Un hombre solidario
Olof Palme, el hombre que ahora retorna al Gobierno de Suecia por democr¨¢tica decisi¨®n popular, tiene una larga familiaridad con la pol¨ªtica y el poder. No es exagerado decir que su nombre est¨¢ ligado a los acontecimientos m¨¢s importantes y a las conquistas sociales de Suecia en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, y que, aun despu¨¦s de la derrota de 1976, por su figura como l¨ªder del partido mayoritario, pero tambi¨¦n por sus innegables condiciones de estadista, ninguna decisi¨®n de importancia nacional pod¨ªa dejarlo al margen. Aun en la calle era un poder.Su brillante carrera pol¨ªtica -miembro de la direcci¨®n de la juventud de su partido cuando ten¨ªa veinte a?os, ministro en diversas carteras desde 1965, presidente del partido en 1969 cuando contaba 42 a?os y primer ministro un a?o despu¨¦s-, con ser importante, no define cabalmente el perfil pol¨ªtico del personaje.
M¨¢s all¨¢ de la dosis de demagogia inevitable en un pol¨ªtico, Palme ha sido un palad¨ªn de la solidaridad, llevando adelante la pol¨ªtica ya iniciada por otros dirigentes anteriores de construir una sociedad en la que todos los sectores sociales se beneficiaran de la prosperidad existente.
El final de un discurso pronunciado a fines de la d¨¦cada de los sesenta es ilustrativo: "Alguien ha ¨ªncitado a los hombres a pensar sobre todo en lo que puedas hacer por ti mismo. Nuestra respuesta debe ser no pienses s¨®lo en lo que puedas, hacer por ti; piensa tambi¨¦n en lo que los hombres podemos hacer unos por otros". En su vida pol¨ªtica, Palme ha sido consecuente con estas palabras.
Nunca pas¨®, empero, por revolucionario, ni por su extracci¨®n de intelectual burgu¨¦s ni por su pensamiento. Tampoco intent¨® vender esa ilt.iagen. El otro rasgo, que le ha cimentado un prestigio intemacional que ning¨²n pol¨ªtico escandinavo puede ostentar, es la aplicaci¨®n de esa filosof¨ªa pol¨ªtica a las relaciones intemacionales.
Los fusilamientos en la etapa final del r¨¦gimen de Franco en Espa?a, los golpes de Estado y los cr¨ªmenes de las dictaduras militares en Latinoam¨¦rica, la liberaci¨®n de los pueblos africanos, fueron todos acontecimientos en los que Palme, aun ocupando altos cargos de Gobierno, tom¨® posici¨®n decidida y p¨²blica. Arriesg¨® con ello el ataque de sus adversarios pol¨ªticos e incluso cr¨ªticas de sus allegados, pero fue consecuente con sus principios. Tiene aspecto de ser hombre fr¨ªo, racional y de una iron¨ªa mordaz para sus adversarios. Pero todos le respetan.
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