La pol¨ªtica salarial y la reactivaci¨®n de la econom¨ªa empresarial, dos grandes retos para 1983
El martes pasado, de manera imprevista, el presidente de la Rep¨²blica, Fran?ois Mitterrand, se desplaz¨® por unas horas a Burdeos para visitar una din¨¢mica empresa privada. Ante los dirigentes y empleados manifest¨®: "Hay que reconquistar el mercado interior y el exterior. Conozco las dificultades de la empresa privada y me ocupo personalmente para que se superen". Pocos d¨ªas antes, el ministro de Solidaridad Nacional, Pierre Beregovoy (se cita como futuro jefe de Gobierno), en una emisi¨®n radiof¨®nica se expres¨® en los siguientes t¨¦rminos: "No se puede hacer pol¨ªtica social sin una pol¨ªtica econ¨®mica pr¨®spera". Exactamente esta misma frase la pronunciaba en Lyon el representante en esta ciudad de la patronal francesa. Este mismo personaje, para combatir a los socialistas, so?aba para Francia con "un Ej¨¦rcito de verdad, como el espa?ol".En poco m¨¢s de un a?o, en efecto, el Gobierno socialista ha modificado sus esquemas a prop¨®sito de la vida econ¨®mica del pa¨ªs en general, y de los patronos en particular. La pol¨ªtica de relanzamiento del consumo, practicada hasta el pasado mes de junio, tuvo que ser reemplazada por el bloqueo de precios y salarios con el fin de calmar la inflaci¨®n. Y la t¨¦cnica de la presi¨®n sobre las empresas (una semana m¨¢s de vacaciones anuales, una hora menos de trabajo semanal pagada, impuesto sobre la fortuna, recortado ahora, fiscalidad suplementaria) ha sido sustituida por un neorrealismo, que expresaba d¨ªas pasados el ministro del Plan, Michel Rocard: "No se distribuye lo que no se ha producido. La riqueza de las empresas y la de la naci¨®n son cantidades limitadas. Todo servicio gratuito tiene un coste. No hay tesoro escondido, ni en las empresas, ni en los bancos, ni en las arcas del Estado".
Salarios e inflaci¨®n
De inmediato, el Gobierno socialista encarrila una etapa delicada: la salida falsa del bloqueo de precios y salarios. En principio, esa salida debe ser progresiva; es decir, arbitrada por los responsables, pero negociada sobre el terreno por los representantes patronales y sindicales. La dificultad es triple: el Gobierno no quiere de ninguna manera comprometer sus posibilidades de lucha contra la inflaci¨®n. Los sindicatos, en ramos diversos, ya amenazan con huelgas si el poder adquisitivo es amenazado. Y la patronal no apuesta m¨¢s que por la libertad de precios.
Los patronos representan la baza imprescindible y que a¨²n no han conquistado los socialistas. El lenguaje de Mitterrand y de los responsables m¨¢ximos de la Administraci¨®n ha cambiado. Aquello de romper con el capitalismo se recuerda hoy como un lema arcaico de los tiempos de la uni¨®n de la izquierda en la oposici¨®n.
A pesar de esto y de las buenas disposiciones del Gobierno con el empresariado privado, la reconciliaci¨®n entre este ¨²ltimo y el socialismo a la francesa no se ha consumado.
En Francia dos millones de empresas del sector privado emplean a doce millones de. personas. El pr¨®ximo d¨ªa 14 de diciembre, en las inmediaciones de Par¨ªs, el Centro Nacional de la Patronal Francesa (CNPF) celebrar¨¢ unos estados generales, bajo el lema gen¨¦rico La empresa, en peligro, que no hace m¨¢s que reflejar el ¨¢nimo que le inspira el mitterrandismo al mundo del dinero. El presidente del CNPF, Yvon Gattaz, se entrevista frecuentemente con el primer miinistro, Pierre Mauroy, y con Mitterrand. Pero a pesar de este di¨¢logo permanente y de las buenas intenciones manifestadas por todos, Gattaz, machac¨®n, pregona un d¨ªa y otro que "la debilidad constante de las empresas conduce a Francia a la ruina", y que en los pr¨®ximos meses 'aumentar¨¢n a¨²n las quiebras y, en consecuencia, el n¨²mero de parados".
Aumento del paro
Una encuesta p¨²blica reciente dice que el 53% de los empresarios del pa¨ªs estima que la situaci¨®n econ¨®mica les obligar¨¢ a reducir sus efectivos a lo largo de los seis pr¨®ximos meses. S¨®lo el 3% piensa que va a contratar personal nuevo. El primer ministro, Mauroy, afirma que "caminamos hacia una estabilizaci¨®n del paro" (dos millones largos actualmente). Los economistas no oficiales, con unanimidad, prev¨¦n un aumento del paro en 1983 de 15.000 personas mensuales en el mejor de los casos.
En resumen, al iniciar su gesti¨®n, en 1981, los socialistas pretend¨ªan hacer una pol¨ªtica econ¨®mica francesa contra los patronos. Hoy, por el contrario, desear¨ªan hacerla con ellos.
"Pero ya es tarde", respond¨ªa la Asamblea Permanente de las C¨¢maras de Comercio y de la Industria (APCCI), reunida en asamblea general el pasado fin de semana, estimando igualmente que no se puede conseguir un crecimiento equilibrado "acusando, expl¨ªcita o impl¨ªcitamente, a los jefes de empresa de saboteo de la econom¨ªa y espoli¨¢ndoles al mismo tiempo el fruto de su trabajo; apuntando a los comerciantes como a los responsables de la carest¨ªa de la vida; a los industriales, como a los responsables del desempleo, y a los servicios, como agentes principales de la inflaci¨®n".
En este clima de desconfianza persistente, los responsables oficiales entrev¨¦n "una actitud pol¨ªtica visceralmente hostil. Pero, a pesar de los errores que se hayan podido cometer, ya se anuncian resultados, que el tiempo del que disponemos confirmar¨¢ altamente. Es cierto, sin embargo, que se ha creado una atm¨®sfera de protesta o descontento sin base fundada. Quiz¨¢ porque nosotros no hemos sabido explicarnos", nos comentaba el diputado de la mayor¨ªa socialista Pierre Guidoni.
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