No ha sido nunca un festival
El de Valladolid no ha sido nunca un festival. Es mucho m¨¢s frecuente la imagen del modesto y desconocido director, que llega con la pel¨ªcula bajo el brazo a buscar las correspondientes acreditaciones, que la de la actriz o el realizador agasajado a bombo y platillo. Hace ya a?os que un miembro del comit¨¦ de direcci¨®n lo explic¨® claramente en la recepci¨®n oficial: "Valladolid prefiere gastarse el poco dinero que tiene en editar un libro m¨¢s u organizar un ciclo, que de otra forma no llegar¨ªan nunca a los cineastas espa?oles, que programar fiesta s o invertir millones para contar con la presencia de personajes populares; sabemos que por esta l¨ªnea se va a hablar menos de nuestro festival, pero no importa, porque, sobre todo, nos interesa el cine".Pese a estos criterios -ha habido directores que no acudieron a Valladolid porque sus peticiones escapaban a lo presupuestado-, la Seminci es un punto de cita anual de los cin¨¦filos. Curiosamente, escasean o no aparecen los distribuidores en la misma proporci¨®n que abundan los realizadores desconocidos, que presentan su primer largometraje y lo viven con los l¨®gicos nervios del deb¨², o los directores independientes, que traban aqu¨ª los primeros contactos con personas que, en otros pa¨ªses, se enfrentan a los mismos problemas. "Alg¨²n d¨ªa el cine independiente e involuntariamente marginal tendr¨¢ que hacerle un homenaje a este festival", comentaba uno de ellos.
Este fin de semana, sin embargo, la concentraci¨®n de personalidades es m¨¢s densa que nunca, quiz¨¢ por la falta de competencia de otras muestras, empe?adas en a?os pasados en arrebatar como fuera a Valladolid directores, actrices, actores, cr¨ªticos y periodistas. Los Encuentros sobre Edgar Neville han tra¨ªdo a Valladolid a Conchita Montes, Antonia Colom¨¦, Rafael Alonso, Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, Alvaro Armero, Florentino Hern¨¢ndez y un largo etc¨¦tera. Todos ellos hablan sobre la personalidad cinematogr¨¢fica y humana del autor de El baile y sobre la vigencia de su obra. Expectaci¨®n despert¨® la proyecci¨®n de la pel¨ªcula lusitana Gestos y fragmentos, que constituye una reflexi¨®n en torno a las relaciones entre los militares y el poder y que se basa en la experiencia de la revoluci¨®n de los claveles y su evoluci¨®n.
Susan Ray, viuda de Nicholas Ray, ha sido uno de los focos de atenci¨®n de los semanistas. Preside el jurado internacional que elegir¨¢ al filme galardonado con la Espiga de Oro, y lleg¨®, a Valladolid un d¨ªa antes de que se iniciara la muestra, con la obra p¨®stuma de su marido, Nunca volveremos a casa, bajo el brazo. La guarda como una reliquia y ha permitido que se proyecte muy pocas veces. La realizaci¨®n del ciclo sobre cine independiente americano y la idiosincrasia de la Seminci fueron determinantes a la hora de asegurar su presencia. Junto a ella ha acudido un grupo de directores estadounidenses que han hecho sus filmes en las condiciones m¨¢s precarias y que tienen en Valladolid un magn¨ªfico trampol¨ªn para dar a conocer sus obras. Muchos de ellos participan en los coloquios que se organizan todas las noches en torno a una pel¨ªcula concreta.
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