Donde nacen las mu?ecas y se fabrican los ata¨²des
No hace m¨¢s de. trece o catorce a?os, las tierras valencianas eran un clamor de protestas, reivindicaciones y malos augurios. Nos encontr¨¢bamos en pleno desarrollismo tecnocr¨¢tico y tan s¨®lo parec¨ªan importantes las grandes industrias, sider¨²rgicas, astilleros, f¨¢bricas de autom¨®viles, qu¨ªmicas, etc¨¦tera. La regi¨®n valenciana ha6¨ªa iniciado su despegue industrial en 1959, pero diez a?os m¨¢s tarde su industria, cuasi artesanal, fue objeto de los m¨¢s duros ataques. Se la daba por totalmente inviable. "Nadie previ¨®", dice el conocido economista Ernest Lluch, "lo que iba a pasar". Y remacha Joan Fuster: "La peque?a industria, que es estrictamente artesanal, es la m¨¢s numerosa. Y peque?a industria quiere decir capital insuficiente, escasa direcci¨®n t¨¦cnica y maquinaria de baja productividad. Y, adem¨¢s -seg¨²n Fuster-, nos falta voluntad expansiva".Conocidos economistas valencianos (Giralt Revent¨®s, Joan Regl¨¢, Rovira Senet, Artal R¨ªus, etc¨¦tera) atacan la expansi¨®n de los naranjales como "una de las causas" -hist¨®ricas y actuantes, primeras y determinantes- que "hab¨ªan impedido la normal industrializaci¨®n del Pa¨ªs Valenciano".
Nadie previ¨®, como dice Lluch -ni siquiera ¨¦l en su libro La v¨ªa valenciana (al desarrollo)-, lo que iba a pasar en aquellos d¨ªas en que hab¨ªa que ser grande para motejarse de moderno, como si todos se rigiesen por el refr¨¢n que reza el mulo, grande, ande o no ande.
Pero sucedi¨® algo sorprendente, como reconocen Mart¨ªnez Serrano, Reig y Soler: "El haber demostrado la compatibilidad entre dinamismo industrial y a la vez agr¨ªcola, y el tama?o medio o peque?o de las empresas". Esta es la mayor lecci¨®n del Pa¨ªs Valenciano.
Llevar la industria 'a casa'
En est¨¢ tierra no se sigui¨® la pol¨ªtica de llevar al hombre donde se ubicaba la industria, sino todo lo contrario. Se plant¨® o implant¨® la industria all¨ª donde estaban los hombres, hasta extremos de que buena parte del trabajo se hac¨ªa -y se hace hoy en cierta medida- en las propias casas de los trabajadores (si bien esto es muy discutible socialmente, como m¨¢s adelante veremos). El Pa¨ªs Valenciano se convirti¨® as¨ª en una especie de Jap¨®n espa?ol. Cierto que las tres capitales -en especial Valencia- son grandes concentraciones, pero no lo es menos que existen decenas y decenas de pueblos en las tres provincias que cuentan con especialidades industriales o artes ano-industriales que permiten a sus habitantes la doble dedicaci¨®n: al peque?o huerto frut¨ªcola (naranjas, limones, albaricoques, ciruelas, etc¨¦tera) u hortofrut¨ªcola, am¨¦n de trabajar en alguna industria o realizar trabajos por encargo. Y aun en el interior, que es primordialmente de secano, al cultivo de los frutos secos (en especial, el almendro) y otros cultivos mediterr¨¢neos. Sin olvidar los servicios en sus aspectos tur¨ªsticos, de gran relieve en toda su zona costera.
Sirvan como m¨ªnima gu¨ªa para el lector la especializaci¨®n de ciertos pueblos y villas del Pa¨ªs Valenciano, escrito sin ¨¢nimo alguno de exhaustividad: as¨ª, en X¨¢tiva se fabrican la mayor¨ªa de los ata¨²des de Espa?a; en Onil, las mu?ecas; en Ibi, los juguetes mec¨¢nicos; en Onteniente, las mantas; en Crevillente, las alfombras; en Onda, los azulejos; en Segorbe, la alfarer¨ªa; en Manises, la cer¨¢mica; en Canals, la ropa interior; en Benisa, los muebles; en Mon¨¦var, Elda, Petrel y Elche, el calzado, y as¨ª podr¨ªamos seguir con un largu¨ªsimo etc¨¦tera. Podemos decir que del nacimiento (40.000 mu?ecas diarias se fabrican s¨®lo en Onil, aproximadamente) a la muerte (de los ata¨²des de X¨¢tiva) pocas actividades existen que no tengan su representaci¨®n en esta tierra.
Islas industriales
Cierto es que en el Pa¨ªs Valenciano existen algunas grandes industrias (la Ford en Almusafes, Altos Hornos del Mediterr¨¢neo en Sagunto y petroqu¨ªmica en Castell¨®n, pero se da la circunstancia de que estas grandes industrias productivas son a manera de islas que, acaso por desgracia, vio han tenido efecto multiplicador alguno sobre la econom¨ªa y sociedad valencianas. Claro es que las exportaciones de los autom¨®viles de Almusafes han hecho que en estos dos ¨²ltimos a?os el sector de transformados met¨¢licos, al pasar de 20.000 millones de pesetas al a?o, antes de la instalaci¨®n de la Ford, a 84.000 millones el pasado a?o, se sit¨²e a la cabeza de los sectores exportadores; le sigue el sector textil, con unos 40.000 millones de pesetas al a?o en la actualidad, y sigue conservando su importancia, tanto cualitativa como cuantitativa, el sector de los c¨ªtricos, que en, esta casi reci¨¦n finalizada campa?a (a falta de algunas variedades de lim¨®n) ha tenido un crecimiento del 14,4% en relaci¨®n con la campa?a anterior.
As¨ª pues, cuando hace a?os se entonaba el r¨¦quiem por la naranja (y as¨ª se titul¨® en alg¨²n prestigioso medio informativo), el negro augurio no se ha cumplido.
La evoluci¨®n de las exportaciones valencianas no ha cesado de subir con respecto a las del resto de Espa?a. As¨ª, las agr¨ªcolas, en 1981, representan (seg¨²n cifras provisionales, ya que no est¨¢ terminado el estudio) un 50% en n¨²meros de las totales de la naci¨®n. Y las industriales es f¨¢cil que el a?o pasado hayan supuesto de un 18% a un 20%, mientras que en 1972 las agr¨ªcolas fueron del 27,9%, y las industriales, de un 13,3%.
Aun movi¨¦ndonos con esas cifras provisionales, se sabe que el Pa¨ªs Valenciano ha incrementado sus exportaciones en 1981 en un 41%, aproximadamente.
Pese a todas las dificultades que impone la ya prolongada crisis, los empresarios valencianos consultados: C¨¢rdena; del textil; Antonio Mart¨ªnez, principal empresario del calzado; Jaime Ferrys, asimismo el mayor empresario de la fabricaci¨®n de mu?ecas, etc¨¦tera, se han mostrado optimistas. La respuesta casi ha sido id¨¦ntica: "S¨®lo hay una salida: innovar, renovar y exportar". Y esto, con ayudas o sin ellas. Todos creen que la burocratizaci¨®n es un grave lastre. Antes hab¨ªa mucho proteccionismo, pero ahora hemos de prepararnos para la libre concurrencia y el reto de la CEE, y as¨ª debe ser".
Un miembro de la C¨¢mara de Comercio valenciana nos indicaba lo que al principio dec¨ªamos: "Estamos esperanzados, aunque sean muchas las dificultades. Tras un a?o, 1980, absolutamente negro, hemos tenido un 1981 algo mejor, y las expectativas para este a?o son ligeramente mejores, y esto, tanto en productos industriales como en los agr¨ªcolas, en especial los c¨ªtricos. Se puede considerar impresionante el crecimiento de las ventas de calzado".
Las migraciones
Hace ya algunos a?os -y es cosa poco aireada o sabida- que el Pa¨ªs Valenciano desbanc¨® a Euskadi en el ranking industrial espa?ol. Hoy es, pues, tras Madrid y Catalu?a, la regi¨®n que mayor aportaci¨®n hace al producto industrial bruto (PIB) de Espa?a es el Pa¨ªs Valenciano. La regi¨®n valenciana recibi¨®, entre 1970 y 1975, 275.000 emigrantes m¨¢s que el Pa¨ªs Vasco y Navarra, 110.000 m¨¢s que Catalu?a y 17.000 m¨¢s que Madrid. La tendencia ha continuado de forma a¨²n m¨¢s notoria, puesto que ya en 1979 y 1980, tanto Barcelona como Vizcaya presentaron saldos migratorios negativos, mientras Valencia recib¨ªa emigrantes.
Por supuesto que no todo son parabienes o que no es oro todo lo que reluce. Ultimamente en Espa?a, y debido a la crisis, se ha acentuado de forma notable la denominada econom¨ªa sumergida, y en el caso del Pa¨ªs Valenciano, debido a su larga tradici¨®n artesano-industrial, ese trabajo ha ido en aumento, puesto que se trata de una pr¨¢ctica que se ha venido utilizando en multitud de sectores: sobre todo en calzado y cuero, luego en juguetes y mu?ecas, etc¨¦tera.
Seg¨²n la Consejer¨ªa de Trabajo del Pa¨ªs Valenciano, se calcula que entre un 25% y un 26% del producto regional bruto es generado por ese trabajo no legal. El volumen habla por s¨ª solo. Se denuncian como casos m¨¢s flagrantes el caso del textil valenciano, del calzado y juguetes en Alicante y de la petroqu¨ªmica en Castell¨®n de la Plana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Reconversi¨®n industrial
- Competencia
- Infraestructuras agrarias
- Frutos secos
- Juguetes
- Juegos infantiles
- Pol¨ªtica industrial
- Financiaci¨®n auton¨®mica
- Pymes
- Productos agrarios
- Infancia
- Comunidad Valenciana
- Juego
- Comunidades aut¨®nomas
- Comercio
- Finanzas p¨²blicas
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Agricultura
- Agroalimentaci¨®n
- Empresas
- Espa?a
- Econom¨ªa
- Finanzas
- Administraci¨®n p¨²blica
- Sociedad