Los 'verdes', llevan camino de convertirse en un "partido bisagra" y en la tercera fuerza pol¨ªtica de la RFA
Los verdes, un conglomerado de grupos ecologistas y pacifistas, se sientan ya en los esca?os de cinco parlamentos regionales; en tres de ellos cuentan con m¨¢s diputados que los liberales, la misma situaci¨®n que en Berl¨ªn Oeste. Los verdes llevan camino de convertirse en la tercera fuerza pol¨ªtica de la Rep¨²blica Federal de Alemania. En Hamburgo y en Hesse son ya el aut¨¦ntico partido bisagra, y con sus votos pueden tolerar un Gobierno minoritario sociadem¨®crata.
El fantasma de los verdes recorre la RFA, donde se teme que el pa¨ªs se haga ingobernable el d¨ªa en que lleguen al Parlamento federal (Bundestag) con sus exigencias intransigentes e innegociables de rechazo absoluto de la energ¨ªa nuclear y del estacionamiento de armas at¨®micas.Al principio, no les tomaron en serio. No se pod¨ªa esperar mucho de un conglomerado heterog¨¦neo que abarcaba desde lesbianas hasta vegetarianos, viejos militantes de grupos reaccionarios de derecha y ex mao¨ªsta , pastores protestantes opuestos a las centrales nucleares y ex combatientes de las barricadas de 1968.
Los profesionales de la pol¨ªtica los trataban con una amable sonrisa entre la conmiseraci¨®n y el desprecio. El sistema establecido parec¨ªa segur¨® y confiado en la barrera infranqueable del 5%, que frena los intentos de todo grup¨²sculo que intente instalarse en un Parlamento de la RFA. Los socialdem¨®cratas pod¨ªan seguir aprovech¨¢ndose del voto ¨²til de todos aquellos descontentos con la pol¨ªtica del partido en el poder, pero que les votaban porque todo voto a la izquierda del SPD era un voto perdido.
La oposic¨®n extraparlamentaria de finales de los sesenta estall¨® en mil pedazos. Unos agarraron la metralleta y la bomba para intentar aplicar la guerrilla urbana tupamara. Otros se sumaron a la larga marcha a trav¨¦s de las instituciones, que predicaba Rudi Dutschke; y la mayor¨ªa quedaron presos en ella con el poster del Che Guevara en el cuarto de estar y el sueldo puntual cada mes.
Una cultura alternativa
Algunos hicieron carrera en la socialdemocracia y recordaban, con una mezcla de nostalgia y cinismo, los d¨ªas de 1968, las marchas por el final de la guerra de Vietnam y las manifestaciones contra Springer.Una nueva generaci¨®n surgi¨®. Las fotos de 1968 se convirtieron en piezas de museo. En una f¨¢brica de Berl¨ªn Oeste, convertida hoy d¨ªa en centro de la cultura alternativa, se hizo, con motivo del d¨¦cimo aniversario, una exposici¨®n de fotos y recortes de peri¨®dicos de aquellos d¨ªas. Rudi Dutschke, objeto de museo para contemplaci¨®n de j¨®venes punks, de una nueva generaci¨®n que pasa y convierte en lema de su vida el "Tierra, p¨¢rate, que quiero apearme".
Milan Horacek, un exiliado de la primavera de Praga que actual mente es concejal de los verdes en el Ayuntamiento de Francfort, recuerda un viaje a Roma, en 1976, con Rudi Dutschke; una fiesta en casa de Jiri Pelikan, otro exiliado checo, hoy diputado socialista en el Parlamento europeo. En Roma se reunieron comunistas italianos j¨®venes socialistas alemanes (jusos) y tambi¨¦n estaba all¨ª, casual mente, Adam. Mchinik, el polaco del Comit¨¦ de Autodefensa Social (KOR), que hoy est¨¢ encarcelado en Polonia. Era la izquierda perdida de 1968 tanto de un lado como del otro del tel¨®n de acero.
Horacek recuerda que "m¨¢s tarde, cuando Adam regres¨¦ a Polonia y le detuvieron una vez m¨¢s, pusimos en marcha los llamamientos de solidaridad y las campa?as para conseguir su libertad. Rudi dijo que ten¨ªamos que pensar en organizar un partido. Rudi Dutschke estaba convencido de que despu¨¦s de las experiencias de los setenta, con las fundaciones de toda clase de partidos marxistas-leninistas, mao¨ªstas o trotskistas, todos acababan disueltos o en busca de nuevas formas de trabajo pol¨ªtico
A mediados de los setenta, la discusi¨®n se centr¨® en la b¨²squeda de un partido socialista libre, independiente y no dogm¨¢tico. Dutschke muri¨® accidentalmente el d¨ªa de Nochebuena de 1979, en su casa de Dinamarca, cuando preparaba las maletas para trasladarse a Bremen, donde "la lista verde y alternativa para la democracia y el medio ambiente" hab¨ªa conseguido el milagro de un 6,5% de votos y saltar la barrera que le permit¨ªa entrar en el Parlamento de la ciudad. Rudi muri¨® con el sue?o de conseguir la s¨ªntesis de socialismo y libertad. Por aquel tiempo, en las librer¨ªas de viejo se registraba ya el fen¨®meno de que muchos ofrec¨ªan, a precios de saldo, El Estado y la revoluci¨®n y las obras completas de Lenin, junto con las de Marx y Engels, compradas diez a?os atr¨¢s en una librer¨ªa de Berl¨ªn Este a precios subvencionados por el socialismo real. Paralelamente, en las listas de libros m¨¢s vendidos aparec¨ªan los de Crecimiento cero, Se expolia un planeta, Global 2000 y otros temas relacionados con la ecolog¨ªa y el pacifismo.
Centrales nucleares, no
Se crearon iniciativas c¨ªvicas contra las centrales nucleares, la contaminaci¨®n de los r¨ªos o la destrucci¨®n del paisaje por el cemento. Los pol¨ªticos se re¨ªan todav¨ªa de los chalados que se manifestaban en bicicleta al lado de agricultores que sacaban a la calle los tractores para protestar contra un cementerio at¨®mico o la construcci¨®n de una central nuclear.En un primer momento hab¨ªa un componente folkl¨®rico que todav¨ªa perdura. Un grupo de verdes que Hesse present¨® a las elecciones en 1978 con otro resto de 1968, Daniel Cohn-Bendit, de quien dec¨ªan "ser¨ªa el futuro ministro del Interior". El resultado fue catastr¨®fico, y los tres grupos verdes, bajo las siglas de GLH, GLA y GLU, sumaron en total s¨®lo un 2% de votos.
Cuatro a?os despu¨¦s, el pasado 26 de septiembre, los verdes crecieron hasta un 8%, que ha borrado la. sonrisa de la cara de los pol¨ªticos del sistema. La sensibilizaci¨®n de la poblaci¨®n ante los problemas ecol¨®gicos y el miedo a una guerra at¨®mica son los soportes ideol¨®gicos que permitieron el desarrollo de los verdes en la Rep¨²blica Federal de Alemania.
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