El Parlamento polaco se dispone a enterrar jur¨ªdicamente al sindicato Solidaridad
La aprobaci¨®n de la nueva ley sindical en Polonia, que debe ser votada ma?ana s¨¢bado en el Parlamento (Sejm), significa el fin jur¨ªdico de Solidaridad, la organizaci¨®n presidida por Walesa, que cuenta con diez millones de afiliados de una poblaci¨®n activa cercana a los quince, y el aumento de la tensi¨®n entre el r¨¦gimen militar del general Wojciech Jaruzelski y la sociedad, lo que ha provocado que el primado Jozef Glemp haya anulado su visita a Roma y EE UU porque "es recomendable mi permanencia en el pa¨ªs en estos momentos".
Las autoridades esperan movilizaciones populares de protesta, y as¨ª Varsovia amaneci¨® ayer con numerosos controles de la milicia (ZOMO), cuyo aniversario, as¨ª como el de la polic¨ªa pol¨ªtica (SB) fueron ampliamente conmemorados el pasado mi¨¦rcoles con asistencia del general Jaruzelski.El r¨¦gimen polaco no desea dejar nada al azar y cuenta con la eventualidad de que Lech Walesa, encarcelado desde el 13 de diciembre de 1981, pudiera ser galardonado el pr¨®ximo d¨ªa 13 con el Premio Nobel de la Paz, lo que ser¨ªa una oportunidad para manifestaciones callejeras a?adida a la previsible protesta por la nueva ley sindical. De esta forma, se comenta oficiosamente, el l¨ªder obrero y su familia obtendr¨ªan permiso para trasladarse a Suecia a recibir el premio.
Sin embargo, es el terna de los nuevos sindicatos, que entrar¨¢n en vigor a partir del pr¨®ximo 31 de diciembre, el tema inmediato de preocupaci¨®n para las autoridades, cuyo plan de normalizaci¨®n no ha dado resultados.
El prop¨®sito de acabar con la organizaci¨®n de Walesa, y de manera especial con las corrientes pol¨ªticas que se debaten en su seno por medio de nuevas organizaciones sindicales, carece en estos momentos de futuro.
Ya en noviembre de 1979, el consejero de Solidaridad, Adam Michnik, actualmente encarcelado en Bialoleka, coment¨® a este enviado especial de EL PA?S que el movimiento sindical libre polaco utilizar¨ªa como estrategia "introducirse en los sindicatos oficiales y dinamitarlos desde dentro. Esto ya lo conocen ustedes en Espa?a".
Un r¨¢pido an¨¢lisis comparativo entre el proyecto de ley sindical anterior, en el que particip¨® Solidaridad, que, sin embargo, critic¨® ¨¢speramente algunos de sus aspectos, con algunos detalles filtrados a Occidente de la nueva ley ofrece un panorama suficientemente esclarecedor sobre las intenciones de Jaruzelski.
El texto anterior sobre los derechos sindicales en Polonia establec¨ªa la fundaci¨®n libre de sindicatos sin autorizaci¨®n previa.
Ha sido, sin duda alguna, el derecho de huelga arrancado por Solidaridad a las autoridades polacas el hecho m¨¢s significativo y de mayor trascendencia para la Europa del Este. La nueva legislaci¨®n reduce este derecho. La reivindicaci¨®n obrera por mediaci¨®n del paro se perder¨¢ en una mara?a burocr¨¢tica de comit¨¦s y asesor¨ªas, frente a la legislaci¨®n prevista anteriormente, que establec¨ªa el derecho de huelga una vez votada por la mayor¨ªa de los obreros, autorizada por la direcci¨®n del sindicato y comunicada a la Administraci¨®n con siete d¨ªas de antelaci¨®n. Este proyecto autorizaba incluso las huelgas de solidaridad con otras empresas y el paro de advertencia.
La idea de atomizar los sindicatos -uno por unidad de producci¨®n- es claramente antit¨¦tica al proyecto del a?o pasado, en el que los sindicatos ten¨ªan alcance nacional e incluso el derecho a establecer an¨¢lisis laborales y econ¨®micos y elevarlos directamente al Parlamento para su discusi¨®n. Evidentemente esta parcelaci¨®n trata de impedir la acci¨®n pol¨ªtica a gran escala e imposibilita el derecho a la libre impresi¨®n de boletines y captaci¨®n de miembros autorizado en el antiguo proyecto.
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