Castilla-Le¨®n, tan falta de conciencia auton¨®mica como de perspectivas de progreso industrial y agrario
Cuando en el a?o 76 se abre el proceso de las autonom¨ªas, la meseta se encuentra en una situaci¨®n parad¨®jica que Julio Valde¨®n, decano de la facultad de Geograf¨ªa e Historia de la Universidad de Valladolid, explica muy bien: "El Estado centralista ha oprimido durante muchos a?os a las comunidades perif¨¦ricas y ha utilizado para ello instrumentos castellanos, entre otros el idioma., Castilla ha estado muy unida a la idea de Espa?a, a la creaci¨®n y al hundimiento del imperio. Cuando surgen los movimientos auton¨®micos, Castilla no tiene argumentos tan claros como Catalu?a o el Pa¨ªs Vasco. Aqu¨ª la idea auton¨®mica no nace per se, sino como rechazo, como contestaci¨®n a las otras. Ha sido una autonom¨ªa defensiva".Y sin embargo, la verdad dista mucho de explicar la historia de Castilla-Le¨®n como la de una comunidad que ha explotado sistem¨¢ticamente a otras. Hoy esta regi¨®n tiene dos millones y medio de habitantes, pr¨¢cticamente los mismos que en tiempos de Felipe II. Mientras en lo que va de siglo la poblaci¨®n espa?ola ha pasado a ser m¨¢s del doble, en la cuenca del Duero apenas ha variado. En los ¨²ltimos treinta a?os han emigrado un mill¨®n de castellano-leoneses a Madrid, al Pa¨ªs Vasco, a Catalu?a, a Francia o a Alemania. S¨®lo la crisis en otras zonas ha conseguido detener la marcha de los castellano-leoneses a otros lugares.
Pero nada de esto sirve de alimento a una autonom¨ªa que da la impresi¨®n de haber sido creada artificialmente y de no haber tenido a su servicio a pol¨ªticos de categor¨ªa. Una vuelta por Castilla-Le¨®n revela que los sentimientos provincialistas son aqu¨ª m¨¢s fuertes que el regionalista. Muchos leoneses no quieren vivir la aventura auton¨®mica con Castilla, porque se consideran cosa aparte. "Valladolid nos come" fue el eslogan que, para impulsar la autonom¨ªa uniprovincial de Segovia, utiliz¨® el centrista Modesto Fraile, que, por cierto, se presenta ahora como n¨²mero uno en la lista de AP, partido que ha defendido siempre la integraci¨®n de la provincia en CastillaLe¨®n. Los problemas para fijar la capital (finalmente, Tordesillas) y el espect¨¢culo de una Asamblea itinerante, recorriendo para sus reuniones las capitales de provincia por orden alfab¨¦tico, terminan de definir hasta qu¨¦ punto priman los sentimientos provincialistas. Villalar, lugar de encuentro anual del sentimiento regional, ha fracasado, y hasta el color de la bandera, morado o rojo-carmes¨ª, ha servido como desuni¨®n.
De la debilidad de esta autonom¨ªa da imagen clara lo que ocurri¨® en Pe?afiel con ocasi¨®n de la visita de Jordi Pujol a la regi¨®n. En un bar de Pe?afiel, su presencia fue tan celebrada por los parroquianos domo ignorada la de Garc¨ªa Verdugo, presidente castellano. Fue el propio Jordi Pujol quien tuvo que decirles que agradec¨ªa las atenciones demostradas, pero que ese se?or que le acompa?aba tambi¨¦n las merec¨ªa, porque era el presidente de su comunidad auton¨®mica.
En definitiva, hasta ahora el proceso preauton¨®mico s¨®lo ha servido para crear desuni¨®n. La derecha ha saboteado las iniciativas de la izquierda, que a su vez ha temido siempre a la autonom¨ªa como un posible nuevo refugio de caciquismo. Y las provincias se han mirado unas a otras con desconfianza.
Un campo empobrecido
Y, a pesar de todo, son muchas las fuerzas castellanas que claman por una autonom¨ªa efectiva. Mart¨ªn Calabaza, presidente de AEPA, una de las m¨¢s fuertes organizaciones agrarias, cree necesario un Gobierno auton¨®mico fuerte: "Los problemas del campo hay que estudiarlos desde cerca, y eso s¨®lo lo puede hacer un Gobierno aut¨®nomo". Los problemas del campo en la cuenca del Duero los resume en unos pocos datos: un endeudamiento que pasaba de los 1.400 millones a 31 de diciembre del a?o pasado, y que la sequ¨ªa ha tenido que incrementar en otros doscientos, lo que supone que de cada cien pesetas que produzca un agricultor este a?o, deber¨¢ 75. Una edad media en el empresario agr¨ªcola de 58 a?os. Una sucesiva despoblaci¨®n del campo, donde hace veinte a?os viv¨ªa el 72,7% de la poblaci¨®n total de la regi¨®n y ahora s¨®lo queda el 47,7%. Y una absoluta falta de comercializaci¨®n: "Ese es el gran problema de nuestro campo. Aqu¨ª nacen los corderos o los lechones; nos los compran los vascos y los catalanes, los cr¨ªan en sus cebaderos y nos los devuelven adultos o ya convertidos en embutidos".
Gerardo Garc¨ªa, presidente de la Uni¨®n de Campesinos Leoneses, en los ¨²ltimos tiempos ligada al PSOE, propone soluciones parecidas e incluye el acceso de los campesinos al control de las cajas de ahorro: "Pero es preciso que la presumible nueva mayor¨ªa modifique el proyecto de Estatuto y saque adelante un nuevo texto que tenga en cuenta las caracter¨ªsticas predominantemente rurales de la regi¨®n y aporte soluciones".
La industria, como en todas partes
Y mientras el campo se despuebla, el paro empieza a alcanzar a quienes hab¨ªan confiado en la industria como salida hacia una mejor calidad de vida. Castilla-Le¨®n no es una regi¨®n industrial, pero s¨ª hay importantes empresas en Valladolid (de FASA-Renault vive la cuarta parte de la ciudad), Burgos y Palencia, y algunas otras diseminadas por el resto de la regi¨®n. Pablo Caballero, vicepresidente de la Confederaci¨®n de Empresarios del Centro de Espa?a (COECE), es pesimista al analizar la situaci¨®n: "Yo soy gerente de una empresa de transportes, y ¨¦ste es el mejor term¨®metro para conocer la actividad de los distintos sectores empresariales. Aqu¨ª, los dos primeros a?os de la crisis se pasaron bastante bien, pero. desde hace a?o y medio se ha disparado, y el ¨ªndice del crecimiento del paro ha superado el nacional".
Para el vicepresidente de la COECE, las perspectivas no son optimistas: "La COECE responde precisamente a un intento de organizaci¨®n de los empresarios del centro de Espa?a, porque nos encontramos con que otras regiones han organizado su autonom¨ªa y tienen un instrumento del que nosotros carecemos. Y se nos avecina un futuro con un Gobierno de izquierdas que no es lo mejor que puede esperar un empresario, por que las izquierdas no han procura do desarrollo econ¨®mico en ninguna parte. Y adem¨¢s a nuestra autonom¨ªa, d¨¦bil como ninguna, se le viene el problema a?adido de un posible Gobierno de izquierdas en Madrid y un Gobierno auton¨®mico de derechas, lo que tampoco facilitar¨ªa las cosas". Y se lamenta: "Aqu¨ª ni hemos tenido autonom¨ªa ni hombres para la autonom¨ªa., y bien caro que nos va a costar. El mejor ejemplo est¨¢ en la energ¨ªa. Esta regi¨®n produce casi el cu¨¢druplo de la energ¨ªa que necesita, y eso no nos luce nada".
En efecto, por los excedentes de energ¨ªa Castilla-Le¨®n recibe un canon que va a las diputaciones y del que muy dif¨ªcilmente podr¨ªa decirse que compensa el verdadero valor de la energ¨ªa. Ese es el gran argumento de quienes defienden que esta regi¨®n debe clasificarse entre las explotadas, y un agravio permanente que sale a relucir de cuando en cuando, como respuesta a ataques procedentes de otros lugares: "Les cortamos la luz y ya est¨¢", se dice cuando se sabe de alg¨²n ataque de un pol¨ªtico vasco a Castilla. La soluci¨®n que se propone es que, como en otras partes, se pague el transporte de la energ¨ªa el¨¦ctrica, lo que supondr¨ªa que aqu¨ª la luz costara menos, con segura repercusi¨®n en la instalaci¨®n de industrias en la zona. Pero tampoco el expolio de la energ¨ªa sirve como argumento para favorecer una solidaridad auton¨®mica en esta regi¨®n. Le¨®n, Zamora y Salamanca son especialmente ricas en energ¨ªa, y el ¨²nico personaje que p¨²blicamente ha reclamado mayores beneficios por la electricidad, el salmantino Ignacio de la Mora, creador del nuevo partido Bloque Agrario, es partidario de la autonom¨ªa leonesa independiente de Castilla.
Para Juan Antonio Ar¨¦valo, presidente regional del PSOE, no cabe duda de que la carencia de una autonom¨ªa s¨®lida coloca a la regi¨®n en inferioridad".
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