El caso Tejero
Es muy grave el tratamiento que se ha hecho del teniente coronel Tejero. Porque si alcanza un esca?o hay el peligro de que, una sobreexcitaci¨®n de sus fuerzas nerviosas y cerebrales durante el primer discurso que haga defendiendo la paella pueda fulminarlo.Tejero es hoy el ¨²nico espa?ol no perplejo. Hasta sus valedores deben estar secretamente admirados de la carrera que se puede hacer en Espa?a con una pistola en la mano. Pero el motivo est¨¢ en que no naci¨® para pistolero, sino para c¨®mico, lo que lleva ladinamente a sus secuaces a querer situarlo en el hemiciclo.
Sabemos, que en la lucha contra la tonter¨ªa, los hombres m¨¢s dulces y moderados terminan por ser brutales. Esto es lo que debemos evitar por todos los medios. Y el procedimiento es el de elevar a Tejero a obra de arte, pues que Tejero no es exactamente un guardia civil, sino un guardia civil visto en los espejos del Callej¨®n del Gato, un esperpento, el cual tiene esa latitud tr¨¢gica que no tiene, por ejemplo, el adefesio. Elev¨¢ndolo a obra de arte no se cumplir¨¢ la sentencia de que ante los argumentos est¨²pidos siempre se sufre m¨¢s de lo que tales argumentos quieren hacernos sufrir.
Entrar a juzgar el hecho de que esta criatura pueda pasar de la trena al trino parlamentario, despu¨¦s de lo que hizo, no tiene sentido, y ser¨ªa tanto como aceptar el envite de quienes procuran por todos los medios desequilibrar el sistema democr¨¢tico.
( ... ) Estoy convencido de que Tejero querr¨ªa razonar en el Congreso, con lo que estar¨ªa perdido. Tejero, que es un inocente, se har¨ªa malo en una situaci¨®n as¨ª. Hoy por hoy, las tres o cuatro ideas ben¨¦ficas que ha popularizado -la idea de la paella, la idea de la fabada, la idea de la mujer espa?ola- le hacen la vida lo bastante agradable como para soportarla en su no tan estrecha celda. Sin embargo, encontrarse de repente en un esca?o ser¨ªa para ¨¦l como un terremoto y tendr¨ªa que actuar como se act¨²a despu¨¦s de los terreinotos, cuando los viejos linderos quedan borrados y la tierra tiene otra configuraci¨®n. Se ver¨ªa condenado a vagar por un mundo remoto.
Por otra parte, no sabe Tejero la gente que iba a encontrarse en el hemiciclo. Cierto que ya estuvo, pero no el tiempo suficiente para trabar amistades seguras. Los diputados son lobos con piel de oveja y todos piensan mal de todos, y adem¨¢s lo dicen. El fairplay de Tejero no carg¨¢ndose por lo menos a veinticuatro cuando entr¨® all¨ª a esperar a un elefante no encontrar¨ªa correlaci¨®n alguna con el trato que iban a otorgarle las atroces se?or¨ªas. Le convertir¨ªan en el chico del ¨²ltimo esca?o adiestr¨¢ndole p¨¦rfidamente en el voto electr¨®nico para que votase siempre con los comunistas. (...)
16 de octubre
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