y algunas resonancias de oratoria sagrada. Sin embargo, el reci¨¦n estrenado liderazgo de Lavilla tiene todav¨ªa que pasar la prueba de los m¨ªtines populares, de las conferencias de Prensa improvisadas y de la comunicaci¨®n televisiva, que obedecen a reglas distintas de juego y exigen formas peculiares de expresi¨®n e imagen.
El presidente de UCD realiz¨® una pol¨¦mica exposici¨®n de sus posiciones pol¨ªticas, cuya sinceridad queda sobradamente avalada por los esfuerzos que Landelino Lavilla tuvo que realizar durante las ¨²ltimas semanas para imponerlas a su partido. Lavilla no ahorr¨® las cr¨ªticas a Alianza Popular, que ocuparon en su discurso mayor espacio y agresividad que las alusiones contra el PSOE.
El gran desafio electoral para los centristas no lo constituye, sin embargo, la fuga hacia Alianza Popular o hacia el PSOE de los componentes del PDP democristiano o del PAD socialdem¨®crata, sino la decisi¨®n de Adolfo Su¨¢rez de concurrir a las urnas con las siglas del CDS. Integrados ambos partidos por hombres y mujeres de parecida condici¨®n y origen, los intentos de establecer diferenciaciones entre UCD y CDS con arreglo a expbcaciones psicologistas o criterios morales resultar¨¢n inanes para los electores. De otra parte, la tarea de buscar contrastes en los credos ideol¨®gicos de ambas formaciones desesperar¨ªa incluso a especialistas en identificar a hermanos siameses, probablemente incapaces de distinguir entre humanismo cristiano de UCD y el personalismo comunitario del CDS.
Quedar¨ªa como ¨²nico criterio para deslindar ante los electores las ofertas contrapuestas de UCD y CDS, el curriculum de sus dirigentes y sus contribuciones al restablecimiento de la democracia en Espa?a. Tambi¨¦n en este terreno la confusi¨®n es m¨¢xima. Tanto Su¨¢rez como Lavilla ocuparon cargos pol¨ªticos de responsabilidad en el anterior r¨¦gimen y ambos trabajaron codo con codo, desde julio de 1976, en el desmantelamiento de las instituciones franquistas y en la creaci¨®n de las bases de la reforma pol¨ªtica. Adolfo Su¨¢rez se esforzar¨¢, probablemente, por conducir la comparaci¨®n entre UCD y CDS hacia la valoraci¨®n de los dieciocho meses en que se mantuvo -y le mantuvieron- apartado del poder y Leopoldo Calvo Sotelo ejerci¨® la presidencia del Gobierno. De ah¨ª se deriva, prob¨¢blemente, su negativa a admitir en su nuevo partido a hombres que han ocupado cargos pol¨ªticos de relevancia a partir del golpe de Estado frustrado. Por su parte, Landelino Lavillla, distanciado de los gobiemos centristas desde que ocup¨® en marzo de 1979 la pres¨ªdencia del Congreso, puede argumentar que su alto puesto institucional le mantuvo alejado de los errores del Poder Ejecutivo a lo largo de la disuelta legislatura. Sin embargo, el recuerdo del Congreso de Palma, en el que instrumentalizado como dirigente de paja del sector cr¨ªtico, le implica, qui¨¦ralo o no, en la s¨®rdida historia de la descomposici¨®n de UCD inciada en el verano de 1980.
Lavilla se esforz¨® el pasado s¨¢bado por incorporar al activo electoral de UCD los indudables m¨¦ritos del centrismo a lo largo de la tiansici¨®n y por exportar hacia el exterior sus fracasos. No es aventurado suponer que la estrategia de Su¨¢rez ser¨¢ parecida, con la diferencia de que no distribuir¨¢ espacialmente sino temporalmente -antes y despu¨¦s de su defenestraci¨®n- los logros y los fallos del partido del Gobiemo. Igualados en responsabilidades y en m¨¦ritos, la lucha electoral entre UCD y CDS ser¨¢, en ¨²ltima instancia, la batalla entre dos l¨ªderes que, unidos por experiencias comunes de gobierno y por el balance global de ¨¦xitos y de reveses del centrismo, tendr¨¢n que jugar como baza principal su capacidad de arrastre personal, su popularidad ante los votantes y su imagen como hombres p¨²blicos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.