El ¨²nico cambio: salario, empleo y Gobierno obrero
Seg¨²n el autor de este art¨ªculo, el programa del PSOE no puede realizar el cambio que promete. Para el Partido Socialista de los Trabajadores es necesario realizar expropiaciones sobre la banca para obtener los fondos que establecer¨¢n un salario m¨ªnimo de 45.000 pesetas y una jornada laboral de 35 horas semanales.
Es indiscutible; el tema de esta campa?a electoral es el cambio. Transformado en t¨¦rminos pol¨ªticos significa: PSOE. Desde AP hasta el PCE, desde CiU hasta Herri Batasuna, desde la CEOE hasta CC OO, todos tienen como punto de referencia al binomio cambio-PSOE. Nosotros, el Partido Socialista de los Trabajadores, no somos una excepci¨®n, y no lo somos porque es incuestionable que las clases populares quieren el cambio.Son ya, desde el 15-J, siete a?os de Gobiernos de la UCD. Disminuci¨®n del poder adquisitivo de los salarios, 2.069.000 parados, expedientes de crisis, restricci¨®n de las libertades (ley de Defensa de la Constituci¨®n, ley Antiterrorista), colza, OTAN... y un largo y triste etc¨¦tera son las realizaciones que nos puede presentar la UCD. Con este bagaje, lo normal es pedir el cambio.
La esperanza de muchos se ha concentrado en el PSOE, y no me refiero a los m¨²ltiples tr¨¢nsfugas de los ¨²ltimos y pen¨²ltimos momentos, que buscan cobijarse al calor de los puestos, sino a millones de trabajadores que piensan que los socialistas van a mejorar la situaci¨®n.
Cambiar es modificar realmente las condiciones de vida de la clase obrera y la juventud. Y eso el PSOE no lo va a hacer. Por si exist¨ªan dudas, el programa socialista, presentado el 17 de septiembre, ha despejado interrogantes. En todos los puntos clave el PSOE no ofrece el cambio; la preocupaci¨®n b¨¢sica del programa presidencial de Felipe Gonz¨¢lez es complacer a los consejos de administraci¨®n de la gran banca, a las sacrist¨ªas y a los cuartos de banderas.
Me gustar¨ªa poder desarrollar punto a punto los temas b¨¢sicos de salario, educaci¨®n, sanidad, pol¨ªtica industrial y energ¨¦tica, bases, OTAN; sin embargo, ni el objeto ni la longitud del art¨ªculo lo permiten; voy a centrarme en un solo punto, que ejemplifica toda la orientaci¨®n: el paro.
Paro y empresarios
Nadie duda en se?alar que el paro es la gran preocupaci¨®n de los trabajadores; por eso todos los programas electorales -incluso los de AP, UCD y CDS, responsables directos del desempleo- dicen combatirlo. El PSOE tiene una n¨ªtida pol¨ªtica: favorecer a los empresarios para que inviertan; las medidas propuestas se acoplan a esta m¨¢xima: reducci¨®n de la cotizaci¨®n empresarial a la Seguridad Social en seis puntos, contratos a tiempo parcial y en pr¨¢cticas, flexibilidad en la contrataci¨®n, etc¨¦tera. Como dice el PSOE en su programa, "el sector empresarial ha sido, y tendr¨¢ que seguir siendo en el futuro, un importante protagonista de la actividad econ¨®mica". Verdaderamente, pretender resolver el problema del paro apelando a los patronos es como pedir a Tejero que derroque a Pinochet.
Una pol¨ªtica de cambio supone poner en primer t¨¦rmino las necesidades m¨¢s acuciantes y buscar los medios para resolverlas. El Partido Socialista de los Trabajadores ha levantado un programa preciso para ello, que ser¨ªan nuestras primeras propuestas a las nuevas Cortes Generales: salario m¨ªnimo de 45.000 pesetas, distribuci¨®n del trabajo existente entre la mano de obra disponible, reducci¨®n de la jornada laboral (35 horas) sin disminuci¨®n de salario y plan de Obras P¨²blicas que d¨¦ trabajo a los parados. Posiblemente se nos diga que est¨¢ bien, pero, ?de d¨®nde se saca el dinero para hacerlo? Tiene que salir de quien lo tiene, de esos que en plena ¨¦poca de crisis y austeridad han visto incrementarse sus beneficios, de los grandes bancos, cuyos activos superan el presupuesto general del Estado (es bueno recordar que mientras los menos ganaban -la participaci¨®n de los beneficios de la empresa privada en la renta nacional ha pasado desde el 42,6% en 1978 hasta el 44% en 1981 -, los m¨¢s perd¨ªan -la participaci¨®n de los salarios en la renta ha disminuido desde el 55,2% hasta el 53,6% en el mismo per¨ªodo). Ah¨ª est¨¢n los fondos econ¨®micos para cambiar la situaci¨®n. Hace falta expropiarles; ¨¦se es el verdadero inter¨¦s de la mayor¨ªa, ¨¦sa es una pol¨ªtica de cambio y no la defendida por Felipe.
Para concretar este cambio es necesario un Gobierno de ruptura, un Gobierno de los trabajadores, sin compromisos con militares ni capitalistas, un Gobierno que cuente con el respaldo de la aut¨¦ntica mayor¨ªa natural la clase obrera, para as¨ª acometer un verdadero programa de cambio, un programa de soluciones obreras y democr¨¢ticas.
Los trabajadores ya conocen suficientemente a los Fraga, Su¨¢rez o Lavilla como para votarlos. Sin embargo, el voto al PSOE y PCE ya sabemos para qu¨¦ nos sirvi¨®; ellos han utilizado los votos que les dio la clase obrera para entregarlos a la burgues¨ªa a trav¨¦s de los diversos pactos econ¨®micos y pol¨ªticos que han protagonizado. Los resultados de esos pactos miden la utilidad del llamado voto ¨²til. Para imponer el cambio que precisan los trabajadores es necesario constituir una nueva alternativa obrera, en torno a la cual hoy pueden unirse miles de trabajadores que no quieren seguir cargando con el peso de la crisis capitalista ni m¨¢s concesiones a la patronal.
Esa es la raz¨®n de la presentaci¨®n en 46 provincias de las candidaturas del Partido Socialista de los Trabajadores; candidaturas que, durante su elaboraci¨®n, se abrieron a todos los trabajadores para que por ellas expresaran sus aspiraciones y luchas. Pretenden ser el polo de reagrupamiento de quienes quieren un cambio real y no esperan que ¨¦ste venga de manos de quienes han permitido llegar a los dos millones de parados.
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